Entrevista de Sin embargo.
“Nunca me consideré otra cosa que un obrero del dibujo”, afirma
el dibujante argentino Quino, abrumado por el hecho de que casi 50 años después
de haber creado a Mafalda su mensaje siga presente en un mundo que según él
“atraviesa un oscurantismo muy peligroso”. Aunque el autor dejó de dibujar en
1973 a esa niña de abundante pelo oscuro, inteligente e irónica, le sigue
sorprendiendo que las críticas que lanzaba puedan aplicarse a la situación
actual. “Creía que la humanidad iba a encontrar otras vías para canalizar su
manera de vivir, pero seguimos cometiendo los mismos errores”, indica en una
entrevista con Efe en París, donde el Forum des Images se ha servido de uno de
sus dibujos para que estudiantes de animación creen un corto que será
proyectado mañana domingo.
Y aunque dice no entender de cifras ni de mercados, esos
sitios “donde antes uno iba a comprar la fruta, los pollos, la carne, y que hoy
rigen la economía de los países y no se sabe qué son”, sí tiene claro que la
opulencia vivida hasta hace años, sobre todo en países como en España, era
insostenible. “Se veía venir. Una economía basada en el ladrillo, en la que
todo eran bancos y constructoras, no puede funcionar mucho tiempo”, indica el
dibujante, hijo de una pareja de inmigrantes españoles republicanos.
No se siente ahora más positivo que cuando estaba en activo,
pero hace tiempo ya que dejó atrás la confianza en que todo podía mejorar. “Mi
periodo de mayor optimismo fue en los años sesenta, con los Beatles, el Che
Guevara, cuando parecía que el mundo iba a cambiar para bien, o, al menos, para
mejor”, señala cuatro meses después de haber cumplido ochenta años. Unos años
en los que “aunque los lleves más o menos bien, y yo no los llevo muy bien, uno
sabe que tiene muy poco tiempo de vida” y que “el taxi está esperando en la
puerta”.
Si no sigue publicando, no obstante, no es tanto por la
edad, sino por no haber encontrado nuevas fuentes que le inspiren lo suficiente
desde que en 2009 anunció una “ausencia temporal”. “No he colgado la pluma
definitivamente. Sentía que me estaba repitiendo temáticamente y que mi dibujo
era antiguo y no era capaz de hacerlo más actual. Me retiré un tiempo para ver
si ese retiro me daba otra cosa, pero hasta ahora no me ha llegado”, confiesa
el autor. Quino pasa la mitad del año en Europa y la otra mitad en su Argentina
natal, y asegura que sigue buscando la motivación en la música, “el buen cine,
no el de autos que explotan”, y la lectura, un placer que “había dejado
bastante” y ha recobrado. Y a la espera de encontrar también “una tranquilidad
que cuesta mucho”, señala que disfruta igualmente con actos como el que se le
ha organizado en París, porque le saca del aislamiento de un trabajo, el de
“los humoristas”, que a su juicio siempre ha sido y es “muy solitario”. EFE
Este contenido ha sido publicado originalmente por
SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección:
http://www.sinembargo.mx/24-11-2012/440694.
No hay comentarios:
Publicar un comentario