Por:
Alejandro Páez Varela
Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, leyó
atropellado este domingo. Se comió letras, respetó poco la puntuación y dijo un
párrafo en voz alta que se supone estaba en su discurso y no parece un error.
Lea por favor con mucha, mucha atención (y hasta estoy usando negritas en mi
artículo –como nunca– para facilitar la comprensión): “La creciente influencia
de poderes fácticos frecuentemente reta la vida institucional del país y se
constituye en un obstáculo para el cumplimiento de las funciones del Estado
mexicano. En ocasiones, esos poderes obstruyen en la práctica el desarrollo nacional,
como consecuencia de la concentración de riqueza y poder que está en el núcleo
de nuestra desigualdad [doble sic].
La tarea del Estado y de sus instituciones,
en esta circunstancia de la vida nacional, debe ser someter con los
instrumentos de la Ley y en un ambiente de libertad los intereses particulares
que obstruyan el interés nacional.” Lo transcribí directamente del video del
encuentro de Enrique Peña Nieto, en el Alcázar del Castillo de Chapultepec, con
Jesús Zambrano del PRD, Gustavo Madero del PAN, el secretario de Gobernación,
María Cristina Díaz Salazar por el PRI, Jesús Murillo Karam como presidente de
la Cámara de Diputados, Ernesto Cordero por el Senado de la República, el Jefe
del Gobierno del Distrito Federal saliente Marcelo Ebrard, y el Jefe de
Gobierno electo Miguel Mancera. Lo tomé, pues, del evento en el que se firmó el
Pacto por México (calificado, por cierto, como la “versión mexicana de los
Pactos de la Moncloa de la transición española” por El País. Jeje. El diario
español agrega: “El flamante presidente de México, Enrique Peña Nieto, no
esperó ni 24 horas para empezar a trabajar en la agenda de transformación del
país que anunció la víspera durante su primer mensaje a la nación”. ¡Órales!).
Si entendí bien, entonces, una de las tareas fundamentales del Pacto por México
será ir contra los poderes fácticos. Aplausos, muchos. Himno Nacional si
quieren. Pero no les creo. ¿Qué son los poderes fácticos? Tomo una descripción
de María Amparo Casar, doctora en Ciencias Políticas por la Universidad de
Cambridge, profesora-investigadora del CIDE y editorialista del periódico
Reforma, publicada en la revista Nexos el 01/04/2009: son “grupos que sin
ninguna investidura, representación o delegación democrática tienen poder de
imponer o modificar decisiones que afectan el interés publico”. ¿Cuáles son los
poderes fácticos en México? Tomo un resumen que hace la misma doctora Casar de
La democracia en México, de Pablo González Casanova (Ediciones Era, México,
1965): “Diferenciaba los poderes formales de los poderes reales y examinaba su
peso en las decisiones gubernamentales. Describía, en particular, el poder de
caciques locales, del Ejército, del clero, de los latifundistas y de los
empresarios nacionales y extranjeros. A ellos habría que agregar hoy (2009),
cuando menos, los grandes sindicatos, los monopolios públicos, los oligopolios,
las empresas dominantes y, en el ámbito de la ilegalidad, el crimen organizado
y el narcotráfico”. No quiero aburrirlos con rollos académicos. Me dispongo a
hacer la más modesta lista de los poderes fácticos en México para argumentar
por qué no le creo al tan publicitado pacto. • La televisión. Emilio Azcárraga
y Ricardo Salinas Pliego. • La telefonía. Carlos Slim. • Los sindicatos. Elba
Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps. • Los caciques regionales. Léanse la
lista completa de los gobernadores. • Las empresas dominantes que tienen
impuestos “especiales” o no pagan. Incluye, entre otros, a los Hank Rohn, los
Servitje, los González, los Robertos Hernández, los Harp Helú, los Lorenzos
Zambrano, los Germanes Larrea, los Albertos Bailleres, los Antonios Fernández,
los Enriques Coppel, los Ricardos Martín Bringas, los Antonios del Valle, los
Vázquez Raña, etcétera. Es decir: Grupo Caliente, Banorte, Maseca, GF Interacciones,
Banamex, Soriana, Grupo Hermes, Bimbo, Sabritas, Cemex, Grupo Ángeles, Coppel,
Mexichem, Iusacell, etcétera. • El crimen organizado y el narcotráfico. Joaquín
“El Chapo” Guzmán, Ismael “El Mayo” Zambada, Juan José “El Azul” Esparragoza,
Miguel Treviño Morales, Luis Fernando Sánchez Arellano, Vicente Carrillo
Fuentes, José de Jesús Méndez, Nazario Moreno, Servando Gómez Martínez,
etcétera. En teoría, esta es la lista de los poderes fácticos. El Pacto por
México va por ellos, se dijo. Pues no les creo. No le creo a Peña Nieto o al
PRI, ni al resto de los firmantes. Ni necesito argumentar. No canto el Himno
Nacional con ustedes porque, excepto los narcos, dudo mucho que vayan contra
los intereses de esas empresas, esos apellidos, esos sindicatos o los gobernadores.
No me extiendo. Concluyo con esta idea: es más fácil tenderle un cerco
militarizado a miles de ciudadanos en la ciudad capital, que ir contra uno solo
de los anteriores. Como el mismo Felipe Calderón (que Dios le traiga
remordimiento de por vida): le fue más fácil sacar al Ejército a las calles que
declararle una guerra a Carlos Slim, a Emilio Azcárraga, a Elba Esther
Gordillo, a Carlos Romero Deschamps, a Ricardo Salinas Pliego o a la
corrupción, como todos hubiéramos esperado. Entonces, pues no les creo. Nada.
La burra no era arisca. Pero los años y los madrazos nos vuelven, a todos,
escépticos y descreídos. @paezvarela http://www.alejandropaez.net
Este contenido ha sido publicado originalmente por
SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/03-12-2012/11046.
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