Nota de Sinembargo
Ya sea en alguna comunidad zapatista en
Chiapas, o en un paradero del desierto mexicano, siempre habrá algún
refrigerador con refrescos. Médicos señalan que esta bebida es una bomba de
azúcar que daña seriamente la salud. Las grandes empresas aseguran que los
señalamientos en su contra carecen de sustento, sobre todo cuando se relaciona
sus bebidas con el aumento en el índice de diabetes. Por su parte, legisladores
están preparando un impuesto en estos líquidos con el fin de preservar la salud
de los mexicanos.
El refresco
es uno de los productos más demandados en el país y en todo el mundo. Un mexicano
consume aproximadamente 160 litros de refresco por año, lo que equivale a poco
menos de medio litro al día, según datos de la Procuraduría Federal del
Consumidor (Profeco).
Desde hace cuatro años, el tema de
poner un impuesto a estas bebidas y a alimentos “chatarra” está pendiente. Hace
unos días el tema llegó al Senado con la Ley del Impuesto Especial sobre
Producción y Servicios (IEPS), y junto con diversas organizaciones, están
planeando el aumento de 1.70 pesos por litro de gaseosa. Diversas
organizaciones de la sociedad civil, han puesto el dedo sobre el renglón y han
pedido el apoyo de la Secretaria de Salud federal. Además, han argumentado con
estudios internacionales el daño que provocan las bebidas azucaras en el
organismo, incluso puede aumentar el riesgo de diabetes en los niños y adultos.
Pese a eso, la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas
Carbonatadas (ANPRAC) sostuvo que dichas afirmaciones “son malintencionadas y
carentes de sustento científico”.
Sostuvo que no existe evidencia científica
concluyente ni estadística de que el consumo de bebidas con contenido calórico
sea el causante del alto crecimiento de los índices de la diabetes en México.
Según el Sistema de Cuentas de Salud de la Secretaría de Salud, en la década
comprendida entre los años 2000 y 2009, el índice de casos detectados de
diabetes se incrementó de manera importante, mientras que el índice de consumo
per cápita de refrescos calóricos creció sólo 1.8 por ciento, indicó. La
Asociación indicó que instituciones especializadas y expertos en el tema
coinciden en que la diabetes es resultado de un desorden metabólico debido a la
resistencia y/o insuficiencia a la insulina en el organismo. Para la ANPRAC, la
campaña anunciada por algunas organizaciones civiles “es desinformativa y
engañosa” ya que parte de supuestos falsos y no contribuye a una orientación
alimentaria y de buenos hábitos alimenticios y crea alarma y desinformación en
la población”. La industria refresquera mexicana, dijo, cumple con los
compromisos adquiridos en el marco del Acuerdo Nacional para la Salud
Alimentaria. Así, agregó, a través de la innovación ha desarrollado nuevos
productos ampliando su oferta de bebidas bajas o sin calorías, así como de agua
embotellada, categorías que representan ya el 37 por ciento de su oferta.
También informa a través de un etiquetado frontal sobre la composición
nutrimental y contenido calórico, lleva a cabo prácticas de publicidad y
mercadeo responsables y promueve activamente el ejercicio y hábitos saludables
para fomentar el equilibrio energético, resaltó. Campaña en México de Alianza
por la Salud Alimentaria.
El gobierno mexicano no actúa contra las refresqueras
Además, la industria refresquera reiteró su compromiso con la salud de todos
los mexicanos y convocó a todos los sectores sociales, autoridades,
investigadores y académicos a trabajar de manera conjunta y coordinada para
buscar soluciones que contribuyan de manera seria y sustentada a una verdadera
solución de este problema de salud pública. En respuesta, algunas
organizaciones pertenecientes a la Alianza por la Salud Alimentaria lanzaron
una campaña difundida en el Sistema de Transporte Colectivo Metro y en
espectaculares en el Distrito Federal para concientizar a la población sobre
los efectos en la salud por el consumo de refrescos. Esta campaña pretende
regular la publicidad de los refrescos y la comida chatarra, así como
desarrollar etiquetados que orienten a los consumidores y les adviertan los
riesgos que representa el consumo regular de estos productos. Asimismo, dan a
conocer la propuesta de aumento a estos productos. Cabe señalar que países como
Dinamarca, Francia y Hungría han llevado a cabo acciones similares para gravar
alimentos con altos niveles de grasa, sal y azúcares. En el caso de Estados
Unidos, al menos 30 estados ya contemplan un impuesto a bebidas azucaradas.
Este contenido ha sido publicado originalmente por
SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección:
http://www.sinembargo.mx/04-12-2012/449277.
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