Nota de La Jornada.
Los informes de antropología física, realizados en 2010 a
los supuestos restos de los héroes de la Patria que reposan en el Ángel de la
Independencia, ofrecen una rica información acerca de las posibles enfermedades
y estilos de vida de los personajes.
Rastros de una deficiente higiene bucal, marcas óseas
relacionadas con la costumbre de montar a caballo, indicios de padecimientos
como sífilis y migraña (en el cráneo de Morelos, descrito en estas páginas el
lunes 14 de enero), incluso huellas en los huesos sobre el peso corporal
excesivo de Leona Vicario, son algunas de las evidencias que se desprenden del
documento elaborado por José Antonio Pompa y Padilla, Jorge Arturo Talavera
González y Nancy Geloven Alfaro, obtenido por La Jornada mediante el Instituto
Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (Ifai).
Además de observar un fuerte traumatismo, con regeneración
del tejido óseo en la parte media del parietal derecho, producido por un
instrumento contundente, y de encontrar rastros de osteoartritis, los
investigadores detectaron en los huesos del ex presidente de México (lo fue en
tres ocasiones: 1839, 1842-1843, y 1846), un cuadro infeccioso característico
de una treponematosis (sífilis), enfermedad crónica, sistemática e infecciosa,
capaz de provocar destrucción de tejidos e inflamación crónica en casi todos
los órganos del cuerpo humano, incluyendo el tejido óseo, en etapas muy
avanzadas.
Además, se aprecian huellas de venas en la cara externa de
la tibia, lo que indica que tenía problemas de circulación en las piernas.
Medía 1.66 metros.
Los datos históricos señalan que Nicolás Bravo murió de
forma repentina en la hacienda de Chichihualco, Guerrero, el 22 de abril de
1854, al mismo tiempo que su esposa, lo que hizo circular el rumor de que ambos
fueron envenenados. Fue declarado Benemérito de la Patria y su nombre está
inscrito con letras de oro en la Cámara de Diputados.
La descripción de los restos atribuidos al primer presidente
de México, Guadalupe Victoria (1786-1843), indican que se trata de un esqueleto
en buen estado de conservación, aunque con algunos elementos óseos faltantes,
como el cráneo y la mandíbula, y que se recuperó aun con tejido blando,
principalmente de la caja toráxica, y con una gran cantidad de hongos.
Su estatura era de 1.64 metros, correspondiente a las tallas
medias de la época, y tiene una fractura consolidada en la clavícula izquierda.
Reposa acompañado por los restos de un joven de 19 a 21 años, un bebé, una
mujer, tres adultos más, quizá hombres, y un astrágalo de venado (según relatos
históricos se usaba como dado en juegos de azar).
Guadalupe Victoria fue el único presidente que completó su
periodo de gobierno durante los primeros 30 años de México como nación
independiente. Las referencias históricas indican que murió en 1843, a los 56
años a causa de epilepsia.
En las extremidades inferiores del esqueleto atribuido a
Leona Vicario (1789-1842), añaden los especialistas, hay en las rótulas ligeras
marcas de actividad en el epicóndilo medial, ocasionado por cargar el peso del
cuerpo, esta característica es indicador de que la persona en vida tenía
sobrepeso. Ambos piernas presentan huellas de periostitis (..) podemos decir
que tenía más apoyo del lado izquierdo, a causa de soportar un sobrepeso.
Las marcas de actividad en los huesos de los pies confirman
lo anterior y delatan que la mujer realizaba caminatas a través de largas
distancias. Tenía una estatura de 1.46 metros.
Fue declarada Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria y es
la única mujer a la que se le han ofrecido funerales de Estado.
El esqueleto identificado como el de Vicente Guerrero
(1782-1831) es el único barnizado, fue el primero que se analizó por su
magnífico estado de conservación.
Los restos al interior de la urna corresponden a un
individuo adulto medio (45 a 50 años de edad), de sexo masculino, estatura 1.66
m (...) El cráneo presenta una fractura y pérdida parcial de los huesos de la
cara del lado derecho, producto de un fuerte golpe posmortem, indica el
estudio.
Entre los procesos patológicos se determinó que sufría una
deficiencia de hierro, ya sea por falta de ingesta o por enfermedades
infecciosas gastrointestinales.
Las heridas de guerra están presentes en los restos del
caudillo: “En las costillas izquierdas se aprecia un fuerte traumatismo por un
instrumento punzo cortante, que ocasionó la fractura de la tercera, cuarta,
quinta y sexta en su tercio distal, lo cual causó el desprendimiento y
desplazamiento de éstas hacia la parte baja de la caja toráxica, generando una
mala consolidación, que muy probablemente le provocaba en vida problemas de
movilidad, así como dificultades respiratorias.
“Este traumatismo muy probablemente fue producido con un
instrumento punzo cortante (machete, espada o sable) y fue de arriba abajo y de
derecha izquierda, desde una posición en alto, posiblemente desde arriba de un
caballo y lo recibió este personaje estando de pie y de espaldas.
Producto de esta lesión, la articulación de la cintura
escapular izquierda presenta excrecencias óseas, por lo que es probable que
tuviera problemas en la movilidad de esta parte del cuerpo.
Se describe que ese fuerte golpe afectó la parte posterior
del codo derecho, “principalmente en la parte dorsal del cúbito, donde recibió
el impacto, fracturando en dos esta región anatómica.
“Esta lesión se produjo en una acción de defensa al levantar
el brazo para protegerse, esto ocasionó una fractura mal consolidada en la
parte distal del húmero y en la proximal del cúbito, afectando la articulación
del codo, donde se ve perturbada también la cabeza del radio, los tres huesos
‘soldaron’ de tal manera que el brazo quedó en un ángulo de 90 grados, sin
tener movimientos de flexión–extensión”, concluye el informe.
La historia de México continúa. Entre 2010 y 2011 el pueblo
veneró, en solemnes y lustrosas ceremonias y desfiles, restos óseos de vano
linaje y oropel: los huesos revueltos de la historia, según el calderonato.
http://www.jornada.unam.mx/2013/01/16/cultura/a03n1cul
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