Por: Luciano Campos Garza
En: Revista Proceso
El trauma social ocasionado por el atentado contra el Casino Royale, así como los constantes ataques armados a los centros de apuestas en Nuevo León, no han inhibido la adicción por el juego ni la voracidad de los casineros en esa entidad, que bien puede ser considerada el paraíso de los casinos en México. Es más: pese a las promesas oficiales de que se metería en cintura a dichos establecimientos y se limitaría su proliferación, dos de ellos acaban de ser abiertos con permisos federales: La Fortuna y Grand Palmas Casino Cumbres.
MONTERREY, N.L. (Proceso).- El incendio del Casino Royale y los tiroteos a otros establecimientos similares en esta ciudad no han ahuyentado a los regiomontanos de los centros de apuestas. En Nuevo León abundan las salas de juego. Todas están atiborradas de clientes que no se amedrentan por el acecho permanente del crimen organizado.
Tras el ataque al Royale –el 25 de agosto de 2011– la Secretaría de Gobernación (Segob) censó los establecimientos a los que les había dado permiso de operación. Se contaron 63. Fueron clausurados cuatro en inspecciones posteriores, pero luego volvieron a abrir.
Según un empleado del área jurídica de un casino, a más de un año de la tragedia del Royale sólo 23 establecimientos funcionan con estricto apego a la ley y la normatividad. Los demás están amparados y tienen demandas por resolver, por lo que funcionan de manera irregular.
A pesar de las numerosas protestas que hay contra la proliferación de salas de juegos, sólo en Nuevo León esta industria les da empleo a 10 mil personas.
En México no hay control sobre los casinos. Por ejemplo, no se ha regulado la forma en que los permisos de la Segob se deben presentar ante las autoridades municipales para que éstas autoricen las aperturas. Lo más frecuente es que una misma licencia de operación se use para abrir varios locales en diferentes sitios. Así lo comenta al corresponsal una fuente cercana a estos negocios.
Pese a las promesas oficiales, tras el incendio que cobró 52 vidas en el Royale, dos centros de apuestas fueron abiertos con permisos federales: La Fortuna y Grand Palmas Casino Cumbres.
Palmas Adanas ya tiene un permiso expedido en 2008 y está por convertirse en el tercero de los que abren sus puertas después de la matanza del Royale.
A Francisco Blake Mora le correspondió, como secretario de Gobernación, enfrentar la crisis de los casinos que estalló tras el atentado incendiario. Una Comisión de la Verdad integrada por diputados locales encontró que ocho de 13 irregularidades administrativas detectadas eran responsabilidad del funcionario federal, quien falleció el año pasado en un accidente aéreo. No obstante que el establecimiento operaba con un permiso clonado, a nadie se le sancionó por ello.
Ludopatía
El domingo 7 la Marina mató en Coahuila a Heriberto Lazcano, El Lazca. El martes 9 el vocero de Seguridad de Nuevo León, Jorge Domene, dijo que tras la caída del máximo líder de Los Zetas el caso del Royale quedaba cerrado.
Los deudos se quejaron y Domene tuvo que corregir. Aclaró que se refería a que el caso quedaba cerrado en cuanto a detenciones. El procurador nuevoleonés, Adrián de la Garza, le enmendó la plana y precisó que aún queda por cumplirse una de las 18 órdenes de aprehensión giradas. Y mencionó que amén de algunos peritajes está pendiente el cobro de un seguro. También falta que un juez dicte sentencia a los inculpados.
En Nuevo León los casinos son un excelente negocio. El año pasado un juez federal ordenó la apertura de La Fortuna.
A las 18:00 horas del jueves 11 el sitio se encontraba abarrotado. Para entrar es necesario pasar por un arco detector de metales en el que únicamente se revisa a los varones. Como otros establecimientos del área metropolitana, tiene unas 500 máquinas tragamonedas idénticas: consolas verticales frente a las que se sientan los jugadores. A estos aparatos se les llama “maquinitas”.
Los jugadores se mantienen atentos a las pantallas que les brindan una diversión muy sencilla pero que puede conducirlos con gran facilidad a la adicción. Para activar las máquinas el cliente debe adquirir una tarjeta cuyo costo mínimo es de 120 pesos. En las cajas del negocio se expiden los plásticos, previa identificación del consumidor.
En el extremo poniente de la ciudad se localiza el Grand Palmas Casino, propiedad de Juan José Rojas Cardona, El Zar de los Casinos. Este lujoso establecimiento suspendió sus actividades el 30 de agosto de 2011 por órdenes del municipio de Monterrey. No tenía los permisos en regla, pero reabrió sus puertas este año.
Comparado con otros casinos éste es pequeño. Para ingresar hay que pasar por un arco detector de metales. En la entrada hay una hilera de cajas donde se puede comprar la tarjeta con chip o recargarla. Adentro hay unas 200 máquinas similares a las de otros negocios.
Impacta la concentración de los jugadores. Parece que no disfrutan, sólo muestran ansiedad. Aunque es un centro de esparcimiento la gente no ríe y en vez de conversaciones se escuchan murmullos. Aparentemente no hay aprendices, todos se ven como apostadores experimentados, conocedores de las dinámicas basadas en el azar.
El Casino Revolución es el mayor centro de apuestas de Nuevo León y también uno de los más concurridos. Manejado por la empresa Players Place, tiene zona especial para apuestas en línea y áreas para jugar black jack, ruleta y póquer.
El 4 de abril de 2011 el negocio fue atacado por pistoleros que dispararon contra la fachada y lanzaron una granada que hirió a un cliente en una pierna. Dos coches fueron alcanzados por las balas y se incendiaron a la entrada del lugar. El municipio de Monterrey ordenó su clausura el 31 de agosto de 2011, aunque reabrió dos meses después.
El pasado 27 de julio desconocidos atacaron el lugar a tiros y lanzaron al interior de un auto una granada que no estalló. Lo sorprendente es que pese a que llegaron policías y militares a recolectar evidencias e inspeccionar el lugar, la clientela no se fue.
El propietario del casino, Rogelio Garza Cantú, El Diablo o El Zar de los Tables, fue muerto a balazos el 26 de junio de 2009 y sus asesinos no fueron atrapados. El empresario también era dueño de los establecimientos Colorado’s, Amnesia y Premier.
Permisos intercambiables
De 63 establecimientos abiertos en Nuevo León, hasta la semana pasada estaban clausurados en Monterrey el Club 909, Viva México, Sport Zone y el Malibú, antes llamado Fantastic.
Hay tres más que buscan argumentos legales para abrir. Atracciones y Emociones Vallarta (AEV) tiene dos: uno en San Pedro y otro en Monterrey. Éste funciona ahora como centro de espectáculos con variedad artística.
Los dos locales abrirán con el mismo juego de permisos, el número 4117 obtenido el 1 de junio de 1992, dentro de un paquete en el que también se tramitó la autorización para la apertura del Royale.
Otro más, pendiente, es el de la empresa Promojuegos de México en el municipio de Linares, que tramitó su permiso desde 2006.
Una fuente explica que el descontrol en la apertura de los casinos obedece a la falta de normatividad con que la Segob expidió los permisos hace décadas.
Desde 2006 el gobierno federal se ha abstenido de otorgar más permisos pero esto no parece afectar a los casineros, quienes fácilmente han podido sortear esta dificultad toda vez que las autorizaciones son intercambiables.
La fuente explica que cada permiso otorgado por la Segob estaba destinado a una determinada sociedad comercial que podía tramitarlo aunque no tuviera las instalaciones para abrir la casa de apuestas.
Con ese permiso el empresario acudía al municipio elegido para tramitar una autorización del ayuntamiento que le permitiera instalarse en un determinado local cuando lo decidiera. El dueño tiene la obligación, por reglamento, de avisar a la Segob en qué lugar montó el negocio.
Sin embargo, comenta la fuente, cuando el casinero decide cerrar no está obligado a notificarle a la dependencia federal a dónde trasladó su negocio. Con ese mismo permiso puede abrir otra casa de apuestas en cualquier lugar del país y el local que deja puede ser fácilmente traspasado a otro empresario que puede seguir operando con la licencia original.
Una argucia similar fue usada para abrir el Royale, según descubrió la Comisión de la Verdad integrada por legisladores locales de Nuevo León, quienes investigaron la parte jurídica del funcionamiento del lugar.
El Royale abrió el 1 de noviembre de 2007 en San Jerónimo 205 con un permiso de la Segob a favor de AEV; pero el 9 de septiembre de 2008 los propietarios decidieron cambiar de domicilio a la avenida Enrique C. Livas 201, en la colonia Cumbres Primer Sector, donde ahora está el New York. A pesar de la mudanza, el local de San Jerónimo siguió abierto con lo que se consumó la clonación del permiso.
El propietario del Royale, Raúl Rocha, a través de la empresa Conexiones y Mangueras, operó el lugar hasta que ocurrió el ataque.
Según la fuente consultada Blake Mora no estaba enterado del funcionamiento de los casinos en México y no sabía que el Royale trabajaba con un permiso clonado.
La inconsistencia legal con que operaba este casino dejó en el desamparo a familias que perdieron el empleo. Catorce de los fallecidos en el incendio eran trabajadores y a ellos no les correspondió indemnización.
Juan Carlos de la Fuente, a nombre de la CROC, asesoró legalmente a los 300 trabajadores del Royale que perdieron el empleo tras el ataque. A todos se les indemnizó con un promedio de mes y medio de salario, prima vacacional, aguinaldo y caja de ahorro. La mitad de los empleados fue reinstalada en otros casinos. El resto decidió buscar otras ocupaciones. En todos esos casos el arreglo fue satisfactorio, asegura el abogado.
También aclara que tres empleados entablaron demandas para buscar una liquidación como si se tratara de un despido; no obstante sus exigencias no han prosperado, puntualiza el asesor, pues lo que ocurrió fue un siniestro inesperado, como pudo haber sido un terremoto u otro cataclismo.
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