Nota de Sin embargo.
Uf, 2013. Un año nuevo. Aunque las fechas no significan
nada, año con año, a estas alturas, algo se me remueve en interior y tengo,
debo admitirlo, esperanzas. Pero también soy un individuo descreído y
pragmático; escéptico y me propongo poner los pies sobre la tierra como método
de sobrevivencia.
¿Qué espero de 2013? Mucho, y poco. Espero que las cosas más
simples, las personajes, son alcancen o se mantengan: la paz, la tranquilidad,
la salud.
Y no espero que suceda absolutamente nada con las prioridades del
país. No creo que l@s viud@s y los huérfan@s de seis años de guerra tengan
justicia, por ejemplo; y creo que los mexicanos tendremos que armarnos de
paciencia antes de ver una reducción en los niveles de inseguridad.
Creo que los monopolios se mantendrán: no hay manera de que, en los
365 días que vienen, podamos deshacernos de los Carlos Slim, Emilio Azcárraga,
Ricardo Salinas Pliego y otros sátrapas que dominan (y lucran con) enormes
segmentos de la vida de millones de mexicanos. No veo a Carlos Romero Deschamps
en prisión este 2013, ni a Pemex libre de los zánganos que se acaban nuestro
petróleo.
No creo que los gobernadores, por sí mismos, se autoimpongan un freno
y dejen de ser los virreyes voraces de esta unión de repúblicas independientes.
No veo cómo podríamos ver un combate frontal a las fábricas de gordos –y de
políticos comprados–: las refresqueras. No creo que los partidos políticos
decidan abrirse, este 2013, a candidaturas ciudadanas o a la revocación de
mandato.
No veo a Aeroméxico (el nuevo monopolio) pagar por los abusos que
comete a diario contra los viajeros. Roberto Hernández y Alfredo Harp Helú,
quienes no pagaron ni un peso de impuestos por la venta de Banamex, seguirán
encabezando los patronatos de los museos de todo el país; continuaremos
aplaudiendo a los Hank por sus Xolos y por otros “logros” empresariales y no
veo que este sea el año, por ejemplo, en el que Jorge sea juzgado por el
asesinato de Héctor “El Gato” Félix
Miranda en Tijuana.
La banca española seguirá saqueando de recursos a
los mexicanos, seguramente; y no creo que llegue, ni por error, democracia
económica para millones de mexicanos que viven en la pobreza. No en 2013. No
creo que Felipe Calderón Hinojosa sea llevado a juicio por las muertes que se
produjeron con su política equivocada de seguridad. Ni él, ni Genaro García
Luna. No veo que realmente se abra la televisión a la competencia, o que
dejemos de estar secuestrados por el pulpo de empresas de Slim.
Por eso le
digo: ¿Que qué espero de 2013? Pues poco y mucho. Que nuestras vidas tengan
paz, quizás, y tranquilidad. Que la suerte no nos abandone y la tragedia no nos
alcance. Que tengamos salud. Eso es lo que espero y nada más. Porque con las
prioridades del país no sucederá absolutamente nada. Na-da.
Espero estar
equivocado, pero lamento decirles, queridas amigas y queridos amigos, que los
años me han enseñado que el pesimismo no viene de la nada sino de realidades
puntuales. Abrace a los suyos, perdone, dé gracias, disfrute lo que tiene. Y
luche, y trabaje mucho, y apoye la disidencia y resista porque un mundo nuevo y
mejor llegará, aunque no sabemos cuándo.
Definitivamente no será, lamento
decirle, en 2013. Pero usted luche. Busque la justicia en los actos cotidianos,
pelee desde su trinchera diaria contra la desigualdad como se pelea por los
hijos.
Ame y dé la batalla por las causas nobles. Rechace la corrupción, el
odio, la discriminación. Combata a sus propios demonios. Eso será tener un buen
2013. Y nada más.
Feliz año, queridas y queridos lectores. Twitter:
@paezvarela
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX
en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/31-12-2012/11680.
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