viernes, 23 de noviembre de 2012

Explosivo e iracundo, Calderón gobernó México sin escuchar, e impuso sus decisiones hasta el último día


Resumen de Sin embargo.
Los episodios de ira de Felipe Calderón como Presidente de la República son muchos. El último que precedió a un escándalo político fue en un evento con Senadores del PAN, en donde llamó “cobarde” a Javier Corral Jurado. Pero de ese rosario sobran cuentas. “Como cualquier ser humano me enojo, me alegro. Desde niño así es mi naturaleza: un temperamento fuerte”, dijo en una entrevista con Joaquín López Dóriga, el 12 de agosto de 2011. Acompañado a este rasgo de su caracter, quizás tan dominante o más, fue el de la terquedad. Enmendar decisiones ya tomadas no fue, digamos, lo suyo. 
La petición de corregir la estrategia de guerra fue, posiblemente, la más recurrente. Desde organizaciones no gubernamentales hasta especialistas, pasando por dolientes y activistas, intelectuales (como Jorge Castañeda) hasta políticos y panistas (como el ex Presidente Vicente Fox) le demandaron, en distintos momentos, reorientar el esfuerzo para causar menos daños a la población civil. Fue ignorada. Sin embargo, no fue la única decisión tomada que se empeñó en llevar hasta sus últimas consecuencias. Hay una Estela de Luz, por ejemplo, que a pesar de las denuncias de corrupción quedó erguida. Está la Plaza al Servicio de la Patria, que le pidieron reconsiderar porque magnificaba el esfuerzo de las Fuerzas Armadas pero no consideraba a las víctimas. Varias veces se le pidió la salida de Genaro García Luna de la Secretaría de Seguridad Pública. Pero el Presidente se “aferró”, como dicen los mexicanos. La terquedad fue, como la ira, uno de los pecados de su sexenio. “Es de oídos sordos”, diría Javier Sicilia. Otros repetirían la misma frase hasta el hartazgo.
LA ESTRATEGIA Y LOS MUERTOS La estrategia de seguridad encabezada por el Gobierno Federal desde hace seis años y defendida a capa y espada por Felipe Calderón ha sido cuestionado en innumerables ocasiones por activistas, ONG’s y políticos, pues su lucha contra el narco ha dejado miles de muertos. De acuerdo con una nota de Huffpost Voces, publicada el 20 de noviembre, “en México la guerra contra las drogas desatada por el Presidente saliente acumula aproximadamente 100 mil muertos, miles de desaparecidos y decenas de miles de desplazados”. Además, un informe de Amnistía Internacional divulgado el pasado 24 de mayo indicó que la gran mayoría de los 12 mil homicidios cometidos en México en 2011 por la violencia generada por el narcotráfico nunca se han investigado, y también siguen impunes cientos de crímenes de mujeres y ataques a periodistas y activistas. Por su parte, el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, pidió el 18 de octubre pasado un cambio de estrategia en la guerra contra las drogas centrado en la despenalización y opinó que la táctica del presidente mexicano “no ha funcionado”. “Cuando uno mira a los resultados de la estrategia de Calderón, la mayoría de la gente dirá que no ha funcionado. Ha muerto demasiada gente”, dijo Annan en una conferencia en el centro de estudios Brookings de Washington. Sin duda uno de los personajes que más ha criticado la lucha anticrimen y ha pedido en más de una ocasión que llegue a su fin, es el dirigente del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, el poeta Javier Sicilia, quien el pasado 25 de julio escribió una carta dirigida a Calderón, en la cual le expresa:  Estás a punto de concluir tu mandato presidencial. Dejas tras de ti una nación llena de osarios, de dolor, de víctimas y de miseria, y la pérdida de confianza que alguna vez el país tuvo en ustedes. No has querido reconocerlo. La soberbia, que es hija del poder y fuente de todos los pecados, te cegó. Tu guerra, Felipe, aunque lo niegues, es hija de una bovina subordinación de la agenda de seguridad de nuestro país a la agenda de seguridad de los Estados Unidos que en buena parte está fincada en una estupidez decretada hace 40 años por Nixon: “La guerra contra las drogas”. Las drogas, la historia lo demuestra con la prohibición y la legalización del alcohol en EU, es un asunto de salud pública, de libertades y de controles del mercado y del Estado, jamás un asunto de seguridad nacional.
EL PODEROSO GARCÍA LUNA  Luego de su paso por la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI), el 1 de diciembre de 2006 Felipe Calderón lo nombró Secretario de Seguridad Pública Federal. Desde ese momento y hasta ahora demostró ser hombre de todas las confianzas del mandatario. Y desde entonces está en el mismo puesto. No está claro quién es el autor de la estrategia calderonista contra las drogas –lanzada en 2006–, pero se dice que él fue el hombre que la ideó. Su renuncia fue solicitada en más de una ocasión debido a los miles de muertos que esta gestión heredará. Uno de los personajes que pidieron que el secretario dejara su cargo fue el poeta Javier Sicilia, quien, el 8 de marzo de 2011 frente a miles de personas reunidas en la Plaza de la Constitución en el Zócalo capitalino para protestar por la violencia en México, pidió su renuncia para evitar más muertes. La salida del funcionario de dicha dependencia sería una prueba de que Felipe Calderón “nos escuchó”, expresó el activista. “Yo quiero pedir, antes del leer mi discurso, la renuncia del Secretario de Seguridad Pública, queremos oír un mensaje del Presidente con esa renuncia, un mensaje del Presidente de la República diciendo que sí nos oyó”, solicitó el escritor. Tres días más tarde, el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador también pidió la salida del funcionario federal, pues, aseguró, “para frenar la inseguridad y la violencia es necesario limpiar de arriba hacia abajo las corporaciones policiacas del país”. A esta petición se uniría el Presidente Nacional del PRD, Jesús Zambrano, quien señaló que su partido estaba de acuerdo con el pliego petitorio presentado el año pasado por los organizadores de la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad, pues consideró que era necesaria la salida de todos los servidores públicos que no hayan dado resultados favorables en su lucha contra el crimen. Darío Ramírez, director de la Organización Artículo 19, y Brisa Solís, directora del Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), se unieron también a la propuesta, pero ninguno fue escuchado y García Luna terminará el sexenio envuelto en criticas.
ESTELA DE LUZ: EL DESPILFARRO La realización de este monumento fue severamente cuestionada después de que surgieran señalamientos de corrupción y negligencia con el manejo de los recursos públicos. Además, se criticaron los notables cambios a lo que era el proyecto original. Al principio, su costo sería de 400 millones de pesos pero posteriormente aumentó hasta un total de mil 35 millones de pesos y el resultado final fue una columna de 104 metros de altura, de mil 856 toneladas de peso, mil 704 placas de cuarzo brasileño, bastante caro, y 6 mil 200 metros cuadrados de granito, presuntamente pagado con sobreprecio. El proyecto supondría que dicha estela sería un monumento del Bicentenario, pero culminó siendo llamada “La suavicrema de Reforma” o “La estela de la corrupción”, pues pese a los múltiples llamados para frenar el gasto y auditar la obra, ésta continuó.
EL RECONOCIMIENTO A EPN La noche del 1 de julio, luego de que Josefina Vázquez Mota aceptara la derrota, el presidente Felipe Calderón emitió un mensaje en cadena nacional en el que señaló que de acuerdo a la información hasta ese momento divulgada por el IFE, el candidato de la coalición Compromiso por México, Enrique Peña Nieto, sería el próximo presidente de México, validando así la elección cuyos votos aún estaban siendo contados y que después tendría toda una serie de denuncias por parte de la izquierda por la supuesta coacción del voto por parte del tricolor. Además, destacó que las elecciones se realizaron en paz y en tranquilidad en la mayor parte del país. En su discurso expresó: Si bien algunos partidos políticos y candidatos han hecho ciertos señalamientos de preocupación, una vez más ha quedado claro que es la vía electoral el camino que los mexicanos hemos escogido para preservar una vida política tolerante.” Pese a que el PAN reconoció que hubo irregularidades por parte del PRI en los comicios, Calderón continuó firme en su reconocimiento al mexiquense, sin importar las impugnaciones a la elección y los señalamientos de diversos partidos.
“LOS MUERTOS NO SON DE CALDERÓN” El pasado 25 de noviembre de 2011, el abogado mexicano Netzaí Sandoval presentó ante la Corte Penal Internacional (CPI) una demanda contra Calderón y parte de su gabinete de seguridad –respaldada con más de 23 mil firmas–, así como contra los integrantes del cártel de Sinaloa, por la comisión de diversos delitos de lesa humanidad, ocurridos en el contexto de la guerra contra el crimen organizado. Los activistas afirman que se trata de denunciar una situación en general, centrada en los años de gobierno calderonista. “Pero no queremos sólo pedir la responsabilidad del presidente, ni siquiera únicamente la de los narcos, sino que buscamos que se puedan juzgar al amparo de las leyes internacionales casos que no están contemplados por la legislación mexicana. En México existe un vacío legal que nos obliga a actuar a nivel internacional para denunciar situaciones como las “desapariciones forzadas, torturas, ejecuciones extrajudiciales o las amputaciones y decapitaciones que van más allá de un simple asesinato” afirmó Sandoval. “Esos vacíos legales son los que permiten que la situación se repita una y otra vez y no sólo con los narcos como protagonistas, también con el propio Ejército mexicano. Ese clima de violencia generalizada ha dejado en los últimos cinco años más de 50 mil muertes, 230 mil desplazados, 10 mil desaparecidos y 1,300 jóvenes y niños asesinados” aseguró entonces Sandoval. Ante la denuncia, el consejero jurídico de la Presidencia de la República, Miguel Alessio Robles Landa, aseguró que era improcedente. Meses más tarde, en julio de este año, Calderón dijo en una entrevista publicada por El País que no temía ser llevado a la Corte Penal Internacional de La Haya. No, porque hemos actuado en todo momento con escrupuloso respeto a la ley. Ha habido una gran cantidad de homicidios en México, que por supuesto lamentamos, pero los que cometen esos homicidios son los criminales. Creo que la irresponsabilidad de un gobernante hubiera sido no haber actuado. Por otra parte, seguramente debe haber habido violaciones de los derechos humanos por parte de las Fuerzas Armadas y de la Policía. Pero estas han sido, excepcionales, no sistemáticas. De los miles y miles de operaciones que realizan las Fuerzas Armadas (patrullas, detenciones in fraganti, decomisos de droga…) los casos que se han llegado a denunciar son significativamente excepcionales. Y de los denunciados, según datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, probablemente solo el 1.5% o 2% de las quejas han derivado en recomendaciones con fundamento”, afirmó. Pese a que la cifra de muertos aumentó, la lucha anticrimen ha seguido y Calderón continúa con su discurso. El pasado 15 de noviembre, el presidente saliente aseveró que los muertos derivados de la violencia del narcotráfico no son los “muertos de Calderón”. “Aquí son muertos de los homicidas y de los criminales que están matando gente, algunos inocentes y otros probablemente vinculados a cárteles rivales, pero en cualquier caso, todas muertes lamentables”, dijo Calderón en una entrevista que publicó el diario Milenio. El mandatario mexicano aseveró que “es tan irresponsable decir que son muertos de Calderón como decir que son muertos de quien no hizo su trabajo y los dejó crecer”, en alusión a los gobiernos que lo precedieron.
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/23-11-2012/438292

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