Nota de Sin embargo.
Ayer, en Guerrero, nueve
elementos de la Policía Estatal Preventiva fueron emboscados y asesinados en
una comunidad del ayuntamiento de Apaxtla de Castrejón. También el miércoles,
en diversos municipios de Sinaloa, 10 personas perdieron la vida en hechos
violentos y ligados al crimen organizado. En Nuevo León se corroboró ayer que
el cuerpo mutilado que la policía encontró en la madrugada del sábado pasado es
el del jefe de Seguridad del Penal de Topo Chico, situado al noroeste de
Monterrey. La ola de asesinatos en estos 69 días de la administración de
Enrique Peña Nieto no para; al contrario, crece de forma alarmante. Mientras,
los mexicanos que se esperanzaron con un cambio de estrategia de seguridad,
respecto a la aplicada en el sexenio pasado por el panista Felipe Calderón
Hinojosa, comienzan a perder la ilusión por el esperado golpe de timón.
De
acuerdo con datos del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, durante los
dos primeros meses del gobierno del Presidente Peña Nieto, se han registrado
por lo menos 1,758 homicidios violentos. Esto significa que del 1 de diciembre
de 2012 al 31 de enero de 2013, en México se registraron un promedio de 28
asesinatos al día. Aunque la administración del priista mexiquense presentó con
bombo y platillo –el 17 de diciembre pasado– una nueva estrategia de seguridad,
basada en seis líneas de acción, los resultados para disminuir la violencia y
la criminalidad en el país son totalmente nulos. Por el contrario, el gobierno
de EPN mantiene intacta la estructura de las fuerzas del Estado con la que
Calderón Hinojosa le declaró la guerra al narco, en diciembre de 2006: Policía
Federal, Ejército y Marina siguen como el eje central.
Organismos de derechos
humanos, en tanto, continúan denunciando los abusos que elementos de esas
corporaciones cometen contra la población civil, debido a esta política
beligerante y militarista. Esa política de seguridad y su falta de resultados
también ha sido analizada a nivel internacional. La estrategia antinarco de
Enrique Peña Nieto es la misma de Felipe Calderón, pero maquillada, planteó el
Baker Institute por medio de un análisis firmado por el experto en Políticas de
Drogas de la Universidad Rice, Nathan Jones. El reporte destaca que se puede
esperar continuidad en la política pero cambio en la retórica que justifica esa
política por parte de la administración del de Atlacomulco.
A pesar de que Peña
Nieto ha pregonado propuestas de reforma, “hay más similitudes que diferencias
al comparar su ‘nueva’ política de seguridad con la de la administración de
Calderón”, afirma Jones. Además, el repunte de la violencia en todo el país y
las peticiones de diversos funcionarios –gobernadores y presidentes
municipales– para reforzar la presencia de la Policía Federal, el Ejército y la
Marina en sus entidades es una señal de que las cosas cambiarán muy poco. Peña
Nieto puede pretextar que es poco tiempo el que tiene al mando del país. Sin
embargo, no es justificación para no haber promovido de lleno cambios de fondo.
Si de verdad se estuviera aplicando una estrategia distinta y precisa ya se
verían los resultados. Pero no los hay. Mientras tanto, a diario, se acumulan
los muertos por todo México. Muchos de ellos, como ha sucedido desde 2006, son
inocentes y a éstos sólo falta que el gobierno de EPN los catalogue como “daños
colaterales”, como con toda su frialdad los llamó Felipe Calderón Hinojosa.
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/07-02-2013/12396.
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