domingo, 28 de octubre de 2012

La violencia escolar obstruye el aprendizaje


Nota de Vértigo Político.
La intimidación en las escuelas surge cuando los niños luchan por el liderazgo y miden fuerzas a través de gritos, desobediencia, burla o insultos.
A través de juegos, cuentos, dibujos, música y charlas amenas, la organización Save the Children apoya a los niños que asisten a nueve escuelas de educación primaria ubicadas en el Centro Histórico de la Ciudad de México, para prevenir y erradicar el acoso escolar. 
En los talleres que se imparten una vez a la semana a grupos de tercero y hasta sexto grado, se abordan aspectos como género, equidad, erradicación del trabajo infantil, vida sin violencia y derechos de los niños.
"Empezamos en 2007 con el Programa ProNiño, cuyo objetivo era evitar la explotación laboral infantil; es decir, apoyar a los menores que trabajan en el comercio informal. Sin embargo, descubrimos que existe un ambiente de violencia que redunda en su aprendizaje y calidad de vida", dice Angélica Cervantes, coordinadora del programa en el Distrito Federal.

En los talleres lúdicos y dinámicos, menores de nueve a once años utilizan todos sus sentidos e imaginación para apropiarse de herramientas que les ayudan a identificar la violencia escolar e intrafamiliar, así como a prevenirla y, en todo caso, defenderse, pero sin que su respuesta sea violenta.

Y no sólo menores: también padres de familia reciben apoyo, pues la mayoría trabaja en la zona, ya sea en el comercio formal o informal.

El riesgo de que persista el acoso escolar, aunado a una mala alimentación, trabajo infantil, carencia de recursos económicos y otros factores como desintegración familiar o problemas de adicciones, puede generar que niñas y niños sean excluidos del sistema educativo.

De acuerdo con el estudio Violencia y disciplina en escuelas primarias y secundarias 2004-2005, del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), 24% de alumnos de primaria sufre burlas; 17% ha sido lastimado por otros alumnos; 17% ha recibido amenazas de sus compañeros; y 19% afirma haber participado en peleas en las que han dado golpes.

Escuchar y entender

La violencia surge cuando niñas y niños luchan por el poder o por el liderazgo, midiendo fuerzas a través de gritos, desobediencia, burla y/o insultos.

"Muchas veces la comunicación está deteriorada y el concepto de autoridad no se conoce o está distorsionada. Nosotros les ayudamos a entender las reglas que en muchas ocasiones ellos mismos establecen; se trabaja en equipo; se instaura el liderazgo; y los profesores logran conducir a su grupo con una autoridad genuina", comparte la coordinadora del programa ProNiño.

Añade que "lo primero que aportamos es que a los niños hay que escucharlos, hay que entenderlos, hay que darles lo que piden y necesitan, en forma ordenada y con reglas. ¿Quiere jugar? Está bien, pero primero que haga su tarea o actividades escolares y después viene lo que le gusta".

Además, Save the Children trabaja con un grupo especial denominado "Nueve-14", conformado por menores que tienen rezago escolar y cursan su primaria en tres años.

Esta situación genera que sean segregados, violentados, señalados y discriminados tanto por otros estudiantes como el personal docente y/o sus familiares.

Pero esta condición es resultado de pobreza, o desintegración familiar; y algunos pertenecen a grupos indígenas, como la comunidad triqui. Este panorama, reconoce la especialista, "nos hizo replantear los objetivos y trabajar a la par en el tema del trabajo infantil y contra la violencia escolar; pero además conocer las condiciones en las que viven en sus hogares. ¿Cómo decirles a los niños que hay que lavarse las manos con agua y jabón, cuando viven en cuartos pequeños, en azoteas, donde no hay baño, ni agua, sino que para asearse tienen que ir a baños comunitarios?", expone Cervantes.

La fuerza de trabajo en México (datos de INEGI, 2010) es de 43.6 millones de personas, de las cuales 26.4 millones tienen un empleo informal. Esto implica que 60.6% de los trabajadores del país no goza de ningún tipo de protección social, de salud, de contratación u otras prestaciones.

Pocas oportunidades

Pero la violencia también se reproduce en otras localidades, como en la delegación Iztapalapa, donde Luciana Esther Ramos Lira, ganadora del Premio Nacional de Psiquiatría 2012, realizó una investigación sobre los efectos de la violencia no sólo en la víctima, sino en los testigos, en la familia y en la comunidad entera.

"Los actos violentos generan estrés postraumático en la víctima y en los testigos; además, el abuso, ya sea físico, sexual o emocional, no sólo conlleva síntomas traumáticos en los niños y adolescentes, sino que al crecer tienen más riesgo de dependencia a sustancias nocivas y alcoholismo, o depresión, entre otras enfermedades mentales", comenta la investigadora y ex jefa del Departamento de Investigaciones Especiales del Instituto Nacional de Psiquiatría (INP) Ramón de la Fuente.

Ramos describe que en un ambiente donde se presenta violencia intrafamiliar, drogadicción, alcoholismo o violencia física, donde no hay respeto a las figuras paternas ni a la autoridad, se genera una mayor marginación, baja autoestima, ansiedad y depresión, pues no tienen acceso a la escuela ni a un empleo formal, sino que son explotados laboralmente y resultan más vulnerables a los abusos de cualquier tipo.

La especialista destaca que "no se puede intervenir sólo con el individuo, sino que tiene que realizarse un programa integral, donde participen las familias enteras, las comunidades completas; y esto dependerá de programas sociales que emprendan las autoridades sanitarias, educativas y laborales de todos los niveles de gobierno, a fin de que las nuevas generaciones tengan más oportunidades de salir adelante".
http://www.vertigopolitico.com/es/vertigo/noticia?id=n1377185

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