Resumen de La Jornada.
A las 20 horas con 42 minutos del viernes, las luces del
Auditorio Nacional se apagaron y la gritería de unos 9 mil asistentes inundó el
gigante inmueble; el poco delicado gesto no fue para menos, pues Joan Manuel
Serrat y Joaquín Sabina iniciaban su gira Dos pájaros contratacan en México. En
esta ocasión, el contrataque del Cuervo Acuático, Serrat, y del Cuervo
Terrestre, Sabina, incluyó variada artillería letrística, incuestionable
caballería musical/instrumental, jocosa infantería lúdica y potentes granadas
con esquirlas que arañaron los corazones, espíritus y corteza cerebral del
respetable público.
Sabina fue el encargado de dar las buenas noches; luego Serrat hizo lo propio. Sabina volvió a interpelar al público: ...Es un milagro estar aquí... ni en mis sueños más etílicos me hubiera imaginado estar en México, en el Auditorio Nacional, con el más grande, Joan Manuel Serrat...
Sabina fue el encargado de dar las buenas noches; luego Serrat hizo lo propio. Sabina volvió a interpelar al público: ...Es un milagro estar aquí... ni en mis sueños más etílicos me hubiera imaginado estar en México, en el Auditorio Nacional, con el más grande, Joan Manuel Serrat...
Serrat le preguntó: ¿Y por qué eso no me lo dices en
privado?, con lo cual entablaron un diálogo, a veces directo y otras indirecto,
con chascarrillos y diatribas entre uno y otro; hicieron sorna de su edad, de
la dudosa calidad de las canciones e incluso alusiones del diminuto tamaño del
órgano sexual de Serrat y su contraparte exponencialmente exagerada: lo de la
tercer pierna es verdad. Pero también hubo reconocimiento y cebollazos de estos
colosales músicos que a diferencia de su gira anterior, Dos pájaros de un tiro,
se les vio más sueltos, compenetrados, miméticos y presentaron canciones hechas
a cuatro manos concretizadas en el disco La orquesta del Titanic.
Más feliz que Peña Nieto
En esa tónica continuó el concierto, que se salió un poco
del guión cuando Sabina improvisó y dijo: Me siento más feliz que Peña Nieto
peinándose. Llegaron canciones como Tu nombre me sabe a hierba, Señora y
Princesa.
Llegaron también La del pirata cojo, Esos locos bajitos y
Más de cien motivos. Hubo el momento de condena social en la canción Noche de
bodas: ¡¡¡Que se mueran los que matan y que dejen de matar de una puta vez!!!,
en franca alusión a los 60 mil muertos que ha dejado la guerra contra el
narcotráfico en México durante el gobierno de Felipe Calderón.
En síntesis: Sabina ensució las letras de Serrat y Serrat
endulzó las canciones de Sabina.
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