Por: Jenaro Villamil
¿Qué tiene Carlos Salinas que aún despierta una mezcla de
fascinación y repudio entre los mexicanos? Es el Innombrable, el Chupacabras,
el Mito Genial, la huelga de hambre con agua Evián, el complot perpetuo, el
socialité tardío, el Padrino a la mexicana, el titiritero, el manipulador. Es,
en buena medida, lo que fue Santa Anna en el siglo XIX: el que siempre
retornaba para sacrificar a la patria.
En vez de hacerle honores a su pierna,
él se erige en guía de los incautos. Si algo tiene Salinas es una capacidad
probada para sobrevivir. Desde los tiempos en que fue secretario de
Programación y Presupuesto, en los años agrios del delamadradismo era criticado
por ser el artífice de los recortes en la burocracia.
Era Salinas Recortari.
Rencoroso, nunca perdonó que el Gordo Pesqueira Olea se burlara de sus orejas.
Y lo mandó al exilio. Sobrevivió a sus rivales y a la primera gran fractura del
PRI en el 87 que desembocó en el aciago fraude de un año después. Sobrevivió a
sus enemigos políticos de adentro. Inventó el término quinazo que ha vuelto a
surgir con Peña Nieto. Dio “golpes espectaculares” que, en realidad, eran una
forma de reinventar el presidencialismo. A tal grado, que se le llamó
presidensalinismo. Removió a 16 gobernadores e incorporó al PAN como parte del
sistema priista. Surgieron las concertacesiones. Y su gran proyecto –permanecer
24 años al frente de una nueva generación en el poder político y económico– se
topó con su propio sucesor: Ernesto Zedillo.
Sobrevivió a Zedillo, a su hermano
incómodo, a una ola de asesinatos que lo han acompañado desde su ascenso al
poder y a sus propios fantasmas que lo llevan a ser animador de libros de
título leninista (Qué hacer), con retórica maoísta (alguna vez coqueteó con las
tesis del marxismo chino) y recomendaciones de manual de autoayuda. No es un
gran intelectual, pero sí un persistente provocador. Su intemperancia es sólo
comparable con una gradual pérdida del sentido de la realidad. Difícilmente
logrará ser querido por sus gobernados, aunque muchos lo “respeten”, lo llamen
un “factor político” (eufemismo para decir que hay que quedar bien con el gran
conjurador) y hasta lo consideren inteligente, sobre todo, si lo comparamos con
el analfabetismo funcional de Vicente Fox o el disfuncional de Enrique Peña
Nieto.
Desde hace diez años, Salinas ha planeado su retorno. No a la vida
académica, a los negocios (es multimillonario), a los cargos internacionales
(se le frustró dirigir la Organización Mundial de Comercio), al gabinete
(influye tanto o más que Pedro Aspe) o al PRI. Planea su retorno a la vida
pública. Quisiera lanzarse a las masas que lo vitoreaban como en los tiempos
idos de ese montaje propagandístico que era el Pronasol. Por eso comete errores
de alguien que presume olfato político, astucia y hasta superioridad moral.
Sólo a Salinas se le ocurre querer enmendar la distancia que existe entre su
figura y el #YoSoy132 o entre la juventud (que ha leído de él como quien oye hablar
de Porfirio Díaz) y su legado. Con el hashtag #CharlaConCSG el sábado 15 de
diciembre varios estudiantes, la mayoría de universidades privadas o vinculados
al PRI, subieron fotos y comentarios de una reunión que sostuvo el ex
mandatario en su biblioteca para hablar sobre sus libros y sobre el movimiento
#YoSoy132. Salinas de Gortari se refirió al movimiento surgido de los
estudiantes que protestaron en la Universidad Iberoamericana, cuando Enrique
Peña Nieto los visitó en el fatídico “viernes negro” del 11 de mayo de 2012.
“Tener una juventud inconforme es lo mejor”, les dijo Salinas de Gortari, él
que nació y creció en la élite de la alta burocracia. Hijo de un ex secretario
de Estado, como Raúl Salinas Lozano, sobrino de intelectuales de izquierda (Eli
de Gortari) y a quien el 68 mexicano lo agarró haciendo maletas para posgrados
en el extranjero. En su cuenta @jmazpiroz escribió: “sábado ideal pa dormir y
reponer energía, pero como buen geek ya voy rumbo a una plática ‘sui géneris’.
No me la podía perder. #CharlaCSG”. Otros asistentes, como @eliirivera,
subieron a su cuenta fotografías de Instagram de la sesión de preguntas y
respuestas con Salinas de Gortari, quien también les habló de su libro de
título leninista, ¿Qué hacer? La alternativa ciudadana. Al ser divulgadas las
imágenes y algunas frases del “encuentro casual” de Salinas de Gortari con los
estudiantes, se generaron varias reacciones en Twitter. Nueve de cada diez
tweets eran de repudio o de burla abierta. He aquí algunos ejemplos: @SASV MEXICO:
“Resulta que Salinas, Peña Nieto y el PRI se burlan del #YoSoy132 en la
#CharlaCSG. Ya que golpearon, mataron y ja! Ahora salen muy amables”. @Lovrega:
“El colmo de la esquizofrenia política: Salinas se declara #YoSoy132. El
cinismo del priismo como método para entender la realidad. #CharlaCSG.
@David_Mtz: “Si fuiste a conversar con Salinas #CharlaCSG fracasaste como
joven”. @ElMenosPeor2: “Ahora Carlos Salinas de Gortari da charlas para jóvenes
porque quiere ser el próximo Yordi Rosado. #CharlaCSG”. @KaanEek: “Nomás
regreso el #PRI y ya tenemos a la vista espectáculos grotescos y de mal gusto.
#CharlaCSG muestra de ello”. @SergioVallejos: “#CharlaCSG Salinas debería
atender con un psiquiatra su obsesión x su imagen”. @JulioAstillero: “Salinas
es el verdadero teleprompter de Peña Nieto”. @Yayitoam: “El que un criminal
como Salinas siga libre es la mejor prueba de lo fallido del estado mexicano”.
@Mxrush 76: “Leo lo de Salinas con jóvenes y refuerza mi hipótesis: el
salinismo está aquí y viene por su revancha”. Por supuesto, hubo quienes
defendieron su derecho a escuchar a un “gran personaje” como Salinas de Gortari
y calificaron el encuentro como una “gran experiencia”. En las mismas cuentas
de Twitter, horas después, felicitaban a Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre por
haber sido “electo” como dirigente del PRI en el Distrito Federal. Todos los
intentos de Salinas por “normalizar” sus apariciones han sido en escenarios
cerrados, como bodas, bautizos, funerales o en pláticas académicas. Sólo en
Mérida, Yucatán se ha paseado por el Paseo Montejo, acompañado por la entonces
gobernadora Ivonne Ortega Pacheco. Y ha asistido a los eventos especiales de
Televisa, TV Azteca y hasta de instituciones bancarias. El peor enemigo de
Salinas es el ego de Salinas. Desacostumbrado al olvido, necesita ser
mencionado, recordado, señalado, aunque sea como artífice de bautizos. Quizá
nunca acepte que hay un nuevo presidente priista. Y que no es él. Cuando los
reflectores de Salinas ensombrezcan el primer copete del país, seguramente le
dirán como a la maestra Elba Esther: calladito se ve más bonito.
www.homozapping.com.mx
Este contenido ha sido publicado originalmente por
SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección:
http://www.sinembargo.mx/opinion/19-12-2012/11449.
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