Colocado entre las páginas 199 a 122, el 6 de octubre de 1980 se publicó cierto asunto en el semanario ‘Der Spiegel’, una publicación de noticias comparable al Time o al Newsweek, este asunto era de considerable importancia: un análisis científico de un manuscrito que se ostentaba como el original del diario de Ana Frank, una muchachita judía quien falleció en un campo de concentración alemán durante la II Guerra Mundial, ha revelado que tal manuscrito no pudo haber sido escrito antes del año 1951, es decir, seis años después de la finalización de la guerra.
La importancia de la revelación de ‘Der Spiegel’ sobre este fraude es doble. Primero, la impresión de la nota en una publicación de circualción masiva constituye una noticia excepcional ante el tratamiento de otras noticias de similar importancia. Los medios de noticias alemanes, aunque no están totalmente bajo el control del monopolio judío que ha infestado los medios de comunicación en general, por lo común siguen una línea pro-judía, herencia de los años inmediatos a la postguerra cuando la ocupación aliada otorgaba licencias a aquellos alemanes que habían probado su deslealtad hacia su patria en los años de guerra.
Consecuentemente la mayoría de las noticias tendían a disolver las dudas en torno a los relatos judíos sobre las ‘cámaras de gas’ y lo relacionado con el tiempo de la II Guerra Mundial, también se censuraba, se minimizaba y se le daba un tratamiento bastante descortés. El presente artículo, aunque acompañado de múltiples disculpas y justificaciones, y de haberse retenido por unos seis meses para evitar que saliera a la luz, no se imprimió sino hasta hace un año o dos.
Adicionalmente, la exposición de la falsificación es muy importante debido a la total magnitud del fraude y al papel clave que Ana Frank ha jugado para sostener todo el drama judío de la guerra. Lo que se sabe como un hecho es que Otto Frank, comerciante judío antiguamente asentado en Frankfurt, había sido arrestado en Tierras Bajas e internado en el campo de concentración de Auschwitz durante la guerra.
En 1946 comenzó a frecuentar a editores llevándoles lo que él afirmaba ser el diario escrito por su hija durante el tiempo en que la familia Frank estuvo escondida de la policía alemana en la Holanda ocupada. Frank dijo posteriormente que su muchachita falleció en Auschwitz. El diario, saturado de ensueños adolescentes conmovedores y anécdotas caseras breves, era exactamente lo que los propagandistas del Holocausto estaban buscando: una altamente efectiva pieza de artillería sensiblera, cargada de simpatía por los pobres y perseguidos judíos, tipificados por Ana Frank, y que generó odio en contra de los malvados alemanes, quienes hubieron asesinado a seis millones de judíos.
Otto Frank lucró con este diario de una forma inusitada, no sólo encontro un editor, sino que encontró gente ansiosa por llevar el relato a la pantalla del cine, así como a representaciones teatrales también. Poco después de la aparición del libro, el diario había sido traducido a muchos idiomas y copiado por millones, por todo esto Fank recibió regalías. Sólo la versión inglesa, bajo el título ‘Anne Frank: the Diary of a Young Girl’, ha vendido más de 4 millones de copias a la fecha. Una dramatización televisiva basada en el diario también se transmitió en este país (Inglaterra), con su respectiva tanda de publicidad.
Casi desde el principio se denunció que este diario era un engaño, algunas de estas denuncias se basaban en evidentes incongruencias entre las diversas traducciones y ediciones del diario, en su formato de libro. Era claro que el texto había sido altamente modificado para ayudar a que se vendiese más en los diferentes mercados. Otros cambios se basaban en inconsistencias internas y situaciones muy forzadas que apelaban a la credulidad. Y cuando el diario fue adaptado para la versión cinematográfica, Otto Frank fue demandado por el guionista de Nueva York Meyer Levin, quien afirmaba que Frank se había apropiado de muchas partes del guión que Levin había escrito sin obtener ninguna remuneración por su trabajo. La corte ordenó a Frank pagar 50 mil dólares a Levin.
Se puede comprender fácilmente la razón por la que algunos observadores comenzaron a preguntarse cuanto de lo que se afirmaba era el contenido real del diario, en los diarios de Ana Frank que circulaban en su edición escrita y en las películas que se exhibían, ¿habían sido realmente escritas por la pequeña judía llamada Ana Frank?. Sin embargo, en Alemania no era adecuado especular sobre tales asuntos en público, la línea de actuación que dictaba el gobierno decía que Ana Frank era “palabra sagrada”, y cualquiera que sugiriese lo contrario se arriesgaba a enfrentar cargos penales por “difamación de las víctimas de la persecución nazi”, así como a sanciones civiles.
El mismo Otto Frank tenía la costumbre de llevar a detractores de Ana Frank a las cortes alemanas, las cuales invariablemente fallaban a su favor, esto en años recientes, se entiende. Cuando el finado y jubilado Ernst Roemer comenzó a esparcir la acusación que Otto Frank había escrito por su propia mano lo que el había hecho pasar como el diario de su fallecida hija, Frank lo demandó. Como siempre, la corte mantuvo intacta la autenticidad del diario.
Expertos en manuscritos testificaron que todo el diario, incluyendo las notas sueltas y las inserciones, habían sido escritas por la misma persona, y que tal persona era Ana Frank. Roemer apeló la decisión de la corte en su contra y fueron llamados otros expertos en caligrafía, su conclusión fue la misma: todo en el diario provenía de la misma persona, no había engaño.
Roemer apeló de nuevo, y esta vez la corte pidió los servicios de especialistas de la ‘Federal Criminal Office’ (Bundeskiminalamt, el equivalente al FBI), los cuales llevaron al cabo un cuidadoso análisis del manuscrito original del diario, con microscopio y luz ultravioleta, con el fin de confirmar su autenticidad, y en particular, determinar a su autor.
El reporte técnico de los expertos fue dado a la corte en abril de 1980, y representaba una bomba política: amplias porciones del supuesto “diario” fueron escritas con pluma de punto rodante, ¡las cuales no fueron fabricadas hasta después del año de 1951! No causaba menoscabo al reporte previo, el cual, decía que todo el diario, incluyendo las partes escritas con pluma de punto rodante, provenían de la misma persona, el padre pudo haber dicho que sólo había “editado” el trabajo de su hija, clarificando pasajes aquí y por allá, pero, la evidencia era inequívoca, por ejemplo, la grafóloga Minna Bekker en un proceso legal anterior dijo: “La grafía del diario es idéntica en sus tres volúmenes, incluyendo todas las notas y adiciones pegadas sobre los pasajes, así como los 338 pasajes de material suelto, incluyendo correcciones e inserciones”… Otto pudo haber sido más cuidadoso al elegir sus instrumentos de escritura, ahora es bastante claro que terminó dando un acabado aceptable pero defectuoso al “original” del diario después de haber encontrado a un editor en 1946 y que sólo fue un conjunto de notas inacabadas sobre una idea que prometía un montón de ganancias con muy poco esfuerzo, primero, el borrador para el editor y después las ventas de libros comenzaron a prosperar, así como un manuscrito “original” para mostrar a los incrédulos.
Después que el ‘Federal Criminal Office’ proporcionó el reporte técnico a la corte, Otto Frank falleció convenientemente, antes de que pudiera contestar a muchas interesantes preguntas. Mientras tanto, el aparato mundial de propaganda judía ha continuado la promoción del mito de Ana Frank, como si nada hubiese pasado. ‘Der Spiegel’ parece ser el único medio masivo de noticias que ha expuesto el fraude hasta el momento.
Adicionalmente, la exposición de la falsificación es muy importante debido a la total magnitud del fraude y al papel clave que Ana Frank ha jugado para sostener todo el drama judío de la guerra. Lo que se sabe como un hecho es que Otto Frank, comerciante judío antiguamente asentado en Frankfurt, había sido arrestado en Tierras Bajas e internado en el campo de concentración de Auschwitz durante la guerra.
En 1946 comenzó a frecuentar a editores llevándoles lo que él afirmaba ser el diario escrito por su hija durante el tiempo en que la familia Frank estuvo escondida de la policía alemana en la Holanda ocupada. Frank dijo posteriormente que su muchachita falleció en Auschwitz. El diario, saturado de ensueños adolescentes conmovedores y anécdotas caseras breves, era exactamente lo que los propagandistas del Holocausto estaban buscando: una altamente efectiva pieza de artillería sensiblera, cargada de simpatía por los pobres y perseguidos judíos, tipificados por Ana Frank, y que generó odio en contra de los malvados alemanes, quienes hubieron asesinado a seis millones de judíos.
Otto Frank lucró con este diario de una forma inusitada, no sólo encontro un editor, sino que encontró gente ansiosa por llevar el relato a la pantalla del cine, así como a representaciones teatrales también. Poco después de la aparición del libro, el diario había sido traducido a muchos idiomas y copiado por millones, por todo esto Fank recibió regalías. Sólo la versión inglesa, bajo el título ‘Anne Frank: the Diary of a Young Girl’, ha vendido más de 4 millones de copias a la fecha. Una dramatización televisiva basada en el diario también se transmitió en este país (Inglaterra), con su respectiva tanda de publicidad.
Casi desde el principio se denunció que este diario era un engaño, algunas de estas denuncias se basaban en evidentes incongruencias entre las diversas traducciones y ediciones del diario, en su formato de libro. Era claro que el texto había sido altamente modificado para ayudar a que se vendiese más en los diferentes mercados. Otros cambios se basaban en inconsistencias internas y situaciones muy forzadas que apelaban a la credulidad. Y cuando el diario fue adaptado para la versión cinematográfica, Otto Frank fue demandado por el guionista de Nueva York Meyer Levin, quien afirmaba que Frank se había apropiado de muchas partes del guión que Levin había escrito sin obtener ninguna remuneración por su trabajo. La corte ordenó a Frank pagar 50 mil dólares a Levin.
Se puede comprender fácilmente la razón por la que algunos observadores comenzaron a preguntarse cuanto de lo que se afirmaba era el contenido real del diario, en los diarios de Ana Frank que circulaban en su edición escrita y en las películas que se exhibían, ¿habían sido realmente escritas por la pequeña judía llamada Ana Frank?. Sin embargo, en Alemania no era adecuado especular sobre tales asuntos en público, la línea de actuación que dictaba el gobierno decía que Ana Frank era “palabra sagrada”, y cualquiera que sugiriese lo contrario se arriesgaba a enfrentar cargos penales por “difamación de las víctimas de la persecución nazi”, así como a sanciones civiles.
El mismo Otto Frank tenía la costumbre de llevar a detractores de Ana Frank a las cortes alemanas, las cuales invariablemente fallaban a su favor, esto en años recientes, se entiende. Cuando el finado y jubilado Ernst Roemer comenzó a esparcir la acusación que Otto Frank había escrito por su propia mano lo que el había hecho pasar como el diario de su fallecida hija, Frank lo demandó. Como siempre, la corte mantuvo intacta la autenticidad del diario.
Expertos en manuscritos testificaron que todo el diario, incluyendo las notas sueltas y las inserciones, habían sido escritas por la misma persona, y que tal persona era Ana Frank. Roemer apeló la decisión de la corte en su contra y fueron llamados otros expertos en caligrafía, su conclusión fue la misma: todo en el diario provenía de la misma persona, no había engaño.
Roemer apeló de nuevo, y esta vez la corte pidió los servicios de especialistas de la ‘Federal Criminal Office’ (Bundeskiminalamt, el equivalente al FBI), los cuales llevaron al cabo un cuidadoso análisis del manuscrito original del diario, con microscopio y luz ultravioleta, con el fin de confirmar su autenticidad, y en particular, determinar a su autor.
El reporte técnico de los expertos fue dado a la corte en abril de 1980, y representaba una bomba política: amplias porciones del supuesto “diario” fueron escritas con pluma de punto rodante, ¡las cuales no fueron fabricadas hasta después del año de 1951! No causaba menoscabo al reporte previo, el cual, decía que todo el diario, incluyendo las partes escritas con pluma de punto rodante, provenían de la misma persona, el padre pudo haber dicho que sólo había “editado” el trabajo de su hija, clarificando pasajes aquí y por allá, pero, la evidencia era inequívoca, por ejemplo, la grafóloga Minna Bekker en un proceso legal anterior dijo: “La grafía del diario es idéntica en sus tres volúmenes, incluyendo todas las notas y adiciones pegadas sobre los pasajes, así como los 338 pasajes de material suelto, incluyendo correcciones e inserciones”… Otto pudo haber sido más cuidadoso al elegir sus instrumentos de escritura, ahora es bastante claro que terminó dando un acabado aceptable pero defectuoso al “original” del diario después de haber encontrado a un editor en 1946 y que sólo fue un conjunto de notas inacabadas sobre una idea que prometía un montón de ganancias con muy poco esfuerzo, primero, el borrador para el editor y después las ventas de libros comenzaron a prosperar, así como un manuscrito “original” para mostrar a los incrédulos.
Después que el ‘Federal Criminal Office’ proporcionó el reporte técnico a la corte, Otto Frank falleció convenientemente, antes de que pudiera contestar a muchas interesantes preguntas. Mientras tanto, el aparato mundial de propaganda judía ha continuado la promoción del mito de Ana Frank, como si nada hubiese pasado. ‘Der Spiegel’ parece ser el único medio masivo de noticias que ha expuesto el fraude hasta el momento.
http://ecorevisionista.wordpress.com/2009/06/03/el-engano-de-ana-frank-al-descubierto/
La historia está lleno de mitos: Madero, Benito Juarez, Porfirio Díaz, etc. Ahora hasta Ana Frank...jamás lo sospeché.
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