jueves, 15 de noviembre de 2012

El condón digital

Un nuevo padecimiento amenaza a los mexicanos: las Enfermedades de Transmisión Digital (ETD). Se contagia a través de la Red, no respeta edad ni género y ya es una epidemia. ¿Tú ya te vacunaste? Conoce los alcances de este sida digital y protégete


Las Enfermedades de Transmisión Digital (ETD) se han convertido en la plaga del siglo 21 bajo la lógica inversa de Las Vegas: ‘lo que sucede en la Web...” no se queda ahí, se puede volver público, al alcance de cualquiera y sin la posibilidad de revertirlo.
Es imposible que un aparato físico logre proteger la intimidad, si el joven no ha sido educado para protegerla y cuidarla. Por ello se necesitan medidas de prevención para no infectarse con el sida digital.
En 1983 Robert Gallo y Luc Montagnier identificaron el virus del sida. De ese año a la fecha, se han implementado un sinfín de campañas de prevención e información alrededor del mundo. 

Incluso tiene apartado el 1 de diciembre para celebrar el Día Mundial de la Lucha contra este padecimiento, del que todavía no hay cura. Aunque en noticias recientes, este verano se dio a conocer en la XIX Conferencia Mundial del Sida que podría haber indicios de una.
Pero, ¿qué sucede con la infección de megabytes? Esa enfermedad con la que se pierde la virginidad virtual de manera irreversible, afectando a la dignidad, la integridad, la intimidad y la reputación de la persona.
No existe el “Día Mundial del Sexting”, ni de “La Prevención al Riesgo de padecer el ‘sida’ digital”.
Parece que hemos llegado a una etapa en la que se necesita de una protección para la interacción en línea, es decir, un condón digital.
La protección de la persona y su privacidad pueden empezar por el conocimiento; antes de “hacerlo”, la persona debería saber y estar consciente de lo que significa la exposición en Internet y sus consecuencias.
Se podría decir que el estar activo sexualmente –en forma virtual– se traduce en el riesgo de contaminarse de las que se podrían bautizar como ETD (o Enfermedades de Transmisión Digital).
Uno de esos virus es la prostitución de la integridad humana, que al igual que el sida, no tiene cura. Algunos de sus síntomas más peligrosos es el fichaje de alcance –que daña la reputación– y su expansión (o “viralización”) se podría volver global en cuestión de minutos.

Lo que pasa en la Web…

La Web es tan solo una extensión de la vida real. Lo que sucede ahí… no se queda ahí, sino que se vuelve público, al alcance de cualquiera y sin la posibilidad de revertirlo.
Esta enfermedad está en ebullición en la juventud actual y se podría decir que una de sus causas es que el Internet va a una velocidad diferente a la nuestra. 
Las personas se han dejado someter a la conectividad de la Red y la esclavitud que confiere el tener dispositivos durante todo el día.
Tal es el caso del fenómeno actual sexual-virtual, pues el sexo inseguro no es nuevo, pero la actividad sexual digital de los jóvenes está en una revolución desinhibida con prácticas como sexting y el envío de información considerada pornográfica.
Un ser humano, que es mayor de edad, está en plena libertad de hacer lo que se le plazca en la Web. Un adulto puede medir –hasta cierto punto– las consecuencias de lo que significa publicar contenido en la Red, ya sea en su computadora o un dispositivo móvil.
No importa el gadget, el efecto es el mismo. Es algo así como rentar un espacio, la información es tuya, pero está ocupando un espacio del dominio público.
En Facebook, por ejemplo, se interactúa bajo el clásico y estereotipado lema de Las Vegas, solo que aplicado al Internet: “Lo que ves en Facebook, se queda en Facebook”. Error magistral, lo que ves en Facebook, ya está en la Web, al alcance de cualquiera.
En cambio, un adolescente tiene mayor dificultad a la hora de percatarse de lo que conlleva la realización de sus actos. Por ello el peligro “en charola de plata” que supone hoy el riesgo de sufrir una adicción.
Y es que la corteza cerebral –región que se encarga del razonamiento– de un adolescente no está totalmente desarrollada, no así la amígdala, el área responsable de los impulsos y el comportamiento instintivo.
Es por eso que los jóvenes tienden a actuar por impulsos, a leer o malinterpretar las señales que se les presentan social y emocionalmente, así como a sentirse atraído por comportamientos arriesgados y peligrosos, según asegura una publicación en la American Academy of Child and Adolescent Psychiatry.
Si a eso se le agrega el despertar precoz de la sexualidad actual, un adolescente se encuentra entre el deseo y su desarrollo sexual y con un alcance globalizado y tecnológico a la mano –en su smartphone– las 24 horas del día, los siete días de la semana.
Es decir, el niño y el adolescente, está conectado y expuesto todos los días a un universo de información que no solo se traduce en mayor cantidad de material para fuentes bibliográficas escolares, sino que también puede activar su sexualidad –y con ello perder su virginidad virtual– en cualquier momento.

¿Cuándo se pierde la virginidad virtual?

Sin rayar en lo moralista, una persona pierde su virginidad virtual en el momento en que sube una fotografía o cualquier contenido que hable o muestre su persona, desde el número de su cuenta bancaria en un correo electrónico, hasta un álbum con las fotos de las vacaciones de verano en la playa.
No tiene que ser contenido de carácter sexual para perder la virginidad virtual.
De este “sida” digital nadie está inmune y cada vez son más los niños que obtienen acceso a la Red a una edad temprana.
Y sí, tú, joven que estás leyendo esto, tanto el que lo produce, como el que lo distribuye (aunque sea por morbo, frivolidad o diversión entre amigos y sus celulares), subir y compartir contenido sexual te vuelve un infectado más y un cómplice.
Entonces, si tu novio te pidió que te tomaras una fotografía y se la envías, no necesita “viralizarse” para que llegue a manos de media ciudad, estado, país o de la vuelta al mundo. Incluso a lo mejor nadie –aparte de tu pareja– se ha dado cuenta de que existe, pero esa imagen ya está en la Red, es decir, en el dominio público. Las contraseñas no protegen contra el sida digital y no van a recuperar ni la integridad, ni la reputación perdida.
Guardando la debida proporción de una violación sexual, se podría decir que una persona es violada sexualmente (virtualmente, en este caso) al ser grabada y distribuida sin su consentimiento. Tal es el caso de muchas jovencitas alrededor del mundo.
Además, a pesar del infinito acceso de información que tienen los jóvenes, la concepción que tienen sobre sí mismos se ha visto degradada por problemas sociales y emocionales y, a la vez, por la ligereza con la que exhiben su información personal e íntima en la Red.
La vida y el valor sobre el cuerpo se han degradado de manera que sin fines de lucro, envían material pornográfico a través de mensajes o bien, captan, graban y distribuyen a conocidos o desconocidos en actos sexuales o cometiendo el equivalente a lo que sería faltas a la moral en “la vida real”.
Eso sin mencionar el aumento de las cifras de adolescentes deprimidos, lo que es un agente que puede provocar que busquen refugio y atención en la Red, aumentando el riesgo a ser contaminado.
De acuerdo a la Asociación Mexicana de Psiquiatría Infantil, uno de cada 10 adolescentes en México ha padecido de un cuadro depresivo a lo largo de su vida.
Probablemente los jóvenes recuerdan aún el comercial de “Ojo, mucho ojo”.  El fenómeno de sexualidad activa en Internet en los jóvenes es de tal magnitud que se necesitan de campañas en medios de comunicación y por ende, también en la Red, para informar sobre el riesgo al que están expuestos y las consecuencias irreversibles que esto conlleva.
Los jóvenes ya no solo están buscando contenido pornográfico en Internet, sino que lo están produciendo y distribuyendo.
La formación desde la educación temprana, la información y la prevención son la vacuna en el caso de los niños, y el condón digital ideal en el caso de los jóvenes y adultos para que la persona no quede infectada con este virus digital y tratar de tener una reputación íntegra fuera y dentro de la Red.

'Di no al crimen digital'

Aunque no todos los jóvenes son acosados e incluso algunos publican o intercambian contenido íntimo y sexual deliberadamente, las medidas para combatir el virus deben tomarse e implementarse de inmediato.
Según un informe del FBI, en Estados Unidos el 20 por ciento de los jóvenes se ha tomado fotografías totalmente desnudo –o semidesnudo– y/o las ha publicado en la Red.
Y en ese país, uno de cada seis jóvenes, de entre 12 y 17 años, ha recibido fotografías de este tipo –de personas que conocen– en mensajes de texto. 
En México, la ley establece en el Código Federal Penal, en el Artículo 200, que se penalizará al que “comercie, distribuya, exponga, haga circular u oferte, a menores de 18 años de edad, libros, escritos, grabaciones, filmes, fotografías, anuncios impresos, imágenes u objetos, de carácter pornográfico, reales o simulados, sea de manera física o a través de cualquier medio, se le impondrá de seis meses a cinco años de prisión y de 300 a 500 días de multa”.
Dicho artículo también establece que no aplica para material que esté relacionado a la divulgación científica, artística, técnica o de educación sexual y de prevención de enfermedades de transmisión sexual.
Pero ninguna ley en el país estipula la aplicación al contenido o material en Internet, solamente si se trata de menores de edad, se considera pornografía infantil.
Se debería de incitar a modificar la ley para que su aplicación también incluya a cualquier joven que durante la hora del recreo graba a dos amigas en un acto lésbico o sexual en el baño, por ejemplo, y lo distribuye tanto en la Web, como entre sus compañeros. Pues además, también esto es un derivado de pornografía, sin las restricciones de edad o pago que establecen algunos sitios en la Red, como “medida preventiva” y lucro.
Diversos casos de jóvenes teniendo relaciones sexuales o contenido íntimo están dominando y contaminando no solo los smartphones, sino el desarrollo y la interacción entre dos seres humanos.
Utilizar un condón digital significa realizar campañas que muestren el riesgo que puede padecer un joven y un niño, así como cualquier persona, al estar expuesto en Internet, así como demuestre que sucede lo mismo con la vida real, solo que en una plataforma digital y de exposición masiva.
No se trata de censurar la libertad de expresión, ni el uso de la Web, pero sí de tomar medidas para informar y prevenir el riesgo de contagiarse.
También, que los padres y las escuelas se involucren en la formación y prevención, tal como se hace –con talleres, conferencias y campañas internas– con la educación sexual.
Una medida tan simple como la que propone Guillermo Cánovas, presidente de Protégeles, una asociación sin fines de lucro contra la pornografía infantil, aconseja colocar la webcam en un lugar común de la casa, para evitar que tanto niños como jóvenes se vean tentados a despojarse de la ropa frente a la computadora.
Así como colocar protección de la Red en casa, tal como lo sería el módem “Carmela”, una iniciativa de Inglobalcom S.A. de C.V., que detecta en tiempo real a pedófilos y “cibercriminales”, y protege contra el robo de identidad y de datos en redes sociales.
En el caso de los adolescentes, los medios de comunicación y la publicidad son la fórmula perfecta de canal de distribución de información para su protección y prevención del riesgo, también, para inculcar la revaloración del cuerpo y la persona, tanto dentro como fuera de la Red.

Bajo la amenaza del Ciberbullying

Y es que el problema no solo se trata del revuelo sexual perjudicial actual, los síntomas de este padecimiento virtual también incluyen problemas como Bullying (o Ciberbullying).
México es el primer lugar internacional de bullying en Secundaria, de acuerdo a un estudio legislativo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Con el fenómeno de los videos y las fotos sexuales entre los jóvenes, el riesgo de que se presenten síntomas como bullying aumenta considerablemente.
La burla, la amenaza y la denigración hasta entre amigos, ha desaparecido el respeto, el tacto y la empatía hacia uno mismo y el prójimo.
Un ejemplo de esto –que también muestra perfectamente que lo que se hace en la Web, es lo mismo a que se hiciera en la calle, con la única diferencia de que en la Red tiene alcance global– es el del suicidio de Amanda Todd, una joven canadiense de 15 años que se quitó la vida al no poder soportar el bullying a causa de un screenshot de un video en el que aparecía con el torso desnudo.
Esa captura de video fue el arma con la que la amenazaba un acosador anónimo. Todd subió un video a Youtube en el que por medio de letreros contaba su historia de de tres años de acoso, bullying y “sextorsión”.
“Nunca podré recuperar esa foto. Está ahí para siempre”, dijo.
El caso de Amanda conmocionó a Canadá y al mundo, de hecho, en su país llegó hasta el Parlamento y consideran modificar la ley para criminalizar el ciberbullying.

Antivirus a lo íntimo

En entrevista con Reporte Indigo, Juan Francisco Vélez, fundador y director de “Protege tu Corazón”, una asociación que se dedica a forjar el carácter del adolescente y educarlo en una sexualidad inteligente, afirmó que las causas relacionadas con el impacto de esta “revolución” sexual virtual se debe a las celebridades, el exhibicionismo que prolifera en la sociedad y la cultura de índole sexual que hoy se encuentran en películas, canciones, fotos, videos, entre otros.
Y esa revolución sexual también podría formar parte del desarrollo prematuro de un adolescente, hasta hace algunas décadas, se creía que la mujer o la niña empezaba la etapa de la pubertad antes que los hombres o niños. La edad promedio eran los 11 años.
Un estudio publicado en el journal Pediatrics comprueba que esto es cosa del pasado, pues en Estados Unidos son ellos los que están comenzando la madurez sexual antes que ellas, con síntomas como crecimiento de los genitales y testículos, así como con la aparición de vello entre seis meses y dos antes que en décadas anteriores.
Richard Wasserman, autor de esta investigación aseguró que los padres deben saber si su hijo está atravesando un proceso de madurez prematuro.
Quizá este sea un factor de influencia en el fenómeno de actividad sexual en línea entre jóvenes y en algunos casos, niños.
Vélez señala que un adolescente busca tres cosas: ser aceptado, valorado y querido. Las redes sociales y la exposición en Internet se han vuelto la “solución” para obtener esos tres elementos.
Y, más allá de buscar ser aceptado por una sociedad, ahora es común que una jovencita deseé ser aceptada por si misma y para ello, “entrega” todo virtualmente con tal de acaparar atención.
Vélez asegura que lo más grave es que atenta contra la intimidad de la persona y que la presión por hacerse notar es interna y externa.
“¿Quién se pararía en la puerta de una plaza comercial a contar su vida? ¿Quién? Sería muy raro”, dice.
Los jóvenes no miden las consecuencias de subir contenido íntimo, ya que en la Red hay cierto ambiente de anonimato –aparente– y por eso se animan a decir la información que no dirían en público.
En 2005, comenzó el fenómeno sexual virtual en los adolescentes en Estados Unidos y en México, comenzó a tomar fuerza en 2010. Su crecimiento fue exponencial a partir de marzo de este año.
“El adolescente se siente más inclinado a mostrarse desnudo o desnuda, porque cree que quien lo recibe, no lo va a divulgar (…) al subir fotos provocadoras, no desnudas (a Facebook, por ejemplo), se destacan las partes íntimas y esas fotos pueden convertirse en fotos que alguien recoge y las empieza a usar en páginas pornográficas”.
Mike DeCesare, CEO de McAfee señaló que de 63 Redes sociales que analizaron, encontraron que al mes se extraen aproximadamente 13 mil fotografías para colocarlas en plataformas pornográficas y ya tomaron acción para proteger la información del usuario.
Juan Francisco también habló de la importancia de detener la expansión de este “virus”, del que incluso los adultos son transmisores y de la pérdida de pudor, que protege a la intimidad.

Cinco pasos para prevenir el contagio del “sida” digital:

1. Mantente informado sobre los riesgos de la exposición en Internet  y sus consecuencias.
2. Cuida tus gadgets y el contenido que publicas.
3. Valora tu cuerpo y tu intimidad fuera y dentro de la Red.
4. Usa el “condón” digital para proteger tu integridad.
5. Explora las políticas de privacidad de las redes sociales y los sitios que frecuentas.


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