lunes, 29 de octubre de 2012

El acoso cibernético, pese a ser grave, es un fenómeno poco atendido en México


Resumen de La Jornada.
A pesar de su gravedad, el acoso cibernético (ciberbullying) es un fenómeno muy poco atendido en México, en gran medida porque los maestros, autoridades y padres de familia piensan que se trata simplemente de un juego, no prestan atención a las necesidades de sus hijos y no saben utilizar nuevas tecnologías de la información, lo cual provoca que uno de cada seis víctimas de dicha práctica en México terminen suicidándose.
Así lo advirtieron diversos especialistas en el tema, quienes subrayaron que para resolver este problema de salud pública, es necesario atender tanto a los menores agredidos como a los agresores –quienes no pueden ser criminalizados–, y desarrollar mecanismos de investigación más eficientes para identificar y castigar los llamados delitos cibernéticos.

10 millones de involucrados


El término ciberbullying, explicó en entrevista Luz María Velázquez, académica del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del estado de México, fue acuñado en 1995 por el investigador canadiense Bill Bensley, quien se dio cuenta de que la práctica tradicional de acoso escolar se había potenciado a través de las nuevas tecnologías de la información.

El envío o publicación de material en Internet con el propósito de dañar a otra persona –que algunos especialistas rebautizaron con el término “violencia social on line”– es en realidad una práctica mucho más nociva que el acoso cara a cara, puesto que a través de la red mundial un sujeto puede estar anónimo y atacar a su víctima no sólo en una escuela, sino donde quiera que tenga acceso a una computadora o un teléfono inteligente.

Aunque no hay estudios recientes y confiables sobre el tema, se calcula que este fenómeno involucra en México de manera directa o indirecta a unos 10 millones de personas, contando a víctimas, agresores, maestros y padres de familia, indicó por su parte Julio Téllez Valdés, especialista en derecho y nuevas tecnologías del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Según cifras de la Procuraduría General de la República dadas a conocer el año pasado, recordó, una de cada seis víctimas de acoso en México termina suicidándose, aunque se calcula que hay una cantidad mucho mayor que nunca es reportada a las autoridades.

Cuando lastimar es divertido

Velázquez, autora de dos libros sobre ciberacoso, añadió que este fenómeno afecta mucho más a las mujeres, y que los agresores no tienen empacho al reconocerse como tales cuando son entrevistados, e incluso presumen de ello, por una cuestión de poder, pero también porque no consideran que sus actos sean más que una simple broma, un acto para divertirse.

Al estar frente a una pantalla y no ver la cara de sufrimiento de la víctima, no tenemos escrúpulos en lastimarla y pensar que la violencia es divertida. El filósofo austriaco Günther Anders dice que para nosotros un botón es sólo un botón, y lo mismo sirve para prender una cafetera que para mandar una foto por celular y desatar con eso a los cuatro jinetes del Apocalipsis. No entendemos lo que pasa, y nos hacemos irresponsables de nuestro comportamiento, señaló.
Julio Téllez subrayó que la indolencia de las autoridades y de los adultos en el tema está presente en todo el mundo, como lo demuestra el hecho de que en Canadá no se había hecho prácticamente nada para frenar el ciberbullying, a pesar de que varias provincias tienen leyes contra ese fenómeno desde 2004. Los medios, los legisladores y los directivos de escuelas tienen allá una especie de sentimiento de culpa, porque sabían del problema y no hicieron nada al respecto, enfatizó.

La magnitud del acoso a través de Internet es tan grande, y es tan difícil controlar o identificar a los agresores, que los padres de familia y los jóvenes deben concentrarse en tomar medidas preventivas, coincidieron los especialistas consultados por La Jornada.

El dominio de los muchachos sobre la tecnología los hace un poco insolentes y se sienten invulnerables, por eso hay que sensibilizar a toda la población y que la violencia no nos tome desprevenidos, aseveró Luz María Velázquez.
Algunas entidades en México ya tienen una regulación jurídica sobre esta problemática, pero es insuficiente, igual que la policía cibernética que combate estos delitos. Urge una regulación bien hecha, porque esta situación es apremiante y nos hemos acostumbrado a vivir en la violencia, sostuvo Téllez.
http://www.jornada.unam.mx/2012/10/28/sociedad/033n1soc

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