miércoles, 20 de febrero de 2013

Carta Doliente IV


Por Tolésmo Díaz, en Red Generación

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Mis uñas se quedaron sobre la piel del mundo. Me sobrevive el tacto, su discurso rebelde.He fijado mi tiempo en el pulso de las multitudes. 


La mano izquierda es inútil: ha perdido su fuerza natural, está en el sueño bisiesto de los desesperados. Y el diestro mando, gigante parido en el centro del coágulo, ejerce su voluntad ciega.

Me han desarticulado el espíritu.
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No se habla para manar sólo palabras, sino para temblar en la claridad del mundo, para suceder en el corazón de una tormenta. Se habla en el extremo del silencio, en una porción de la muerte. Se habla también para soñar con la respuesta.


Mi casa fue erguida con la primera palabra de mi madre. Mi único gobierno está en la tierra de lo que está por decirse.


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La plaza anochece sin tumulto, sin pancartas desveladas .La soledad también es un griterío.



¿De qué fondo viene tu sordera, Patria?








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