Resumen de La Jornada.
Según un estudio, la creatividad es con frecuencia parte de
una enfermedad mental. Los escritores, señala el análisis realizado por
investigadores suecos del Instituto Karolinska, tienen mayor riesgo de sufrir
ansiedad y trastornos bipolares, esquizofrenia, depresión unipolar y abuso de
sustancias, dio a conocer el sitio de Internet de la BBC.
Los expertos analizaron a 1.2 millones de personas desde
2011 y encontraron pruebas de que el trastorno bipolar es más frecuente
diagnosticarlo en individuos con trabajos artísticos o científicos, incluyendo
investigadores, bailarines, fotógrafos y escritores.
De acuerdo con los investigadores, los escritores tienen el
doble de probabilidad de suicidarse, en comparación con la población general.
Los bailarines y los fotógrafos también tienen más probabilidad de tener
trastornos bipolares.
Pero como grupo, los que tienen profesiones creativas no son
más propensos a sufrir de desórdenes siquiátricos que otras personas.
Lo que sí tienen, según el Journal of Psychiatric Research,
que publicó los resultados de la investigación, son más probabilidades de tener
un pariente cercano con un desorden, incluyendo anorexia y hasta cierto punto
autismo.
La mayoría de las demás enfermedades siquiátricas, como el
síndrome de depresión, ansiedad, esquizofrenia, y abuso de sustancias, fueron
más frecuentes entre los escritores, en particular.
Según expertos, algunas características de los desórdenes
mentales pueden resultar benéficos en profesiones creativas.
El investigador Simon Kyaga, dijo que los hallazgos sugieren
que estos desórdenes deben analizarse desde una nueva perspectiva y que algunos
rasgos pueden incluso ser benéficos o deseados.
Por ejemplo, los intereses restrictivos e intensos de
alguien con autismo, o el impulso maniaco de una persona con desórdenes
bipolares, pueden generar el enfoque y la determinación necesarios para la genialidad
y la creatividad.
De igual modo, los pensamientos desorganizados que se
asocian con la esquizofrenia pueden desatar la originalidad, elemento clave de
una obra maestra.
Según Kyaga, “si uno asume que algunos fenómenos asociados a
la enfermedad del paciente son benéficos, entonces se abre la puerta para
abordar el tratamiento de una nueva manera.
“En ese caso, el doctor y el paciente deben acordar qué será
tratado y cuál será el costo.
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