Por: Alma Delia Murillo para Sin embargo.
Por el ojo que no mira. Por la lengua cercenada. Por el
corazón que ya no habla. Madre del inframundo: ruega por los otros. Por la
sangre que cesa. Por la tierra que con sus pies ya no andan. Por las manos que
no se abren. Diosa Oscura, Medea, Yerma: ruega por los otros.
Por los
incontables muertos que caminan en círculo sobre el corazón de sus deudos. Por
las cuencas vacías, ruega por los otros. Hécate, hembra que no reza: ruega por
los otros. Por la leche agria, por la teta seca. Por el sudor que no arde.
Madre infértil: ruega por los otros. Coatlicue, infinitas cabezas penden de tu
falda. Y lloran, por sus cuerpos lloran. Ruega por los otros. Por nuestras
transgresiones. Porque te hemos ultrajado Madre, Muerte santa. Míranos. Vuelve
a mirarnos. Somos México, somos un país de muertos. Ruega por los otros.
Enséñanos a mirarte de nuevo con respeto. Enséñanos a no olvidar. Que nadie se
atreva a olvidar. Que duela por ellos. Que no tengamos descanso si ellos no
tienen descanso. Porque te hemos herido, te hemos institucionalizado, porque
olvidamos que la muerte corta, rasga, rompe, arruina, tortura, arrebata. Que
duela por ellos. Porque caímos en la perversión de contar las almas. Que duela
por ellos. 50,000, 60,000, 70,000 muertos. Infinitos muertos. Que duela por
ellos. Porque hay muertos que merecen justicia, muertos que merecen honores en
el Senado y otros que se quedan sin la certeza de un cuerpo articulado: no nos
perdones. No ruegues por nosotros. No intercedas por nosotros. Por el Mictlán,
por las tumbas desiguales. Que duela por ellos. Porque te perdimos el respeto,
te aniquilamos, porque te volvimos injusta, perversa, corrupta, clasista,
soberbia: no nos perdones. No ruegues por nosotros. No intercedas por nosotros.
Muerte, Luna Negra, Muerte Pura, Muerte Brillante. No ruegues por nosotros. Por
los huérfanos de la guerra que juegan en el Hades. Que duela por ellos. Y por
los niños calcinados. Que duela por ellos. Por los decapitados. Que duela por
ellos. Por las mujeres desaparecidas. Que duela por ellas. Por los condenados
al anonimato. Que duela por ellos. Por los muertos a los que insulto sin
llamarlos por su nombre. Que duela por ellos. Que todos los nombres que no
conozco sean nuestra herida y nuestro canto. Que duela por ellos. Y a los que
no asumen a sus muertos, no los perdones, no ruegues por ellos. Vacíales las
cuencas, condénalos al dolor, condénalos a cargar el peso de cada cuerpo
desmembrado. Que los persiga el llanto. Que no descansen. Que los alcance el
horror que sembraron. Que no sea la Historia quien les cobre sino tú, Madre,
Hembra Herida, Hembra Rota. Destiérralos de tu vientre, Llorona. Muerte. Muerte
Vida. Muerte Rabia. Muerte Toda. Y que no duela por ellos.
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX
en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/03-11-2012/10478.
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