Un grupo de voluntarios, encabezados por el sicólogo Israel
Rincón, festejan hoy a la muerte con un carnaval revolucionario y
antisiquiátrico, que propiciará un acercamiento entre la sociedad y los pacientes
del Centro de Asistencia e Integración Social (Cais) Iztapalapa.
Sin prejuicios, el acto Ponte loco carnaval busca rescatar
del olvido y la marginación a los habitantes del albergue siquiátrico que
tienen algún problema, pero que también pueden dar y recibir afecto, explicó
Rincón.
“A una persona –prosiguió el especialista– con un
padecimiento siquiátrico se le aisla, por lo que este carnaval intenta
recuperar ese lazo que nunca ha dejado de existir: locura y sociedad caminan
toda la vida a pesar de que las instituciones quieren contener la enfermedad y
no hablar de ella.”
El proyecto surgió a partir de la película Había una vez: la
ciudad de locos, de Marco Turco, sobre el italiano Franco Basaglia, uno de los
padres de la denominada corriente de la antisiquiatría, quien impulsó una ley
para cerrar manicomios.
Perder todo
En entrevista, Israel Rincón manifestó que el país necesita
de una ley sobre la salud mental, porque las personas con problemas de esta
índole carecen de condiciones sociales y políticas.
“Un loco –indicó– es una persona que pierde todo: la
familia, la identidad, el derecho, y es propenso a ser marginado y olvidado.”
Los participantes en el carnaval –seleccionados por
trabajadores del albergue siquiátrico– acompañarán en este recorrido por las
calles de Iztapalapa a 149 pacientes y serán responsables de divertirse con
ellos.
Los vecinos de la demarcación también se sumarán con autos
alegóricos y motonetas; asimismo, se contará con espectáculos de malabares y
zancos y grupos de música amenizarán el carnaval, cuyo requisito es asistir
disfrazado de revolucionario.
Enmascarados, todos, para que no haya distinción entre
pacientes, doctores y sociedad, y convocados por el tema de la muerte,
desfilaremos por las calles para hacer de la locura una fiesta, indicó Rincón.
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