Todavía es imposible saber el impacto de la tormenta
Sandy y el costo financiero total sobre la economía de Estados Unidos es
difícil de calcular.
Pero algunos analistas estiman que los daños podrían ubicarse entre los US$10.000 y los US$20.000 millones.
Pero aunque esa cifra parezca
grande, minimiza el impacto completo de la furia de Sandy e ignora el
costo humano y gubernamental y al mismo tiempo el inesperado auge
económico que tormentas de esta envergadura pueden generar.
"Los costos se calculan generalmente en daños a
casas, en la infraestructura, y otros activos. Para Estados Unidos, se
calculan tomando las pérdidas aseguradas y multiplicándolas por dos,
bajo la suposición de que la mitad de las pérdidas están aseguradas",
explica William Nordhaus, profesor de economía de la Universidad de
Yale.
"No suelen incluirse pérdidas como trabajo
perdido, el tiempo utilizado en preparativos como tapar las ventanas,
las pérdidas por las preocupaciones o (en el caso de Yale) el
aprendizaje perdido al cancelar las clases", agrega.
En los cálculos del costo total de Sandy se
incluirán, por ejemplo, los vidrios rotos del tercer piso de un
apartamento en Washington DC.
Sin embargo, no se tendrán en cuenta los
negocios perdidos por la tintorería en el edificio de al lado, que está a
oscuras y cerrada, ni los de la panadería, el centro de yoga o la
ferretería.
Costos adicionales
"Los costos se calculan generalmente en daños a casas, en la infraestructura, y otros activos. Para Estados Unidos, se calculan tomando las pérdidas aseguradas y multiplicándolas por dos, bajo la suposición de que la mitad de las pérdidas están aseguradas"
William Nordhaus, profesor de economía de la Universidad de Yale
Además de la destrucción física, hay costos adicionales para gobiernos, comercios y personas.
Los hospitales tienen que evacuar pacientes, lo
que genera costos adicionales. La policía debe responder a las llamadas
de emergencia, generando quizá horas extra. Y los gobiernos tienen que
proveer alimentos y refugio para las personas que operan en la zona de
emergencia.
Todo eso cuesta dinero. Y en la costa este de
Estados Unidos, donde los huracanes son relativamente inusuales, quizá
haya menos presupuesto para ese tipo de cosas.
Los estados que no están acostumbrados a los
huracanes podrían encontrarse sin los recursos de salud necesarios,
equipos de rescate o servicios de telecomunicación, aunque pueden
conseguirlos, por un precio, a través de la organización Emergency
Management Asset Compact, creada a raíz del huracán Katrina.
"Usualmente uno activa su guardia nacional, sus
propios recursos, pero cuando tienes que recurrir a otros estados para
conseguirlos, empiezas a cruzar líneas que incrementan el costo", señala
Andrés Calderón, director asociado del Instituto Stephenson de
Administración de Desastres de la Universidad Estatal de Luisiana.
También hay que contabilizar el dinero perdido
cuando la gente no puede salir de sus hogares, y cuando los inventarios,
o la infraestructura, son destruidos por inundaciones o fuertes
vientos.
"Para los comercios, si pasan una semana
cerrados o sin electricidad, no es necesariamente un costo por la
infraestructura o por inundaciones, pero es un costo para la empresa",
agrega.
Calderón señala que muchos comercios pequeños
que sufren este tipo de daños, y que carecen de un plan de contingencia,
suelen no poder reabrir.
La paradoja de las tormentas
"Usualmente uno activa su guardia nacional, sus propios recursos, pero cuando tienes que recurrir a otros estados para conseguirlos, empiezas a cruzar líneas que incrementan el costo"
Andrés Calderón, director asociado del Instituto Stephenson de Administración de Desastres de la Universidad Estatal de Luisiana
Pero hay una paradoja. Por más destructivas que sean estas tormentas, también tienden a generar dinero.
Casas y edificios dañados necesitan ser
reconstruidos, al igual que las carreteras o calles y los preparativos
al fenómeno propician una inyección en la economía.
En 2005, el huracán Iván dejó US$14.000 millones
en daños en Florida. Pero en los años siguientes, las ventas crecieron
entre un 25% y 35% por encima del promedio.
"Eso se debió a que teníamos muchos trabajadores
en la zona ocupando habitaciones de hotel, instalando techos, gente
comprando materiales de construcción", dice Rick Harper, profesor de
economía en la Universidad de West Florida.
La escasez de viviendas intactas también elevó
los precios de las viviendas (algo que se resolvió rápidamente con el
estallido de la burbuja inmobiliaria pocos años después).
Pero mientras tanto, los pagos de las
aseguradoras por las viviendas o comercios dañados hacen que los
propietarios no se enfrenten con una factura tan elevada y al mismo
tiempo generan que el costo del huracán se reparta a través del país.
Eso, a su vez, ayuda a la recuperación de la economía local.
En cuanto a la economía a nivel nacional, el
área de investigación económica de Moody’s dice que el impacto de Sandy
será "perceptible pero temporal".
Y las compañías requeridas para reconstrucciones y reparaciones pueden verse impulsadas.
Tras la temporada de huracanes en Florida en
2005, por ejemplo, los contratos de extracción de petróleo, productos de
construcción y los sectores de exploración de gas y petróleo tuvieron
rendimientos por encima del promedio.
Y luego, por supuesto, está la licorería del
barrio, que comienza a hacer negocios desde que la gente empezó a
prepararse para el huracán el fin de semana.
"Es increíble", dice Arun Mody, dueño de Sporstman Liquors. "No es normal, está muy concurrida".
Mientras habla, clientes dejan atrás la lluvia e ingresan para comprar vino, bourbon y cerveza.
Cuando llega el momento de cerrar, Mody no
maneja hasta su casa. Alquiló un departamento al otro lado de la calle,
otro punto a favor en el cálculo económico del huracán Sandy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario