La hora de salida del fin de jornada laboral se convirtió en un caos para los trabajadores de la paraestatal, luego de una explosión en el edificio B2, que oficialmente hasta el viernes deja un saldo de 32 muertos.
AN, Gustavo Sánchez. Febrero 1 de 2013
Las 15:30 es la hora en que los trabajadores comienzan a registrar su salida. Se forman para “checar”.
Y dejan el lugar aproximadamente a las 15:50 o hasta las 16:00.
En esta ocasión, la salida se volvió un caos. Una explosión desde el sótano cimbró el edificio. Los de los pisos de arriba pensaron en temblor. Del piso dos, para abajo, ya no pensaron nada, vivieron el horror.
En la zona, había un estacionamiento, una planta potabilizadora, personal de intendencia, archivo, recursos humanos, fotocopiados, y del área de refinación.
En ese edificio, estaba una guardería. Los niños alcanzaron a ser evacuados.
Los afortunados como Silvia Carmen Hernández Galván y otros trabajadores alcanzaron a correr y abandonar el lugar. La autoridad ha reportado hasta ahora 32 muertos y un centenar de heridos. Pero fueron los atrapados –además de lo emblemático que resulta Pemex-, los que movilizaron a todos: policía, Ejército, Marina, peritos, elementos de rescate, bomberos, medios de comunicación de todo el mundo, jefe de gobierno, secretario de Gobernación, el presidente de México y muchos otros.
“Yo veía a la gente cómo se le caían los vidrios, iban con los vidrios enterrados… se llenó de sangre”, cuenta Carmen, en su ropa trae algunas manchas rojas, y su gafete de Pemex aún le cuelga.
Desde afuera, Jesús vivió su propia historia. Vende comida en la calle Bahía de Banderas, por donde sale la gente que trabaja en el edificio B2.
“Fue una gran explosión, no vi fuego pero sí se cimbró todo… se cimbró toda la tierra, pensamos que había sido en la torre, pero fue a un lado… corrimos con los tanques de gas que es lo que más nos preocupa a todos los ambulantes… volaron muchos escombros… ya llegaron las ambulancias y empezaron a sacar gente de ahí… mínimo tres personas por ambulancia, no dejaban de salir”, narra.
El lugar se acordonó por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina, en una primera zona, en otra estaban los militares y marinos, además de los federales.
Llamó la atención la entrada de perros. Uno tras otro, para la búsqueda de vivos y otros, de muertos, según están entrenados. También acaparó las miradas una grúa y unas cajas de peritos cuya leyenda decía “restos humanos”.
Los vecinos del lugar permanecían expectantes en uno de los carriles de Marina Nacional.
La información no caía y pasaban las horas, pocos hablaban del asunto y quienes lo hacían no tenían certeza de lo que había pasado o daban un número que hablaba de decenas de muertos.
En el edificio B2, piso 10, estaba Mario Guzmán: “Sientes un golpe muy fuerte, piensas que es un temblor… salimos por las escaleras… estaba deshecho abajo… alcancé a ver heridos, luego empezaron a apoyarlos demás… nunca me había tocado esto… volvimos a nacer… yo creí que se iba a colapsar el edificio, que íbamos a ir cayendo o que nos íbamos a quedar como sándwich”.
El paramédico de la Cruz Roja, Mauricio Parra, expuso porqué no se derrumbó el edificio:“No hubo colapso (de todo el inmueble), sólo explosión, con una onda expansiva de hasta 80 metros”.
El rescatista advirtió “vidrios, sobre todo vidrios, daños a oficinas, escritorios, puertas rotas, lo que me pude percatar realmente, fuego no había, puede ser por gas (la explosión), por electricidad, eso lo descartarán los peritos”.
A la zona, llegaron a plantarse familiares de las víctimas, como Gloria García, José Luis Velasco y Angélica Salazar.
Preocupados todos, con ojos crispados y las manos sudando, porque sus hijos, esposos, o hermanos no contestaban el celular desde las 4 de la tarde.
Evidentemente, fue un día de tragedia en la ciudad. La búsqueda de cuerpos continúa. 32 muertos y contando.
http://aristeguinoticias.com/0102/mexico/la-tierra-se-cimbro-se-lleno-de-sangre-sobrevivientes-de-explosion-en-pemex/
No hay comentarios:
Publicar un comentario