Una corte del sureste de Inglaterra sentenció a un
hombre a veinte años de prisión, por contrabandear niñas nigerianas a
Gran Bretaña para luego venderlas a bandas europeas dedicadas a la
prostitución.
Se dijo que el hombre, Osezua Osolase, se
aprovechaba de las niñas de familias pobres. Mediante rituales de
brujería de África Occidental, las aterrorizaba hasta llevarlas al
sometimiento.
Osolase, un trabajador de una planta de
reciclaje que vivía en Kent, en el sureste de Inglaterra, recurrió a
rituales jujú, del occidente africano, para inculcar terror en tres
niñas huérfanas, con edades 14, 16 y 17.
Tras condenarlo por tráfico, abuso sexual infantil y violación, la jueza dijo que Osolase carecía de conciencia y de compasión.
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