Por: Alma Delia Murillo para Sinembargo
“El amor es paciente, es servicial; el amor no es
jactancioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su
propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra
de la injusticia, sino que se regocija con la verdad” 1ª Corintios 13: 4 – 6,
Santa Biblia Felipe Calderón dice ser católico cristiano, como la mayoría de
los panistas. Hasta donde entiendo, el amor, la humildad y el perdón son
torales en las enseñanzas de Cristo. Vengo de una madre cristiana y de una
abuela católica que renunció a los hábitos de monja porque le ganó el amor, porque
le ganó la vida.
Es por
eso que resulta profundamente ofensivo que insistan en el argumento de que quienes
deben pedir perdón son los asesinos. No señores, al menos que este hombrecito
se comporte a la altura del papel que decidió desempeñar: el paladín de la
justicia en la lucha contra el narco. ¿De qué tamaño tienes la dignidad, Felipe
Calderón Hinojosa?, ¿y la honorabilidad?, ¿y la humildad?, ¿y la conciencia?
¿Sí sabías que para llamarte presidente necesitas tener todo lo que acabo de
citar en proporciones casi heroicas? Cómo me gustan las preguntas necias,
chingao. Y, con todo respeto, a los
cristianos que votaron por él defendiendo al PAN a ultranza, los invito a
reflexionar: ¿se han dado cuenta de lo que ocurrió?, ¿su conciencia religiosa
los impele a seguir respaldando políticas y estrategias genocidas? No hay
discurso ni informe de gobierno que borre este hecho: el país huele a sangre.
Entiendo que inescrutables son los caminos del Señor su Dios pero me cuesta
encontrar la congruencia entre una insensible estrategia que provoca miles
de muertes y la bondad, la fe o el amor
que los cristianos católicos profesan. ¿Ven por qué no soy católica? Por eso a
riesgo de que sus detractores me escupan y cruzando los dedos para que en el
futuro no resulte que esta frase es un plagio –es que el plagio está de moda,
pues-, cito a Saramago y suscribo cada una de sus palabras: “No creo en dios y
no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante.
Los
ateos somos las personas más tolerantes del mundo. Un creyente fácilmente pasa
a la intolerancia. En ningún momento de la historia, en ningún lugar del
planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos
a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para
torturar. No creo en dios, no lo necesito y además soy buena persona”. Ojalá Calderón demostrara, al menos, ser buena
persona; ya no digamos un buen cristiano. Más allá de sus creencias religiosas,
ojalá que se atreviera a abrir la boca para pedir perdón a los miles de deudos
que han sido marcados por el dolor y la tragedia. Entonces sí que pasaría a la
historia como un político notable y hasta quienes no simpatizamos con él,
reconoceríamos el valor de un acto así. Pero sé que no ocurrirá. No hay ninguna
señal que indique que veremos a un Felipe humilde, honesto, conmovido. Se irá
como se fue Vicente Fox: orgulloso, vano, engreído e insensible hasta el final.
Y eso pintará el cuadro entero de las características de su desempeño durante
el sexenio. Y déjenme ir más lejos: pintará el cuadro entero de los modos del
PAN, -tan ufano de haber quitado al PRI del poder- que nos deja un país más dividido que nunca y
en duelo, un país lleno de muertos. Y los mexicanos seguiremos esperando. Y ya
viene el PRI. Y mi anhelado Findelmundo no da señales de querer venir. Y otra
vez tengo ganas de llorar y necesito un abrazo. @AlmitaDelia
Este contenido ha sido publicado originalmente por
SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección:
http://www.sinembargo.mx/opinion/24-11-2012/10872.
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