martes, 30 de octubre de 2012

Sandy: los costos ocultos de una tormenta

Tienda de reparación de vehículos en Atlantic City, New JerseyTodavía es imposible saber el impacto de la tormenta Sandy y el costo financiero total sobre la economía de Estados Unidos es difícil de calcular.
 
Pero algunos analistas estiman que los daños podrían ubicarse entre los US$10.000 y los US$20.000 millones.
Pero aunque esa cifra parezca grande, minimiza el impacto completo de la furia de Sandy e ignora el costo humano y gubernamental y al mismo tiempo el inesperado auge económico que tormentas de esta envergadura pueden generar.

"Los costos se calculan generalmente en daños a casas, en la infraestructura, y otros activos. Para Estados Unidos, se calculan tomando las pérdidas aseguradas y multiplicándolas por dos, bajo la suposición de que la mitad de las pérdidas están aseguradas", explica William Nordhaus, profesor de economía de la Universidad de Yale.


"No suelen incluirse pérdidas como trabajo perdido, el tiempo utilizado en preparativos como tapar las ventanas, las pérdidas por las preocupaciones o (en el caso de Yale) el aprendizaje perdido al cancelar las clases", agrega.

En los cálculos del costo total de Sandy se incluirán, por ejemplo, los vidrios rotos del tercer piso de un apartamento en Washington DC.

Sin embargo, no se tendrán en cuenta los negocios perdidos por la tintorería en el edificio de al lado, que está a oscuras y cerrada, ni los de la panadería, el centro de yoga o la ferretería.

Costos adicionales

"Los costos se calculan generalmente en daños a casas, en la infraestructura, y otros activos. Para Estados Unidos, se calculan tomando las pérdidas aseguradas y multiplicándolas por dos, bajo la suposición de que la mitad de las pérdidas están aseguradas"
William Nordhaus, profesor de economía de la Universidad de Yale

Además de la destrucción física, hay costos adicionales para gobiernos, comercios y personas.

Los hospitales tienen que evacuar pacientes, lo que genera costos adicionales. La policía debe responder a las llamadas de emergencia, generando quizá horas extra. Y los gobiernos tienen que proveer alimentos y refugio para las personas que operan en la zona de emergencia.

Todo eso cuesta dinero. Y en la costa este de Estados Unidos, donde los huracanes son relativamente inusuales, quizá haya menos presupuesto para ese tipo de cosas.

Los estados que no están acostumbrados a los huracanes podrían encontrarse sin los recursos de salud necesarios, equipos de rescate o servicios de telecomunicación, aunque pueden conseguirlos, por un precio, a través de la organización Emergency Management Asset Compact, creada a raíz del huracán Katrina.

Washington, DC

La supertormenta Sandy impactó el lunes la costa este de Estados Unidos.

"Usualmente uno activa su guardia nacional, sus propios recursos, pero cuando tienes que recurrir a otros estados para conseguirlos, empiezas a cruzar líneas que incrementan el costo", señala Andrés Calderón, director asociado del Instituto Stephenson de Administración de Desastres de la Universidad Estatal de Luisiana.

También hay que contabilizar el dinero perdido cuando la gente no puede salir de sus hogares, y cuando los inventarios, o la infraestructura, son destruidos por inundaciones o fuertes vientos.

"Para los comercios, si pasan una semana cerrados o sin electricidad, no es necesariamente un costo por la infraestructura o por inundaciones, pero es un costo para la empresa", agrega.
Calderón señala que muchos comercios pequeños que sufren este tipo de daños, y que carecen de un plan de contingencia, suelen no poder reabrir.

La paradoja de las tormentas

"Usualmente uno activa su guardia nacional, sus propios recursos, pero cuando tienes que recurrir a otros estados para conseguirlos, empiezas a cruzar líneas que incrementan el costo"
Andrés Calderón, director asociado del Instituto Stephenson de Administración de Desastres de la Universidad Estatal de Luisiana

Pero hay una paradoja. Por más destructivas que sean estas tormentas, también tienden a generar dinero.

Casas y edificios dañados necesitan ser reconstruidos, al igual que las carreteras o calles y los preparativos al fenómeno propician una inyección en la economía.

En 2005, el huracán Iván dejó US$14.000 millones en daños en Florida. Pero en los años siguientes, las ventas crecieron entre un 25% y 35% por encima del promedio.

"Eso se debió a que teníamos muchos trabajadores en la zona ocupando habitaciones de hotel, instalando techos, gente comprando materiales de construcción", dice Rick Harper, profesor de economía en la Universidad de West Florida.

La escasez de viviendas intactas también elevó los precios de las viviendas (algo que se resolvió rápidamente con el estallido de la burbuja inmobiliaria pocos años después).

Pero mientras tanto, los pagos de las aseguradoras por las viviendas o comercios dañados hacen que los propietarios no se enfrenten con una factura tan elevada y al mismo tiempo generan que el costo del huracán se reparta a través del país.

Eso, a su vez, ayuda a la recuperación de la economía local.

En cuanto a la economía a nivel nacional, el área de investigación económica de Moody’s dice que el impacto de Sandy será "perceptible pero temporal".

Y las compañías requeridas para reconstrucciones y reparaciones pueden verse impulsadas.

South Street Seaport, Nueva York

Tras la temporada de huracanes en Florida en 2005, algunos sectores de la economía mejoraron su rendimiento.

Tras la temporada de huracanes en Florida en 2005, por ejemplo, los contratos de extracción de petróleo, productos de construcción y los sectores de exploración de gas y petróleo tuvieron rendimientos por encima del promedio.

Y luego, por supuesto, está la licorería del barrio, que comienza a hacer negocios desde que la gente empezó a prepararse para el huracán el fin de semana.

"Es increíble", dice Arun Mody, dueño de Sporstman Liquors. "No es normal, está muy concurrida".

Mientras habla, clientes dejan atrás la lluvia e ingresan para comprar vino, bourbon y cerveza.
Cuando llega el momento de cerrar, Mody no maneja hasta su casa. Alquiló un departamento al otro lado de la calle, otro punto a favor en el cálculo económico del huracán Sandy.

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