Por: Kristian Antonio Cerino
Aunque hemos escuchado y leído los nombres de los polític@s que laboran incesantemente en el Plan Estatal de Desarrollo (PED) del nuevo gobierno que comenzará Arturo Núñez en 2013, el gabinete aún no está completo y nadie puede asegurar que ya será el próximo secretario de las posiciones más importantes de la administración.
A diferencia de otros años, en éste los polític@s han sido más cuidadosos en no asomar la cabeza ante el temor de perderla por el verdugo imaginario. En la prensa poco a poco aparecen nombres de figuras que seguramente acompañarán a Núñez, pero no podemos perder de vista que aún hay varios tapados que serán mostrados en la víspera de la asunción. Entre los nombres que constantemente citan los periodistas están: Fernando Valenzuela, Leticia Romero, Rodolfo Lara, Alejandro de la Fuente, Wilfrido Contreras Sánchez, César Raúl Ojeda, Daniel Barceló, Andrés Peralta, y otros.
En algunos semanarios de circulación estatal se precisa que en el bosquejado gabinete de Núñez se encuentran ex priistas, priistas, perredistas, empresarios, productores, promotores culturales, actores sociales y académicos, esto con el fin de integrar un equipo plural.
“Aquí quiero hacer mi mejor faena. Prosperé en la política nacional muy a mi pesar porque mi propósito era servir a mi estado y para ello necesito a los mejores tabasqueños”, dijo Núñez hace algunos días
.
Acto seguido, el gobernador electo de Tabasco, aclaró que “aquí no están todos los que son, ni son todos los que están”.
De los puestos más anhelados son: la Secretaría de Gobierno, Procuraduría General de Justicia, Secretaría de Educación, Secretaría del Medio Ambiente, el Tribunal Superior de Justicia, y por qué no decirlo, Relaciones Públicas del gobierno.
En estos días, más de uno se estará comiendo las uñas en espera de la llamada final para ser convocado al equipo final. Esto me hace pensar en la anécdota que cuenta el maestro Maldonado y que hace algunos ayeres se desempeñó como funcionario de gobierno…
—El domingo a las seis de la tarde le hablaré. Usted será el nuevo secretario de Hacienda pero no debe decírselo a nadie. A las seis, no lo olvide —le dijo el presidente electo.
Domingo, 5.45. En casa nadie puede usar el teléfono porque el secretario de Hacienda (electo) lleva una par de horas en la sala a la espera de la llamada final. De pronto, se oye el rinnnng. La mujer de éste contesta:
—Entendemos, es una pena, yo se lo explicaré. No se preocupe, así son las cosas de la vida. Él lo entenderá —dice la mujer poniendo una cara de decepción.
El marido baja la cabeza y acepta que ya no será el secretario de Hacienda.
—Pasó lo peor —sentenció la mujer— tu mamá murió.
—Y yo pensé que era la llamada del presidente. Menos mal.
Hoy, así hay muchos tabasqueños que esperan la llamada final. La peor noticia no es la muerte de su madre, es que la llamada de Núñez nunca llegue.
Otra historia, de las contadas por Maldonado, es la de un matrimonio que decidió vivir en recámaras separadas porque ya no había comprensión de pareja. Sólo se acercarían a las habitaciones si uno de los dos chiflara o silbara. Así pasaron varios días hasta el hombre se cansó de estar solo. Entonces decidió entrar al cuarto de su mujer y preguntarle ¿me chiflaste? La mujer nunca chifló, fue él quien buscó un pretexto para acercarse de nuevo.
El ¿me chiflaste? es la frase que muchos tabasqueños le dicen a Núñez con el pretexto de acercársele y formar parte del gabinete.
Sin embargo, Núñez no le ha chiflado a todos y aún está en las decisiones finales. Y sí silba. Silba mucho, pero de felicidad porque llegó contra todos los pronósticos.
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