martes, 16 de octubre de 2012

El arte puede ayudar a personas con enfermedades mentales.


Resumen de La Jornada.
Yanihe Sheleentana, además de proponer a la pintura y al arte en general, como tratamiento psicoterapéutico para dichas enfermedades en diversos nosocomios públicos y privados de la ciudad de México, también se ha dedicado en días recientes a hacer pública la invitación para participar el decimoprimer concurso de pintura Sensibilidad sin límites.
Según Adriana Retuerta, durante diferentes épocas han sido muchos los grandes artistas que han padecido bipolaridad, como los escritores León Tolstoi y Ernest Hemingway; los compositores George Frederick Händel y Gustav Mahler, y los pintores Michelangelo Buonarroti, Vincent van Gogh y Jackson Pollock. 
Eso no es coincidencia, tampoco gratuito, ya que estudios científicos han demostrado que quienes padecemos esta enfermedad tenemos más desarrollada el área de la creatividad, sostiene en entrevista.
 

La bipolaridad es la enfermedad del genio. Sin embargo, a lo largo de la historia han sido poco comprendidos nuestros cambios emocionales y de conducta y se nos ha llamado locos y tratado como tales.

Por lo anterior, rechaza que sea descabellado valerse del arte para, de forma conjunta con el tratamiento médico, enfrentar el trastorno afectivo bipolar (TAB), padecimiento bioquímico de los neurotransmisores cerebrales, el cual conduce a reacciones alternadas de manía, hipomanía, en casos leves, y episodios de depresión.

Existen muchos prejuicios y desconocimiento en la sociedad sobre las enfermedades mentales. Es necesario que las personas se sensibilicen. El trastorno bipolar crece; es una enfermedad muy dolorosa y de alto riesgo si quien lo padece no se atiende; 70 por ciento de los bipolares se suicida.
Para Adriana Retuerta, el arte ha sido su mejor aliado desde que se le diagnosticó trastorno bipolar, asegura. Primero halló cierto alivio al escuchar música; después le vino una manía por escribir día y noche, y terminó un libro en tres meses, del cual mandó imprimir 30 mil ejemplares que distribuyó de manera gratuita; hace un par de años descubrió el poder liberador de la pintura.

En la vida todo es prohibición y en la pintura todo es libertad. Por eso pintar me ha funcionado muy bien para controlar la bipolaridad. Es un espacio en el que me refugio y en el que encuentro libertad. Los colores, volcarme en ellos, me permiten desahogar el estado en que me encuentro y llenarme de paz.
http://www.jornada.unam.mx/2012/10/16/cultura/a05n1cul

No hay comentarios:

Publicar un comentario