viernes, 15 de febrero de 2013

El Petróleo es de Todos.

Por @GeniusDiaboli. 

Muchos ponen un gesto sarcástico al oír esta afirmación pero pese a la propaganda en contra, a la profunda desilusión respecto a todo lo que venga del Estado y la burocracia, así como al ataque que desde las oficinas gubernamentales se ha emprendido contra lo público para favorecer a lo privado, es verdad: el petróleo es de todos.

Es cierto que las familias de México no reciben un cheque mensual por la venta petrolera, también es cierto que los ciudadanos no tenemos el carácter de accionistas de Pemex, ni mucho menos. Sin embargo, todos sin excepción recibimos beneficios directos del hidrocarburo.

El petróleo aporta el 40% del presupuesto federal. Eso quiere decir que gracias al llamado oro negro se mantienen buena parte de escuelas públicas de todos los niveles, hospitales y de más servicios públicos. Este beneficio es más evidente en los estados que aportan menos al Producto Interno Bruto (PIB) y, por lo tanto, recaudan menos impuestos. Tal es el caso de Colima y Nayarit que aportan a la renta nacional menos del 1%. Hay que señalar que ambas entidades no son petroleras.



Dejar las ganancias del petróleo en manos privadas, ya sean nacionales o extranjeras, implicaría crear un hueco considerable en las finanzas públicas que sólo podría ser saneado con el incremento de impuestos. Sin embargo, los mismos que  buscan la privatización del petróleo ya sea desde el gobierno, el poder legislativo, los medios de comunicación o las cúpulas empresariales se niegan a aplicar una política fiscal lógica y eficiente.

Según datos de la OCDE, México es el país miembro que recaudó menos impuestos entre 1965 y 2009 y, al mismo tiempo, según el periódico canadiense The Globe and Mail nuestro país es el mejor lugar para hacer negocios desde el punto de vista fiscal, ¿por qué? Porque en México se cobran más impuestos a los consumidores y a los pequeños empresarios que a las grandes empresas nacionales o extranjeras.

El 60% del Impuesto Sobre la Renta (ISR) lo aportan trabajadores de todos los niveles, mientras las empresas que más ganancias registran pagan un porcentaje menor bajo el pretexto de una supuesta promoción a la creación de empleos que en 30 años los neoliberales no han logrado concretar.

Esto quiere decir que boquete fiscal no sería cubierto con el incremento de impuestos a quienes más tienen sino a quienes trabajan más. La receta de los promotores de la privatización del petróleo es incrementar el IVA y gravar alimentos, medicinas, educación y libros. No es algo nuevo, la privatización de los bienes nacionales y la imposición fiscal al consumo son propuestas históricas de los fanáticos del libre mercado, se han aplicado en este país desde 1982 y ni con el PRI ni con el PAN ha producido prosperidad, al contrario.

En 30 años se han privatizado la televisión, los ferrocarriles, los bancos, las carreteras, la telefonía, los ingenios azucareros y un largo etcétera, ¿somos más ricos?, ¿tenemos más empleos?, ¿las empresas privatizadas brindan mejores productos y servicios y a más bajo costo? La respuesta es categórica: ¡no!

Al contrario, estamos más endeudados y el ejemplo por excelencia son los bancos que se privatizaron, luego tuvieron que ser rescatados por el gobierno debido a los malos manejos para lo cual se creó el FOBAPROA, que nos sigue costando a la ciudadanía, y finalmente fueron regresados a manos privadas extranjeras que cobran intereses altísimos al crédito y brindan bajos rendimientos a quienes ahorran.

Con el petróleo privatizado ocurriría lo mismo. La ciudadanía en su conjunto, pero principalmente las clases medias y populares, terminarán pagando vía impuestos el costo de la privatización al tiempo que los combustibles incrementarían su precio y se desatará una escalada inflacionaria debido a la importancia del hidrocarburo en la producción y el transporte de productos.

Defender el petróleo mexicano es defender la viabilidad de nuestras familias, de nuestros proyectos personales y de eso que muchos ven muy turbio pero que aún se sigue llamando futuro.

No perdamos de vista que, en términos prácticos, la libertad social e individual es mayor cuando se cuenta con más dinero, cuando el fruto del trabajo alcanza para más. Si privatizan la ganancia petrolera seremos menos libres, soñaremos menos y concretaremos muy poco.

Si los neoliberales ganan esta partida agárrense las carteras y prepárense para la tragedia.