Por: Mariana Gallardo para Sinembargo.
"Soy totalmente Palacio” ha sido una de las campañas más exitosas y
ovacionadas en el mundo de la publicidad. ¿Y por qué no decirlo? Una de las más
chocantes y odiosas. Frases como “Te daría mi vida, pero la estoy usando”, “Si
tropiezo con una piedra, quiero que sea preciosa”, “Hay dos cosas que una mujer
no puede evitar, llorar y comprar zapatos”, “No te quiero porque te necesito,
te necesito porque te quiero” son las que encontramos en los espectaculares,
acompañados por mujeres y hombres de
estándares físicos impecables (delgados, con ropa de alta costura, peinado y
maquillaje perfectos).
Es de obviar que esta campaña está dirigida a un mini
mercado en México con un gran poder adquisitivo. Ni siquiera el Buen Fin de Calderón
me parece que hará accesible estas prendas y accesorios para el común de la
población, aunque el marketing aspiracional con el que están diseñadas estas
campañas provocará que muchos se endeudarán para que el interior de sus casas
imiten a las de las revistas y la ropa de sus hijas se parezca a las de sus
amigas de otros códigos postales. ¿Cuántas veces sus hijos o hijas no les han
pedido algún juguete que está fuera del alcance de sus manos y aún así lo
compran? Yo me acuerdo que por años pedí a Santa Claus un hornito sofisticado y
jamás me lo trajo. ¿Cuántas veces una familia promedio mexicana no tira la casa
por la ventana en los quince años o en las bodas de plata? ¿Cuántas veces en
Navidad participamos en el intercambio de regalos que incluye a toda la parvada
de primos, cuñados, abuelos y compañeros de trabajo? Y seguro que la resaca de
enero nos recordará esto del Buen Fin o la Buena Navidad que nos dimos. En
Facebook me encontré con la contra imagen perfecta. “No me importa tu color,
siempre te diré güerita”. Me hizo reflexionar como nunca. Yo soy totalmente
Central de Abastos, que hay una en cada ciudad grande. Y es que el concepto
está buenísimo. Yo no soy güerita, pero en todos lados así me dicen, en el
tianguis, en la calle. Oiga güera, pruebe la papaya. No sé si sea un albur o
qué. En México es un hecho que uno de los tantos estigmas es el color de piel.
Ser güero o ser güera tiene cierta importancia en nuestro país. Incluso existen
cremas para aclarar la piel, Ponds Clarant B3: una pócima que promete hacerlo
más blanquito sin el riesgo de terminar como Michael Jackson. Y volviendo al
tema de los espectaculares Palacio de Fierro, la verdad es que me gusta pero me
asusta. Me gusta la ropa que veo en los aparadores, pero me asusta el consumismo.
Me aterra el hecho de que si algún día tengo una hija quiera verse reflejada en
un cuerpo photoshopeado e irreal de 90- 60-90. Por más campañas Dove que
existan de “cuerpos reales”, la realidad es que a la mercadotecnia no le
importa. Terminé de escribir este texto y miré mi clóset, vi la cantidad de
prendas que poseo y asumí parte del costo de pertenecer a esta sociedad, a esta
cultura consumista. No me cabe en la cabeza que se me ocurra decir que no tengo
nada que ponerme. Supongo que a veces, como cualquier persona que se siente
mal, acudo a algún estímulo exterior para mejorar el humor, aunque esté
consciente de que se trata de un paliativo que no me resuelve nada. Me di
cuenta que la cantidad de vestidos que cuelgan de la percha, los zapatos que acumulo
y que se empolvan, reflejan quizá un vacío emocional. Por supuesto que me
purgan estas campañas, pero lo que intento comprender es a qué bajos instintos
apelan del ser humano y no creo que sean a los mismos que provocó Sharon Stone
en su película. Un helado o un chocolate, una bolsa o una blusa pueden mermar
mi sentimiento de impotencia, y en ocasiones ofrecen una tregua, una
reconciliación con la vida. Pero sólo por unos segundos, en los que haces el
cambio transaccional y estrenas la blusa nueva en viernes. Quizá no te la
vuelvas a poner en un año. Por eso me gusta la irreverencia de esta
contracampaña. Aunque también presenta otro problema, el del racismo. Pero ese,
es otro tema. @mariagpalacios http://marianagallardopalacios.wordpress.com/
Este contenido ha sido publicado originalmente por
SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/16-11-2012/10718.
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