miércoles, 17 de octubre de 2012

La vida es una tómbola. En México, una ruleta rusa.


La vida es una tómbola. En México, una ruleta rusa.

Para las personas que hemos padecido alguna forma de violencia, el descrédito e incapacidad de los cuerpos de seguridad federales y locales ha convertido nuestras vidas en una cotidianeidad macabra que nos rompe como sociedad y nos tiene a un paso del estigma mundial como el que aún sufre Colombia. O queremos y atendemos al México lindo (¿y querido?) o se nos desmorona en las manos.

El INEGI publicó recientemente la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2012 (ENVIPE) http://ow.ly/eteZZque muestra los niveles de inseguridad y niveles de (des) confianza que han alcanzado diversas instituciones responsables de la procuración e impartición de justicia.
Nuestro problema no son los boletines de alerta a turistas de las embajadas extranjeras; el tema es que, pese a la evidencia, los capitanes no ajustan velas y los ciudadanos los observamos en gran medida como vacas viendo el tren.

Se dice que México es de los países con mayor cantidad de información que pasa a relegarse y queda en cajones y archivos de la clase política que los minimiza o esconde debajo del tapete. Al INEGI se le pueden criticar algunas cosas, pero no le podemos regatear el profesionalismo y confiabilidad de datos vitales…sí, de vida o muerte.

Los resultados son tan implacables como escalofriantes. El documento señala que su propósito esproporcionar elementos a los diferentes órdenes de gobierno que sirvan de apoyo en los procesos de política pública…Pero la grilla lo engulle todo.

A nuestros “representantes” les pagamos información, los proveemos de recursos públicos y ellos en lugar de atender el problema, se llenan de vehículos blindados, guardaespaldas y casotas en “privadas”. Mal trato y maltrato de lo público, lo de todos, lo laicamente sagrado.

Los datos de la encuesta:

· Hogares con víctimas 2011, 9,261,721 equivalentes al 30.6% del total.
· Victimización 2011 (población de 18 años y más) 18,675,004 de mexicanos, es decir, el 24.5%. 1 de cada 4 adultos. A mí ya me tocó: robo de auto, robo a mano armada y a casa habitación.
· Delitos 2011 (población de 18 años y más) 22,389,492, que supone 29,372 de cada 100,000 habitantes.
· Cifra Negra 2011 (delitos donde no se inició averiguación previa) 20,507,937, el 91.6%. La encuesta establece que: entre los motivos que lleva a la población víctima de un delito a no denunciar, están las deficiencias de la autoridad, como la pérdida de tiempo y la desconfianza en la misma, con 63.2 por ciento. La desconfianza teje una resistente red de capital antisocial que aumenta. Cuando acudes a denunciar, quienes te reciben te sueltan una letanía de “no tiene caso”, “va a perder tiempo” o el clásico: “agradezca que no lo mataron”. Ni Hitchcock.
· Percepción de Inseguridad entre marzo y abril de 2012 (% de personas que perciben inseguridad), 66.6% de los encuestados. El Gobierno de Calderón ahora tira a placer nuestro dinero en una ridícula e impresentable campaña de auto elogio. No cabe duda de que no hay peor ciego, que el que no quiere ver. El viejo cuento del tío Lolo.
· El costo total estimado a consecuencia de la inseguridad y el delito, asciende a casi 212,000 millones de pesos. Estos recursos aplicados a lo público resolverían temas fundamentales en pocos años…hoy van a la basura.

Respecto a la tabla general por tipo de delitos, así estamos:
1. Robo o asalto en calle o transporte público: 28.9%. No sorprende, dadas las tasas de desigualdad y desempleo que prevalecen. Es el impuesto revolucionario al que estamos sometidos.
2. Extorsión: 19.6%. El vergonzoso segundo lugar. 1 de cada 5 mexicanos han sufrido este cáncer que toca a millonarios y pobres. Los delincuentes tienen tabuladores claros y operan desde cárceles. El fracaso en el registro de teléfonos móviles nos habla del poder de esta neo mafia a lo Al Capone.
3. Robo total o parcial de vehículo: 14%
4. Fraude: 8.6%. El mexicano que abusa de la confianza que le otorgó otro.
5. Amenazas: 7.8%... Súmalo a la extorsión.
6. Robo en casa habitación: 7.6%
7. Otros robos: 4.9%
8. Otros delitos: 4.4%
9. Lesiones: 4.1%. Aquí vamos de golpizas a violaciones. Hablamos, en muchos casos, de vidas rotas.

En cuanto a la percepción ciudadana sobre la efectividad del trabajo que realizan las autoridades encargadas de la seguridad nacional, procuración e impartición de justicia:
1. Ejército: 83/100. Ejército y Marina son bien evaluadas a pesar de estar haciendo labores que no les corresponden y que tapan la corrupción de quienes deben hacerlo por ley.
2. Marina: 83/100
3. Policía federal: 55.4/100: miles de millones de dólares invertidos en ella desde su creación y resulta que los ladrones son policías.
4. Jueces: 43.9/100. Los ungidos para aplicar la ley son parte del tejido político y no un poder soberano del Estado. Un botón de muestra: el asesino del hijo de Moreira fue liberado casi 2 meses antes por un juez, a pesar de que la evidencia para encerrarlo era suficiente. La corrupción también toca al Olimpo. Si esto no activa los mecanismos para eliminar obstáculos y hacer realidad la urgente reforma al podrido sistema de impartición de justicia seguiremos esperando la lotería macabra para ver a quién le toca cada día.
5. Policía estatal: 42.3/100. Esa que da más miedo que sensación de protección. Agentes penosamente uniformados y con lentes oscuros...les encanta parecer "malos".
6. Policía ministerial o judicial: 38.2/100. Los judas perviven al estilo del Negro Durazo.
7. Ministerio público y procuradurías: 36.9/100. El principio del absurdo, el lugar donde se altera evidencia y se rompe la posibilidad de procuración e impartición.
8. Policía municipal: 36/100. El eslabón más débil. Personal mal pagado, fuera de forma física, casi inerme y sometido por el crimen. Son una figura decorativa que genera más compasión que nada. Una persecución de 500 metros corriendo les puede matar de un infarto.
9. Policía de tránsito: 32.9/100. ¿Qué decir que no sepas?

El INEGI no es de oposición ni pretende desestabilizar o desprestigiar a nadie. Ellos informan, pero el Estado ni forma ni transforma. Lo que es indiscutible es la democratización de la victimización. Nuestra ruleta rusa se juega con una pistola de 4 balas en donde pones una, accionas el gatillo cada día y le ruegas a dios, a la nada o a pachamama que no te toque. Pero le toca a otro.

Ahora nos hablan de mano dura, no de mano inteligente… y volver a empezar. ¿A quién le tiene que tocar para que los representantes despierten? Son una verguenza.

Carlos Páez Agraz
Director General AdQat


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