Nota de Sin embargo.
Apenas este sábado, Elba Esther Gordillo y Carlos Romero
Deschamps, socios electorales (y quién sabe en qué más) de Enrique Peña Nieto,
se reeligieron para otro periodo de seis años al frente de sus respectivos
sindicatos: el de maestros y el de los petroleros. Un texto de El País lo dijo
como pocos medios en México: “La perversión del principio de la Revolución
Mexicana, de ‘sufragio efectivo, no reelección’, alcanzó este sábado un nuevo
clímax con la renovación de sus mandatos por seis años más de los líderes de
los dos sindicatos más poderosos del país”.
El PRD emplazó, en voz del
secretario general Alejandro Sánchez, a Peña Nieto: Gordillo y Romero Deschamps
“son ejemplo de la falta de transparencia y democracia en la vida sindical”,
dijo; el Presidente electo “tendrá que definir, de cara a la opinión pública,
si está dispuesto a poner un alto a esos excesos del sindicalismo o si los
convalidará para servirse de ellos”. El periódico Reforma señaló: “Se eternizan
Gordillo y Deschamps. La profesora ha encabezado al SNTE desde 1989 y el
senador al STPRM a partir de 1997”. Y de allí en adelante, pocas críticas se
difundieron en los medios mexicanos. Apenas un puñado denunció con todas sus
letras el tamaño de la afrenta.
La televisión aprovechó que fue en fin de
semana para guardar silencio, mientras que otros medios simplemente reseñaron
el evento como si fuera un juego de futbol. Elba Esther Gordillo cumplirá, con
este nuevo periodo, 29 años al frente de un sindicato que recibe miles de
millones de pesos de la riqueza que generan los mexicanos con su trabajo, y que
tiene al menos 23 mil comisionados que no dan clases y que están a las órdenes
de “la maestra”. Carlos Romero Deschamps cumplirá, con esta reelección, 21 años
al frente de ese otro sindicato que recibe miles de millones de pesos de
nuestro patrimonio no renovable, herencia para nuestros hijos: el petróleo. Uno
podría decir: si los trabajadores del magisterio y los petroleros son idiotas,
pues que mantengan a los dos líderes corruptos al frente de sus gremios.
El
problema es que ambos individuos han retrasado dos sectores clave del país,
mientras que chupan miles de millones de pesos no sólo de los agremiados, sino
de todos los mexicanos. La gran vergüenza –o, como dicen los chavos en lenguaje
coloquial: “lo que no tiene madre”–, es la actitud de Enrique Peña Nieto. Ya
sabemos que Vicente Fox y Felipe Calderón se sirvieron de los dos sindicatos y
les dieron miles de millones de pesos para mantener sus favores.
Pero eso no
justifica que Peña Nieto, quien llegó al poder ofreciendo un “nuevo PRI”,
guarde silencio. Se trata de dos de los personajes más rechazados por los mexicanos.
Dos personajes que podrían competir con Carlos Salinas de Gortari o con el
Chupacabras. Dos lastres del sistema democrático. Dos parásitos que sangran,
sangran y sangran a los ciudadanos en este país en donde cerca de 40 millones
viven en la pobreza. ¿Eso debemos esperar del “nuevo PRI”, señor Peña Nieto?
¿Eso es lo que viene en los siguientes seis años? Pues qué vergüenza.
Este contenido ha sido publicado originalmente por
SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección:
http://www.sinembargo.mx/opinion/22-10-2012/10270.
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