En Estados Unidos el voto popular directo no elige el
presidente. Esa función recae sobre un colegio electoral de 538
electores provenientes de los 50 estados y el Distrito de Columbia (la
capital) que depositan los votos por el candidato que haya ganado en su
estado. Quien acumule 270 o más votos electorales, gana la presidencia.
El colegio electoral fue instituido por los
representantes de los estados que conformaron la unión de la república, a
finales del siglo XVIII, con el propósito de proteger los intereses de
cada estado individual y evitar el dominio de las regiones más pobladas
del país.
También podría darse un empate de votos
electorales y, de ocurrir, la decisión final podría recaer sobre la
Cámara de Representantes y donde las delegaciones de cada estado votan
en bloque o sea, un voto por delegación. Se podría dar el caso que el
presidente sea elegido con apenas 26 votos.
Cambiar el sistema, sin embargo, sería una jaqueca constitucional.
Estados grandes vs. pequeños
El complejo sistema del colegio electoral se enseña en los colegios.
En 1787, representantes de los 13 estados que se
unieron para formar los Estados Unidos de América y el Distrito de
Columbia se reunieron en una Convención Constitucional para discutir la
mejor manera de elegir a sus líderes que fuera justa, equilibrada y
representativa de todos.
La elección directa por voto popular se descartó
en aras de proteger a los estados más pequeños del poder de los
grandes. Hay que recordar que la independencia de los estados era, y
sigue siendo, parte fundamental de la estructura política del país.
Los estados con menor población temían que sus
intereses no fueran abordados a nivel nacional. Particularmente los
estados sureños con muchos esclavos, como Virginia, cuya población con
derecho al voto era reducida, así que en una elección popular directa no
ejercería mucha influencia.
Estados con más votos electorales
CALIFORNIA........... 55
TEXAS.................... 38
FLORIDA................ 29
NUEVA YORK..........29
ILLINOIS..................20
PENNSYLVANIA.......20
OHIO........................18
TEXAS.................... 38
FLORIDA................ 29
NUEVA YORK..........29
ILLINOIS..................20
PENNSYLVANIA.......20
OHIO........................18
Se decidió crear un colegio electoral al que
cada estado aporta electores según el tamaño de su población pero con
ciertos ajustes para equilibrar las cosas. El número de electores de
cada estado se establece de acuerdo a cuántos representantes envía la
Cámara Baja y cuántos senadores a la Cámara Alta.
Como los estados con mayor población envían más
representantes a la Cámara Baja, es lógico que tengan más electores en
el colegio electoral, pero se ajusta con los electores correspondientes a
los senadores puesto que cada estado envía únicamente dos al Congreso,
no importa su tamaño.
El Distrito de Columbia, Washington DC, por no
ser un estado no tiene ni senadores ni representantes con voto en el
Congreso pero se le otorgan tres electores para los comicios
presidenciales como parte del mismo método de controles y ajustes.
En la actualidad, 538 miembros conforman el
colegio electoral. California, el estado más populoso, aporta 55;
Wyoming, uno de los menos poblados, aporta tres.
El ganador se lo lleva todo
Barack Obama pasó la mayoría del tiempo haciendo campaña en estados péndulo como Ohio.
Cada estado realiza su propia elección
presidencial interna. Básicamente, cuando el ciudadano de un estado
deposita su voto por un candidato presidencial su deseo es que se envíen
todos los electores de su estado al colegio electoral a votar por el
candidato que escogió y así se hace si ese candidato obtiene la mayoría
del voto popular en el estado.
Aunque no es ley en todos los estados, los
electores tienen el compromiso de depositar sus votos electorales a
favor del candidato que ganó en sus estados. En 2012, quien reciba 270 o
más votos electorales gana la presidencia de Estados Unidos.
Sin embargo, es un sistema en el que el ganador
se queda con todo y el que muchos consideran ha tergiversado la
representación del pueblo en sus líderes y la forma como estos hacen
campaña.
"El sistema que tenemos es muy enredado y no representa la voluntad del pueblo"
Dixie Swanson, autora de "El Presidente Accidental"
Si un candidato gana por un voto directo en
California, se lleva todos los votos electorales. De la misma manera, si
gana por cinco mil votos directos en Wyoming, se lleva apenas tres
votos electorales.
Dixie Swanson, ex asesora de un grupo de presión
en Washington y autora de la trilogía "El Presidente Accidental", aboga
por el establecimiento del voto popular para la elección presidencial.
"El sistema que tenemos es muy enredado y no
representa la voluntad del pueblo", dijo a BBC Mundo. "Los
estadounidenses somos un pueblo sencillo, vamos a votar por Romney o por
Obama y no queremos intermediarios entre nosotros y nuestro voto.
Estados olvidados
Florida es crucial para Mitt Romney y su campaña fue intensa en este estado.
Swanson dice que con el ganador en un estado
llevándose todos los votos electorales se viola el derecho fundamental
de "una persona un voto". Añade que, para propósitos de campaña, los
candidatos solo se concentran en aquellos estados donde tienen
posibilidad de ganar, olvidándose del resto.
"Dedican toda su atención a los estados
'péndulo' como Florida, donde dicen lo que allí quieren oír para ganar
ese voto y luego van a Iowa a decir otro tanto para llevarse la elección
allí", comentó.
Lo que señala Dixie Swanson se puede resaltar
con el poco tiempo que han dedicado Barack Obama y Mitt Romney a estados
como California, Nueva York o Nueva Jersey, que están asegurados para
el presidente, o en Texas, Arizona y los estados del sur, firmemente en
el bolsillo del candidato republicano.
"Somos un solo país. No es necesario poner una barrera entre el pueblo y la elección del presidente"
Dixie Swanson, autora de "El Presidente Accidental"
La autora de "El Presidente Accidental" sostiene
que la manera como los candidatos juegan con el sistema de voto
electoral ha eliminado el propósito original de reconocimiento a todos,
no importa el tamaño. Con la adopción del voto popular, los candidatos
tendrían que dirigirse a toda la nación, sostiene.
El colegio electoral no ha cambiado. Solo
fracasado. 1824 fue al la cámara de representantes. 1876, 1888 y 2000.
La persona que ganó el voto popular perdió el electoral y no fue
presidente. Pero ya está anticuado.
"Somos un solo país. Ya tenemos mucha
oportunidad de tener representación estatal en la Cámara de
Representantes y el Senado. No es necesario poner una barrera entre el
pueblo y la elección del presidente".
Para Swanson, el fracaso del colegio electoral
es patente cuando el presidente es elegido por ellos más no por el voto
popular. Esto sucedió ya en 1824, 1876, 1888 y, más recientemente, en
2000, cuando George W. Bush ganó la presidencia contra Al Gore con 271
votos electorales pero no con la mayoría del voto popular.
"No queremos tener Bush contra Gore otra vez.
Dependemos de la certidumbre de nuestras elecciones de lo contrario
sufre la transición suave de poder, sufre la democracia y sufre el
pueblo pues no es su decisión quién gana", recalcó Swanson.
Empates y otras particularidades
La elección entre George W. Bush y Al Gore, en 2000, casi crea una crisis constitucional.
Con una elección basada en el voto popular, en
el que se cuentan millones de sufragios, la posibilidad de un empate es
prácticamente inexistente. Con el sistema del voto colegiado, en el que
se manejan apenas 538 votos, esa posibilidad es mayor. En las elecciones
de 2012, por lo menos, los analistas han formulado 38 escenarios
posibles donde se puede dar un empate entre los dos candidatos.
Aquí las cosas se complicarían pues no todos los
estados requieren que sus electores se adhieran al candidato que se les
ha encomendado según el resultado de la votación popular.
En la elección de Bush contra Gore, fue una
pesadilla para este país. Tenemos un período de transición entre la
elección e inauguración. Son dos meses y medios cruciales para una
transición suave. Con el colegio electoral, si hay un empate, no
sabremos hasta la primera semana de enero quién será presidente.
Si algún elector decide cambiar el voto -se les
conoce como electores infieles- sería concebible que una persona que
nadie conoce, determine quién sea el próximo presidente. "Eso
simplemente viola todos los principios democráticos de nuestro país",
advirtió Dixie Swanson.
Se han dado incidentes en que los electores
cambian de parecer pero no han afecta la el resultado de la elección.
Pero en esta ocasión, la contienda es tan cerrada que eso podría pasar.
Podría volverse en una batalla campal entre electores.
"Dependemos de la certidumbre de nuestras elecciones de lo contrario sufre la transición suave de poder, sufre la democracia y sufre el pueblo pues no es su decisión quién gana"
Dixie Swanson, autora de "El Presidente Accidental"
Si persiste el empate, quedaría en manos de la
Cámara Baja elegir al presidente. En ese caso cada delegación de cada
estado tiene derecho a un voto. Los representantes de cada estado
tendrían que decidir entre ellos por quién dar su voto conjunto y, como
se pronostica que esta cámara tendrá mayoría republicana, Mitt Romney
sería presidente en caso de empate.
Por otra parte, según la Constitución, el Senado
estaría encargado de elegir vicepresidente y, como se prevé que estará
controlado por los demócratas, ese cargo recaería sobre Joe Biden.
Serían un presidente republicano y un vicepresidente demócrata generando
seguramente un gobierno muy curioso.
"Hay algunos que piensan que no sería una mala
idea tener un verdadero gobierno bipartidista pero es no es por lo que
votamos", expresó Dixie Swanson.
Aunque los partidos políticos en algunos estados
se oponen a cambiar el sistema electoral porque estiman que perderían
influencia, varias encuestas indican que hay apoyo para adoptar el
sistema de elección popular directa.
Eso requeriría un cambio a la Constitución, lo
que significa la aprobación de dos terceras partes en ambas cámaras del
Congreso y la aprobación de tres cuartas partes de las legislaturas
estatales. Como van las cosas en Estados Unidos, el horno no está para
bollos.
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