Para las personas que hemos padecido alguna forma de violencia, el descrédito e incapacidad de los cuerpos de seguridad federales y locales ha convertido nuestras vidas en una cotidianeidad macabra que nos rompe como sociedad y nos tiene a un paso del estigma mundial como el que aún sufre Colombia. O queremos y atendemos al México lindo (¿y querido?) o se nos desmorona en las manos.
El INEGI publicó recientemente la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2012 (ENVIPE) http://ow.ly/eteZZque muestra los niveles de inseguridad y niveles de (des) confianza que han alcanzado diversas instituciones responsables de la procuración e impartición de justicia.
Nuestro problema no son los boletines de alerta a turistas de las embajadas extranjeras; el tema es que, pese a la evidencia, los capitanes no ajustan velas y los ciudadanos los observamos en gran medida como vacas viendo el tren.
Se dice que México es de los países con mayor cantidad de información que pasa a relegarse y queda en cajones y archivos de la clase política que los minimiza o esconde debajo del tapete. Al INEGI se le pueden criticar algunas cosas, pero no le podemos regatear el profesionalismo y confiabilidad de datos vitales…sí, de vida o muerte.
Los resultados son tan implacables como escalofriantes. El documento señala que su propósito esproporcionar elementos a los diferentes órdenes de gobierno que sirvan de apoyo en los procesos de política pública…Pero la grilla lo engulle todo.
A nuestros “representantes” les pagamos información, los proveemos de recursos públicos y ellos en lugar de atender el problema, se llenan de vehículos blindados, guardaespaldas y casotas en “privadas”. Mal trato y maltrato de lo público, lo de todos, lo laicamente sagrado.
Los datos de la encuesta:
· Hogares con víctimas 2011, 9,261,721 equivalentes al 30.6% del total.
· Victimización 2011 (población de 18 años y más) 18,675,004 de mexicanos, es decir, el 24.5%. 1 de cada 4 adultos. A mí ya me tocó: robo de auto, robo a mano armada y a casa habitación.
· Delitos 2011 (población de 18 años y más) 22,389,492, que supone 29,372 de cada 100,000 habitantes.
· Cifra Negra 2011 (delitos donde no se inició averiguación previa) 20,507,937, el 91.6%. La encuesta establece que: entre los motivos que lleva a la población víctima de un delito a no denunciar, están las deficiencias de la autoridad, como la pérdida de tiempo y la desconfianza en la misma, con 63.2 por ciento. La desconfianza teje una resistente red de capital antisocial que aumenta. Cuando acudes a denunciar, quienes te reciben te sueltan una letanía de “no tiene caso”, “va a perder tiempo” o el clásico: “agradezca que no lo mataron”. Ni Hitchcock.
· Percepción de Inseguridad entre marzo y abril de 2012 (% de personas que perciben inseguridad), 66.6% de los encuestados. El Gobierno de Calderón ahora tira a placer nuestro dinero en una ridícula e impresentable campaña de auto elogio. No cabe duda de que no hay peor ciego, que el que no quiere ver. El viejo cuento del tío Lolo.
· El costo total estimado a consecuencia de la inseguridad y el delito, asciende a casi 212,000 millones de pesos. Estos recursos aplicados a lo público resolverían temas fundamentales en pocos años…hoy van a la basura.
Respecto a la tabla general por tipo de delitos, así estamos:
1. Robo o asalto en calle o transporte público: 28.9%. No sorprende, dadas las tasas de desigualdad y desempleo que prevalecen. Es el impuesto revolucionario al que estamos sometidos.
2. Extorsión: 19.6%. El vergonzoso segundo lugar. 1 de cada 5 mexicanos han sufrido este cáncer que toca a millonarios y pobres. Los delincuentes tienen tabuladores claros y operan desde cárceles. El fracaso en el registro de teléfonos móviles nos habla del poder de esta neo mafia a lo Al Capone.
3. Robo total o parcial de vehículo: 14%
4. Fraude: 8.6%. El mexicano que abusa de la confianza que le otorgó otro.
5. Amenazas: 7.8%... Súmalo a la extorsión.
6. Robo en casa habitación: 7.6%
7. Otros robos: 4.9%
8. Otros delitos: 4.4%
9. Lesiones: 4.1%. Aquí vamos de golpizas a violaciones. Hablamos, en muchos casos, de vidas rotas.
En cuanto a la percepción ciudadana sobre la efectividad del trabajo que realizan las autoridades encargadas de la seguridad nacional, procuración e impartición de justicia:
1. Ejército: 83/100. Ejército y Marina son bien evaluadas a pesar de estar haciendo labores que no les corresponden y que tapan la corrupción de quienes deben hacerlo por ley.
2. Marina: 83/100
3. Policía federal: 55.4/100: miles de millones de dólares invertidos en ella desde su creación y resulta que los ladrones son policías.
4. Jueces: 43.9/100. Los ungidos para aplicar la ley son parte del tejido político y no un poder soberano del Estado. Un botón de muestra: el asesino del hijo de Moreira fue liberado casi 2 meses antes por un juez, a pesar de que la evidencia para encerrarlo era suficiente. La corrupción también toca al Olimpo. Si esto no activa los mecanismos para eliminar obstáculos y hacer realidad la urgente reforma al podrido sistema de impartición de justicia seguiremos esperando la lotería macabra para ver a quién le toca cada día.
5. Policía estatal: 42.3/100. Esa que da más miedo que sensación de protección. Agentes penosamente uniformados y con lentes oscuros...les encanta parecer "malos".
6. Policía ministerial o judicial: 38.2/100. Los judas perviven al estilo del Negro Durazo.
7. Ministerio público y procuradurías: 36.9/100. El principio del absurdo, el lugar donde se altera evidencia y se rompe la posibilidad de procuración e impartición.
8. Policía municipal: 36/100. El eslabón más débil. Personal mal pagado, fuera de forma física, casi inerme y sometido por el crimen. Son una figura decorativa que genera más compasión que nada. Una persecución de 500 metros corriendo les puede matar de un infarto.
9. Policía de tránsito: 32.9/100. ¿Qué decir que no sepas?
El INEGI no es de oposición ni pretende desestabilizar o desprestigiar a nadie. Ellos informan, pero el Estado ni forma ni transforma. Lo que es indiscutible es la democratización de la victimización. Nuestra ruleta rusa se juega con una pistola de 4 balas en donde pones una, accionas el gatillo cada día y le ruegas a dios, a la nada o a pachamama que no te toque. Pero le toca a otro.
Ahora nos hablan de mano dura, no de mano inteligente… y volver a empezar. ¿A quién le tiene que tocar para que los representantes despierten? Son una verguenza.
Carlos Páez Agraz
Director General AdQat
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