sábado, 24 de noviembre de 2012

Opacados por el desorden (de Granier) Tabasco


En Colaboración y para Red Generación
Opinión, Kristian Antonio Cerino

¿A qué colaborador (a) del gobierno de Andrés Granier Melo salvaría del linchamiento mediático? He revisado las críticas, incluyendo las mías, sobre el desempeño de los hombres y de las mujeres del gabinete con el fin de alejarme de las generalidades en que uno cae como presunto analista. Comúnmente nuestra tendencia es generalizar, en la crítica al gobernador, que quienes le acompañan también son parte -responsables o corresponsables- de las acciones, quehaceres y obras de la administración pública.

Sin embargo, como sucede en los gobiernos (federal, estatal y municipal) hay dos o tres servidores públicos que hacen un esfuerzo por cuidar la cancha que se les ha asignado. Es como en el fútbol: el defensa debe cuidar la zaga central, y los medios están obligados a distribuir pelotas a los delanteros. Cada quien hará lo que el entrenador le pida antes que comience el juego. Aunque el juego se pierda, el director técnico sabe qué jugador hizo lo que en el planteamiento táctico -explicado en la pizarra- demandó. 
Si las jugadas pedidas por el entrenador salen a la perfección, los más ovacionados serán el futbolista que metió el gol y el entrenador. No así los otros jugadores que están cumpliendo otras funciones más defensivas.

Cabeza encostalada

En su momento, Andrés Granier -el gobernador que ya cuenta los días para concluir el sexenio- comenzó con un 11 inicial. Así lo quiso mantener pero durante los 90 minutos (en 6 años) se vio en la necesidad de realizar algunos cambios. Pese a la insistencia de los aficionados (los ciudadanos) no quitó a todos esos jugadores que al ser contratados por varios pesos no desquitaron ni sudaron la camiseta en la cancha. Se le pidió el cambio de los jugadores Peralta, Domínguez, Luque Franco, Saiz,Rives, entre otros. Pero sólo nos concedió el cambio de Rives, una jugadora que mal pateó la pelota desde la Secretaría de Turismo. Su lugar fue sustituido por Yolanda Osuna, una mujer entrona que desde que puso un pie en la cancha se desplazó por varias áreas para mover la pelota y ponerla en los pies, rodillas y cabeza de los delanteros. Creo yo -a diferencia de lo que opinen los reporteros de la fuente empresaria quienes tienen un mejor pulso que el mío- que la llegada de Osuna al menos evitó que el enemigo nos metiera más goles como los kilos de goles que mete el Barcelona.

Si alguien opina lo contrario, puede que también tenga razón. Mi percepción es que algunas oficinas de la administración de Granier –muy pocas- respondieron a las expectativas, pero de las que nadie dice algo, ni nada se comenta porque pesa más el desorden administrativo de Granier y sus hombres, que el pequeño y significativo trabajo de los otros, u otras.

El problema del técnico es que no supo para qué servía la tarjeta de cambios. Pudo hacer muchos. Cuando digo que la labor de Osuna -marcó una ligera diferencia a favor- no es porque ella haya pagado por este espacio. Ni es mi manía. Lo mío es una percepción como ciudadano y periodista.

Supo de qué habló, dirigió algunos proyectos en materia turística y atendió a la prensa en los momentos en que era necesario.


Yolanda Osuna, secretaria de Turismo

El problema es que el desorden de un gobierno, el rechazo generalizado, no nos hace ver que una minoría sí se esforzó por cuidar la parte de la cancha que le fue dada, sin importar que por órdenes del gobernador les fueran quitando el recurso para las obras por cada dependencia.

Sucede como en cualquier gobierno: siempre creemos que todos van con la idea de enriquecerse, servirse, pero en esta generalización, nos olvidamos de la minoría. Es como cuando le dicen a los periodistas “chayoteros”, sabiendo que existe una minoría que no lo es.

Yolanda Osuna, secretaria de Turismo



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