Nota de Sin embargo.
La escaramuza mediática que protagonizó el fin de semana
pasado el Presidente Enrique Peña Nieto motiva muchas preguntas:¿Quién o
quiénes están asesorando al mandatario federal en materia de protocolo y de su
agenda?, ¿quién o quiénes están detrás y por qué no son capaces de prevenir y
atajar las crisis que EPN ha venido sumando en los medios nacionales e
internacionales?
Desde la campaña rumbo a la Presidencia de la República, en
2012, y en estos primeros 66 días de su administración en Los Pinos, el
mexiquense ha cometido yerros que han sido criticados en la prensa y,
particularmente, por los usuarios de las redes sociales, donde difícilmente se
puede esconder información.
Esos gazapos son atribuidos a la supuesta falta de conocimiento de Peña Nieto en temas que, para la mayoría de los protagonistas de la política nacional, son de primer año: desde no poder pronuncias los nombres de tres libros que haya leído hasta la más reciente, la del 17 de enero pasado, cuando no supo qué significan las siglas IFAI (Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos). Sin embargo, hasta ahora sus tropiezos habían caído directo en la canasta del desconocimiento. Pero lo que ocurrió el fin de semana pasado es diferente. Diversos medios, entre ellos SinEmbargo, consignaron que el Presidente salió el viernes por la noche hacia Punta Mita, Nayarit, para pasar ahí el fin de semana con su familia.
Lo hizo el viernes,
justo unas horas después de que, en una reunión con los integrantes de la
Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), declarara tres días
de luto nacional por el saldo mortal que ocasionó la explosión en el Edificio B
del Centro Administrativo de Petróleos Mexicanos (Pemex) en la Ciudad de
México. “Es una tragedia que nos ha llenado de tristeza y por ello México está
de luto”, expresó durante esa reunión con empresarios. Pero, horas después, ya
volaba hacia la Riviera Nayarita, según consignaron el diario Reforma y la
revista Proceso.
El sábado, las críticas y el escándalo se propagaron por las
redes sociales. A tal grado que ese mismo día, por la noche, el Presidente Peña
Nieto reapareció en la zona siniestrada en Pemex. Mediante un comunicado, la
paraestatal petrolera y no la Presidencia de la República, consignó esta
actividad del mandatario. No fue sino hasta ayer, domingo 3 de febrero,
que en la página web de la Presidencia
se informó de la actividad del Presidente en Pemex.
Pero, hasta el momento, no
se ha aclarado nada sobre la supuesto viaje a la playa del mandatario. Si
Enrique Peña Nieto decidió ir a disfrutar del sol y el mar en la primera gran
crisis de su gobierno, alguien debió advertirle del error que lo pondría en
bandeja en manos de sus críticos. El mensaje que se envía es de una enorme
insensibilidad política, pues ni siquiera se han terminado los trabajos de remoción
de escombros en el Edificio B de Pemex y tampoco se sabe si los 35 muertos por
la explosión, que hasta ahora se han confirmado, cierran una cifra definitiva.
Hay reportes oficiales de que aún hay personas declaradas desaparecidas por sus
propios familiares. Medios internacionales, incluso, han reseñado los tropiezos
verbales en los que suele caer el Presidente y que, por su investidura, deben
ser atendidos por él mismo y por quienes están detrás. The Washington Post al
The New York Times, y de El País a Los Ángeles Times, han dado cuenta de sus
recurrentes traspiés. Pero lo del fin de semana es diferente. El Partido
Revolucionario Institucional (PRI) ha mostrado, en múltiples ocasiones, que es
el “maestro” del fondo y de la forma.
Alguien por ahí, uno de esos priistas que
se saben de memoria el abecedario de la política, debiera asesorar al
Presidente y prevenirlo sobre estas decisiones de sentido común que, además,
dan pie a rumores que a nadie convienen. Más allá del temor, también consignado
en la prensa, sobre su capacidad personal, Peña Nieto es ahora el representante
de una Nación, guste o disguste. Como tal, él y su equipo deben aprender a
cuidar las formas o, en su defecto, atenerse a las consecuencias de perderlas
por completo.
Este contenido ha sido publicado originalmente por
SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección:
http://www.sinembargo.mx/opinion/04-02-2013/12325.

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