Nota de Sin embargo.
Un grupo de expertos reunidos hoy en Washington para tratar
la situación de las fuerzas policiales en México coincidió en señalar la
necesidad de un mayor control “tanto interior como exterior” para atajar las
prácticas corruptas y los abusos en el seno de la policía.
En una ponencia en
el Centro Wilson de la capital estadounidense bajo el título “Reformando los
rangos: valoración de los esfuerzos de reforma policial en México”, expertos
mexicanos y estadounidenses lamentaron que, precisamente, sea la “ausencia de
control”, según ellos, la que ha instalado una “enorme brecha” entre policía y
sociedad.
“La sociedad y la policía tienen una relación basada en la mutua
desconfianza”, apuntó el director ejecutivo del Instituto para la Seguridad y
la Democracia de México, Ernesto López Portillo, quien destacó que “siete de
cada diez mexicanos confían poco o nada en el sistema policial”. Según López
Portillo, esto conlleva que “la Policía vea a la ciudadanía como parte del
problema y al revés”, algo que, en su opinión, no se solucionará hasta que se
retire a las fuerzas de seguridad “el margen de autonomía que les permite
incluso saltarse los controles internos”. En ello coincidió el profesor del
Departamento de Estudios Legales en el Centro de Investigación y Docencia
Económica de México Juan Salgado, quien matizó que, además de “auditorías
internas efectivas” -como él las calificó-, también se necesita “una
supervisión civil”. “El gran reto es lograr que en las operaciones policiales
se garantice el respeto a los derechos civiles”, indicó el profesor, para quien
ello sólo llegará de la mano de un control exterior “exhaustivo” por parte de
la sociedad. En este sentido, Salgado lamentó que “no existan” esfuerzos
institucionales para garantizar el respeto a los derechos civiles,
“especialmente en los procesos de detención”, y su colega López Portillo ahondó
en la “extrema regresión” en la que, a su juicio, han caído los cuerpos
policiales en “acciones extremas como la tortura”. “Hay que cambiar la línea de
mando, puesto que ahora un oficial corrupto responde ante un mando corrupto y
así hasta arriba del todo. De seguir así, jamás cambiará nada”, sentenció López
Portillo. Por su parte, el profesor de la Universidad de Georgetown John Bailey
se sumó a las tesis de sus colegas e hizo especial hincapié en la
“descoordinación y poca colaboración” existente entre los distintos niveles de
la administración, poniendo como ejemplo la falta de cooperación entre los
gobernadores estatales y el expresidente Felipe Calderón.
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