jueves, 7 de febrero de 2013

EPN y Calderón: la calca perfecta

Nota de Sin embargo.
Ayer, en Guerrero, nueve elementos de la Policía Estatal Preventiva fueron emboscados y asesinados en una comunidad del ayuntamiento de Apaxtla de Castrejón. También el miércoles, en diversos municipios de Sinaloa, 10 personas perdieron la vida en hechos violentos y ligados al crimen organizado. En Nuevo León se corroboró ayer que el cuerpo mutilado que la policía encontró en la madrugada del sábado pasado es el del jefe de Seguridad del Penal de Topo Chico, situado al noroeste de Monterrey. La ola de asesinatos en estos 69 días de la administración de Enrique Peña Nieto no para; al contrario, crece de forma alarmante. Mientras, los mexicanos que se esperanzaron con un cambio de estrategia de seguridad, respecto a la aplicada en el sexenio pasado por el panista Felipe Calderón Hinojosa, comienzan a perder la ilusión por el esperado golpe de timón. 

De acuerdo con datos del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, durante los dos primeros meses del gobierno del Presidente Peña Nieto, se han registrado por lo menos 1,758 homicidios violentos. Esto significa que del 1 de diciembre de 2012 al 31 de enero de 2013, en México se registraron un promedio de 28 asesinatos al día. Aunque la administración del priista mexiquense presentó con bombo y platillo –el 17 de diciembre pasado– una nueva estrategia de seguridad, basada en seis líneas de acción, los resultados para disminuir la violencia y la criminalidad en el país son totalmente nulos. Por el contrario, el gobierno de EPN mantiene intacta la estructura de las fuerzas del Estado con la que Calderón Hinojosa le declaró la guerra al narco, en diciembre de 2006: Policía Federal, Ejército y Marina siguen como el eje central. 
Organismos de derechos humanos, en tanto, continúan denunciando los abusos que elementos de esas corporaciones cometen contra la población civil, debido a esta política beligerante y militarista. Esa política de seguridad y su falta de resultados también ha sido analizada a nivel internacional. La estrategia antinarco de Enrique Peña Nieto es la misma de Felipe Calderón, pero maquillada, planteó el Baker Institute por medio de un análisis firmado por el experto en Políticas de Drogas de la Universidad Rice, Nathan Jones. El reporte destaca que se puede esperar continuidad en la política pero cambio en la retórica que justifica esa política por parte de la administración del de Atlacomulco. 
A pesar de que Peña Nieto ha pregonado propuestas de reforma, “hay más similitudes que diferencias al comparar su ‘nueva’ política de seguridad con la de la administración de Calderón”, afirma Jones. Además, el repunte de la violencia en todo el país y las peticiones de diversos funcionarios –gobernadores y presidentes municipales– para reforzar la presencia de la Policía Federal, el Ejército y la Marina en sus entidades es una señal de que las cosas cambiarán muy poco. Peña Nieto puede pretextar que es poco tiempo el que tiene al mando del país. Sin embargo, no es justificación para no haber promovido de lleno cambios de fondo.
Si de verdad se estuviera aplicando una estrategia distinta y precisa ya se verían los resultados. Pero no los hay. Mientras tanto, a diario, se acumulan los muertos por todo México. Muchos de ellos, como ha sucedido desde 2006, son inocentes y a éstos sólo falta que el gobierno de EPN los catalogue como “daños colaterales”, como con toda su frialdad los llamó Felipe Calderón Hinojosa.

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/07-02-2013/12396

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