viernes, 26 de octubre de 2012

Necesitamos a los indignados; estamos hartos de los indignos


Resumen de La Jornada.
La memoria es una especie en peligro de extinción, en lugar de recordar más recordamos menos, dice Eduardo Galeano a La Jornada unos días después de recibir el Premio Amalia Solórzano de Cárdenas 2012, y con un nuevo libro: Los hijos de los días (Siglo XXI), que el 5 de noviembre leerá en la Sala Nezahualcóyotl.
 Galeano, quien se llama a sí mismo un cuentacuentos, que habla de memoria en un país donde el PRI regresa al poder, y responde con una sonrisa al preguntarle acerca las perspectivas para México: No vendo hielo a los esquimales.
 Eduardo Galeano quien ha dedicado buena parte de su obra a recuperar esas pequeñas historias, olvidadas, las que le llegan mientras camina por las calles de Montevideo y le piden que las cuente, o al menos que las escriba en sus míticas libretitas (una de ellas perdida en este viaje) o en cualquier pedacito de papel para ver si después se convierten en historia de unas cuántas líneas.
 
Porque así son sus historias, breves, pero no sencillas. Profundas y con ganas de saltarse las aduanas de los géneros literarios, como él mismo dice, porque no le gusta que lo miren como dentro de un microscopio y digan: esto es ensayo, esto es poesía, aquello es prosa. El escritor de ojos azules, su memoria, sus libros, quien no cree en las musas de la inspiración.
“El objetivo de los amos del mundo es lograr un mundo obediente: hay que ver lo que es la humillación de Europa, porque antes parecía que la humillación era un triste privilegio nuestro. Imponen desde Alemania y lo que Hitler no pudo hacer con la violencia lo están haciendo democráticamente esta señora Angela Merkel y los suyos. Dan las órdenes: ustedes tienen que hacer esto y esto y esto en una contradicción que no tiene salida porque están obligando a los países, a todos, a apretarse el cinturón y bajarse los pantalones al mismo tiempo.

“No se pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo: o te bajas los pantalones o te aprietas el cinturón. Eso es lo que condena al fracaso de estas políticas, no sólo porque afortunadamente en el mundo hay todavía más indignados que indignos, o puede haberlos en todo caso. Necesitamos a los indignados, estamos hartos de los indignos, porque el proyecto neoliberal es irrealizable, es imposible.

“Está condenado al fracaso, pero como beneficia a esa minoría dominante; y ésta funda su poder en el poder militar que es el que devora la mitad de los recursos del mundo. La Jornada publicó hace poco que Obama y Romney están de acuerdo en una cosa: en seguir siendo la policía del mundo. Hay que ver cómo ese país se militarizó y militarizó al planeta; por suerte son cada vez más los jóvenes que no se tragan la píldora, no se la creen y empiezan a abrir otras vertientes como Occupy Wall Street.

Todos esos movimientos son lecciones de dignidad humana contra el miedo, pero el miedo es la base del gasto militar. La mitad del presupuesto de Estados Unidos está destinado a gastos militares, que es el nombre artístico de los gastos criminales, y mientras eso siga así las guerras seguirán siendo necesarias porque hay que justificar semejante barbaridad.

Y de los jóvenes, sus más fieles lectores, aseveró: “La verdad es que me produce una alegría enorme comprobar que lo que uno escribe, lo que uno hace, llega sobre todo a la gente joven.

“La verdad es que quizá la mejor noticia que el mundo nos ha dado en los años recientes, de lejos la mejor noticia, es la aparición del movimiento de los indignados que es básicamente juvenil –aunque hay indignados de todas las edades, por suerte–, pero es sobre todo de jóvenes y ocurre justo cuando parecía casi unánime la certeza de que a ellos no les importaba nada la política, que cada quien se miraba su ombligo en éxtasis y no les interesaba nada lo que ocurriera con los demás. Demostraron que eso era falso, en México y en todas partes.”

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