Redacción / Sinembargo
Febrero 19 de 2013
El periódico The New York Times cuestionó este día en un amplio reportaje que
el Presidente Enrique Peña Nieto prometiera en campaña disminuir la violencia y
desvincularse de las políticas de su antecesor, pero que hasta la fecha no haya
logrado ninguno de sus dos objetivos.
El diario reseña que la violencia en
México no ha disminuido mientras que, en los hechos, las políticas de Peña
Nieto son las mismas que las de Felipe Calderón Hinojosa. Pero aún cuando la
semana pasada lanzó un programa de prevención del delito y declaró que era la
nueva prioridad del gobierno, dice, una presión extraordinaria parece socavar
su discurso para que enfrente con mayor vigor los problemas de seguridad, como
su antecesor.
En el reportaje realizado por el periodista Randal C. Archibold
se destaca que Guerrero es un estado que históricamente ha sido propenso a
erupciones periódicas de violencia y, ahora, también es “un nuevo desafío” para
el gobierno mexicano. Las violaciones de varias mujeres en Acapulco y en los alrededores
de ese puerto –incluyendo las de seis turistas españolas–, además de una
emboscada donde murieron nueve agentes de la policía estatal, han ganado los
titulares en todo el mundo, recuerda. “La frustración porque el Estado no los
está protegiendo, originó que pueblos rurales de Guerrero tomaran las armas y
asumieran la policía”, expone el NYT. También destaca que, en otros lugares,
granadas detonaron este mes cerca del consulado de Estados Unidos en la ciudad
fronteriza de Nuevo Laredo durante una batalla entre pandillas y, además, 17
miembros de Kombo Kolombia, una banda popular en el norte de México, fueron
secuestrados y asesinados el mes pasado. “El derramamiento de sangre continuó a
pesar de algunos indicios de que la violencia se estabilizó el año pasado,
según un informe publicado el 5 de febrero por la Universidad de Trans-Border
Institute de San Diego, que analizó una serie de estadísticas del gobierno
sobre homicidios. El gobierno del señor Peña Nieto también dio a conocer las
estadísticas de este mes; dijo que los homicidios presuntamente relacionados
con el crimen organizado se habían sumergido desde diciembre hasta enero, pero
los analistas han cuestionado cómo esas cifras fueron recopiladas, debido a la
falta de seguimiento de investigaciones penales”, plantea el corresponsal del
Times. Sin embargo, destacó Archibold, el apetito de los grupos criminales por
la violencia no parece cesar y representa un desafío para el Presidente:
“¿Podrá manejar el tema y evitar ser arrastrado hacia la percepción de mano
dura de su predecesor y, además, cambiar el foco de la discusión nacional a
otros asuntos, como la economía?”, pregunta NYT en el texto. “Están tratando de
que el Presidente no utilice el tema de la delincuencia como su prioridad
política”, dijo Ana María Salazar, analista de Seguridad que trabajaba en el
gobierno de Estados Unidos y ahora presenta un programa de radio en la Ciudad
de México, consultada por el periodista. Y añadió: “No han presentado lo que
van a hacer en el corto plazo para retomar el territorio mexicano y quitarle el
control de las organizaciones criminales”. Los funcionarios del gobierno,
expuso, el diario neoyorquino, han pedido paciencia, diciendo que los problemas
del crimen en México no puede ser resuelto en una noche. Ellos, destacó el
Times, han dejado claro que quieren romper con el enfoque del ex presidente
Felipe Calderón, que en gran medida alistó al Ejército y la policía federal
contra las bandas del crimen, pero el nuevo gobierno ha tomado un camino
similar en los recientes brotes, incluido el envío de un grupo de policías
federales a Acapulco, después de los recientes ataques sucedidos en el puerto.
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