Resumen de Sin embargo.
Este martes, el Partido Revolucionario Institucional (PRI)
presentará en el Senado de la República un punto de acuerdo para que la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ofrezca informe pormenorizado
sobre la situación real de la deuda pública federal, estatal y municipal.
El
senador priista David Penchyna Grub reiteró lo que diversas organizaciones
nacionales y extranjeras han venido repitiendo en este año: la deuda federal
aumentó de manera considerable en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa. Tanto
así que rebasan el nivel que los organismos internacionales consideran como
porcentajes recomendables para una situación financiera sana, por lo que el
presidente electo, Enrique Peña Nieto, recibirá un país mucho más endeudado.
Apenas días después de que Calderón Hinojosa presentara su sexto y último
informe de gobierno, y con la propia información de Hacienda, se reveló que el
endeudamiento neto total del sector público federal, el indicador más amplio que
incluye la del gobierno, paraestatales y la banca de desarrollo, registró un
crecimiento de 160% en lo que va de la actual administración gubernamental.
Durante este sexenio, la deuda interna aumentó 133% y la externa creció 186%,
revelan esas cifras oficiales. Al cierre de julio de 2012, el total de la deuda
del sector público llegó a un nuevo máximo histórico de 5 billones 112 mil 236
millones de pesos, monto 3 billones 145 mil 95 millones de pesos superior al
monto observado en julio de 2007, el primer año de gestión del gobierno de
Felipe Calderón, cuando se ubicó en un billón 967 mil 140 millones de pesos.
Los últimos reportes de la SHCP detallan que mientras en 2007 el saldo de la
deuda del sector público federal representaba 27.36% como proporción del
Producto Interno Bruto (PIB), en lo que va de 2012 supera ya 37.10%; es decir,
un crecimiento de casi 10 puntos porcentuales en este sexenio. La cosa es
preocupante. No sólo las deudas de los estados y municipios se salieron de
control durante el sexenio, y muchas de ellas incluso permanecen en total
opacidad debido a que no hay aún mecanismos legales que obliguen a los
mandatarios estatales y a los presidentes municipales a rendir cuentas a los
ciudadanos. Ahí están los vergonzosos ejemplos de las entidades de Coahuila,
Estado de México, Chiapas, Nuevo León, Veracruz y Jalisco, así como de los municipios de Guadalajara –el más
endeudado del país–, Tijuana, Monterrey y Benito Juárez, por mencionar sólo
algunos. Pero que la deuda federal se haya ido a un máximo histórico merece una
revisión puntual, pues de acuerdo con el propio presidente Calderón, las
finanzas públicas fueron manejadas con absoluta transparencia. El senador
Penchyna Grub, además, aprovechó la ocasión para curar en salud al PRI, pues
afirma que es necesario hacer “una especie de corte de caja para que podamos
tener la información dura, que Hacienda está obligada a tener” y de esta forma
tener el diagnóstico real desde el cual partirá el nuevo gobierno y, además,
“para entrarle a fondo a una reforma” que sea sólida y responsable. Las alertas
sobre la economía mexicana siguen sonando fuerte. Hace unos días, Agustín
Carstens Carstens, gobernador del Banco de México, prendió alarmas sobre el
aumento de la inflación en el país y amagó con una posible alza de las tasas de
interés para controlar esa situación. Ahora, los señalamientos sobre el aumento
de la deuda pública en el sexenio de Calderón toman fuerza y exponen una
realidad muy distinta a la que vino contando el Presidente. A 17 días de que el
panista salga de Los Pinos, tampoco la estabilidad macroeconómica puede
presentarse como un logro del gobierno calderonista y sí, en cambio, se une al
vergonzoso grupo de aquellos gobernantes que gastaron a placer, sin la debida
rendición de cuentas.
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