Jugar a los carritos
¿Rebasan a EPN?
Iglesia y caciques
PRD-Morena, en pista
Julio Hernández López
Dando continuidad a su ya cargado expediente de utilización
del privilegio político para el desahogo de carencias lúdicas infantiles o de
urgencias protagónicas, ahora Felipe Calderón apareció tripulando un pequeño
auto de competencias menores (Go Kart) en una pista mexiquense, donde su
subordinado directo, Bruno Ferrari (apostólico secretario de Economía del
gabinete), no quiso mostrar ventaja alguna, cuando menos a partir del apellido
superdeportivo, ni el gobernador anfitrión, Eruviel Ávila, se atrevió a mostrar
algún deseo de supremacía circunstancial de la marca de tres colores sobre la
escudería de blanco y azul.
Al presidente no se le rebasa nunca, fue la tesis del
priísta que sustituyó a Enrique Peña Nieto en el manejo del vehículo mexiquense
del poder, mientras el emocionado Felipe celebraba y defendía su triunfo cedido
como si fuese el resultado de una habilidad verdadera y no de una facilitación
política de organigrama. Pero tan obsequiosa postura mostrada sobre la pista
tiene importancia ya no tanto respecto al chofer que va de salida como del que
tomará el volante del país el próximo uno de diciembre: ¿habrá quienes intenten
rebasar a Peña Nieto, o ya lo están haciendo?, ¿el próximo corredor del
monoplaza pinolero es por la naturaleza de su cilindraje y construcción
ingenieril un competidor marcado para que con frecuencia lo busquen rebasar?
La primera revisión histórica, casi un año atrás, en los
talleres de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara mostró una
impericia trágica, y posteriores muestreos (como el de la Universidad
Iberoamericana, de donde surgió el movimiento 132) confirmaron la percepción de
que el piloto mexiquense necesita palancas externas, copilotos a distancia y
adversarios comprensivos. Papel fundamental ha jugado Luis Videgaray,
abiertamente convertido en un tripulante extraoficial (a nombre de la casa
Pedro Aspe, es decir, CSG), complementado en ciertos segmentos por Miguel Ángel
Osorio Chong, un manejador de marcas regionales (Hidalgo), a quien, a pesar de
esa inexperiencia en circuitos de primera línea, se le ha habilitado para
correr el Premio del Sexenio desde una posición de privilegio.
Otro piloto en automático es Carlos Salinas de Gortari,
quien encamina piezas hacia el próximo gabinete federal (Rosario Robles en la
ahumada secretaría de Desarrollo Social, para simular rebases por la
izquierda), con la intención de ayudar a que el conductor designado (cuyo traje
de faena, con las iniciales EPN en la espalda, está repleto de emblemas de las
casas patrocinadoras, sobre todo de Televisa) no se desbarranque, no patine, no
tenga ponchaduras y tome delantera aunque sea porque, con ponzoñosa
obsequiosidad palaciega, los verdaderos ganadores prefieren hacerle creer al
portador del casco de protección que él es el triunfador, el campeón al que
nunca se debe rebasar.
En otro carril, el de la religiosidad católica y romana, las
élites concursantes se muestran rebasadas ante los hechos. Como si no tuvieran
su propia historia cargada de lo mucho que este domingo denunciaron mediante el
semanario Desde la Fe, los concesionarios locales de la franquicia vaticana
hacen saber, en la coyuntura de la presunta reforma laboral y los tramposos
choferes de camiones materialistas conocidos como La banda de los caciques del
proletariado, que los sindicatos son fuerzas políticas secuestradas por líderes
inmorales que han logrado eternizarse. Sería posible retirar del cartódromo el
armatoste de esos falsos representantes de los trabajadores y colocar el
delicado vehículo de los curas y su institución milenaria, y las
consideraciones negativas podrían ser aplicables en ambos casos.
Rebasados por sí mismos, en una carrera absolutamente
repetitiva de los errores de siempre, los perredistas fueron sacados de su
propia pista procesal en Michoacán y el estado de México a lo largo de una
jornada de elección de delegados a congresos del sol azteca y consejeros (robo
de papelería electoral fue la acusación mayor del día). A pesar de que tienen
enfrente un nuevo competidor, titulado Morena, los corredores que van de negro
y amarillo mantienen pugnas y marrullerías que acaban debilitándolos en la
base, aunque en las cúpulas los premiados son bien conocidos: los Chuchos, que
mantienen el control de la carrocería, el motor y el volante, y los Bejaranos,
que pelean por hacerse de esas mismas partes forcejeando sobre la marcha con
los primeros. Como añadidos que lo mismo inclinan la suerte de la competencia a
un lado u otro, los Amalios, los de la Alternativa Democrática Nacional (que
dirige Héctor Bautista) y otros partícipes menores.
La presunta revelación de la temporada, el auto de presunta
visión alternativa, Morena, se ha visto entrampado por problemas varios que los
ingenieros en jefe adjudican a marrullerías de las firmas competidoras, que al
ver el lanzamiento de una máquina poderosa que los habría de desplazar, se
concentran en sembrarle desajustes que provocan ruidos diversos. Sea por un
complot de los adversarios o por insuficiencias propias, el vehículo pejista no
ha podido rebasar las expectativas originales. Parece indudable que contará con
el combustible suficiente para sostenerse en la carrera, aunque las maniobras
realizadas en los talleres del autódromo electoral están dando material (ya sea
provocado o genuino) para que los adversarios recurran a los jueces en demanda
de que no se otorgue a ese supuesto bólido de izquierda su registro formal en
los máximos circuitos.
Astillas
Las madres centroamericanas que recorrieron México en busca
de sus hijos desaparecidos llegaron ayer a la Basílica de Guadalupe. Una de las
vergüenzas que carga nuestro país es la relacionada con el trato que se ha dado
a quienes desde el sur tratan de llegar al norte imperial y en México se han
topado con bandas criminales, tanto de delincuentes como de funcionarios, en
una trama de horror hasta ahora vigente.
Tal vez ahora sí debería preocuparse el gobernador de
Michoacán, Fausto Vallejo, pues la Secretaría de Gobernación le ofrece respaldo
pleno... ¡hasta mañana!
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