Nota de Sin embargo.
Uno de los retos más importantes que tienen ante sí Enrique
Peña Nieto y su equipo es establecer un verdadero diálogo e intercambio de
ideas con la comunidad universitaria del país.
Su presentación ante esa
comunidad, el 11 de mayo pasado, cuando aún era candidato del PRI-PVEM a la
Presidencia de la República no fue afortunada, un mucho menos.
Luego, la
virulenta reacción del presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, y de otros
colaboradores cercanos criticando las protestas que vertieron en ese encuentro
los estudiantes de la Universidad Iberoamericana, en su campus de la Ciudad de
México, no hicieron sino exacerbar los ánimos, y dieron pie a la conformación
del mayor movimiento estudiantil en México durante las últimas décadas:
#YoSoy132.
Tanto ha sido el rechazo y críticas de la mayoría de los jóvenes
preparatorianos y universitarios de toda la República Mexicana a las políticas
presentadas por Peña Nieto y, en particular, a su supuesta liga con las grandes
televisoras del país –especialmente Televisa–, que las demandas han tenido que
ser atendidas por diversas instancias oficiales para encauzar el descontento y
evitar confrontaciones violentas. Ayer, el rector de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, dijo que espera tener “relaciones
cordiales” con el gobierno del Presidente electo, que entrará en funciones el 1
de diciembre próximo. “Lo que uno espera frente al próximo gobierno es que
estas relaciones cordiales (mantenidas hasta ahora con las autoridades del
gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa) salgan fortalecidas para el
bien de la sociedad”, expuso Narro Robles en una entrevista con la agencia
Notimex. “Las universidades mexicanas hemos venido avanzando y lo que yo diría
que se espera es que se siga por esa línea de mejoría” durante el gobierno de
Peña Nieto. Particularmente, añadió, le preocupan los temas en la relación
gobierno-universidades públicas como “la obtención de más recursos y el otorgamiento
de estos recursos en presupuestos plurianuales por el fortalecimiento y el
respeto a la autonomía universitaria”. “Las universidades públicas en México
sirven a la sociedad y a sus estructuras, sirven al Estado nacional y a sus
distintos componentes, y por ello necesitamos encontrar fórmulas que nos
permitan acercarnos”, insistió el rector de la UNAM. Y ahí está el meollo del
asunto, porque EPN y su equipo tienen que considerar que el modelo económico
que se ha seguido en el mundo y en México, uno que defienden a capa y espada,
ya dio lo que podía dar. Los cambios y ajustes son necesarios, porque no basta
generar la riqueza, sino tener mecanismos que realmente la distribuyan a la
mayor cantidad de mexicanos posible, para así lograr una mayor equidad. Seguir
concentrando la riqueza y las decisiones de desarrollo en unas cuantas manos ya
no es la respuesta para este país, cada vez más informado y demandante. Y son
precisamente los jóvenes universitarios y preparatorianos los que están
exigiendo que ese modelo de concentración se cambie. En México viven los seres
humanos más ricos del mundo, pero en los últimos seis años más de 50% de la
población se han situado en pobreza y en pobreza extrema, incluso alimentaria.
Esto hace insostenible dicho modelo de mercado. La tarea política y social
debe, como dijo el doctor Narro, “impulsar el cambio, racional,
inteligentemente, ordenadamente, por la vía democrática, y las universidades
pueden jugar un papel en ese sentido”. No escuchar las demandas de los jóvenes,
ignorarlos e incluso acusarlos de “porros” no es el camino para abrirse al
diálogo y evitar que ese sea un foco rojo en el sexenio que está por iniciar.
Este contenido ha sido publicado originalmente por
SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/19-11-2012/10784.
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