Nota de Sin embargo.
Desde el 9 de septiembre pasado, cuando
Andrés Manuel López Obrador anunció su separación del PRD para dedicarse de
lleno a la conformación de Morena en un partido político, se puso en claro que
la batalla que viene por el liderazgo de las izquierdas se concentrará en dos
figuras políticas: el propio AMLO y Marcelo Ebrard Casaubón.
Esta opción se
confirmó el pasado 2 de noviembre, cuando en pleno puente vacacional de Día de
Muertos, el aún Jefe de Gobierno del Distrito Federal anunció su intención de
competir por la presidencia nacional del Partido de la Revolución Democrática
en 2013 pues, a su juicio, hace falta que ese instituto político fortalezca su
posición como segunda fuerza política en México.
Para Ebrard Casaubón, los
resultados que el PRD obtuvo en las pasadas elecciones federales fueron muy
buenos, pero el crecimiento de su partido en el norte y occidente del país no
ha sido suficiente: “Es ahí donde tenemos que plantearnos ¿qué es lo que hay
que hacer para que eso cambie? Y también desde el punto de vista de pirámide de
edad del voto, necesitamos promover más el voto de los más jóvenes en favor de
lo que el PRD significa”. Ebrard sabe que uno de las principales tareas al
interior de ese partido, el más importante de la izquierda mexicana hasta
ahora, es controlar el abuso y el corporativismo impuesto por las “tribus”. Hay
un “exceso de fraccionalismo permanente” al interior del PRD, reconoció, por lo
que se manifestó por que las diversas corrientes tengan menos peso en su
partido, a fin de que todos los sectores puedan participar en las decisiones.
“Deberíamos de empezar esa reforma desde el Congreso Nacional que se va a
convocar a fines de este año, y ya en 2013, cuando venga la renovación de la
dirigencia, pues tener muchos de esos cambios muy avanzados. Eso sería lo
ideal”, sostuvo el titular del GDF. Por supuesto, su “destape” y su propuesta
de restarle peso a las tribus no cayó bien al interior del PRD. Mientras que
Nueva Izquierda, coordinada por Jesús Ortega Martínez dijo que ellos comparten
las ideas de Ebrard, el grupo Alternativa Democrática Nacional, que lideran
Héctor Bautista López y Luis Sánchez Jiménez, mostraron su oposición y
afirmaron que lo que el titular del GDF busca es beneficiar sus propios
intereses. En específico, Sánchez Jiménez, quien es actualmente senador por el
PRD, afirmó que la propuesta de Ebrard no abona a la construcción de un nuevo
partido y que lo él pretende es “controlar” el futuro de ese instituto
político. Del otro lado, López Obrador continúa su campaña por todo el país
para delinear la conformación del partido político Morena. El ex candidato
presidencial de las izquierdas ha dicho que no llamará a militantes de otros
partidos políticos –principalmente de la izquierda– para integrarse a sus
filas. Aun así, desde septiembre pasado, militantes del mismo PRD, del PT y de
Movimiento Ciudadano se han solidarizado con el tabasqueño y ya están en
Morena. Esa migración sigue dándose. AMLO también ha sido insistente al
delinear el perfil de Morena, respecto al propio PRD y otros partidos: “Morena
busca ser algo nuevo, donde no haya nepotismo, amiguismo, influyentismo,
sectarismo, que no haya corrupción y que Morena no esté tripulada o manejada
por el gobernador o por los gobernadores, que sea totalmente independiente y
que no se caiga en los vicios”. Total que todo esto comenzará a clarificarse en
diciembre, cuando el PRD tenga su Convención Nacional y se perciba si las
fuerzas vivas quieren a Ebrard como su dirigente. Luego, ya en 2013, ese
partido comenzará el proceso de sucesión de su actual presidente, Jesús
Zambrano Grijalva, y al mismo tiempo Morena estará debidamente registrado como
partido ante el IFE. Así que la batalla entre los dos líderes más poderosos de
la izquierda mexicana comenzará a vislumbrarse el próximo año, pues no es un
secreto para nadie que ambos, Ebrard y López Obrador, tienen la mira puesta en
las elecciones presidenciales de 2018.
Este contenido ha sido publicado originalmente por
SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección:
http://www.sinembargo.mx/opinion/05-11-2012/10528.
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