Nota de La Jornada.
El arte y la cultura no sólo pueden ser refugio y destino,
sino también elementos de salvación, sostiene la escritora Bárbara Jacobs a
propósito de su más reciente libro, Antología del caos al orden, dado a conocer
esta semana por el sello Joaquín Mortiz
En él, la colaboradora de La Jornada reúne el testimonio
escrito de 22 artistas de disciplinas, épocas y nacionalidades diferentes que,
con su respectivo quehacer, lograron imponerse a las adversidades e incluso
tragedias que determinaron sus vidas.
Entre ellos se encuentran Nikolai Gógol, Igor Stravinsky,
Vicent van Gogh, Erik Satié, Paul Klee, Charles Chaplin, Virgina Woolf, James
Joyce, Isadora Duncan, Vaslav Nijinsky, Augusto Monterroso y Salvador Elizondo.
El arte y la cultura pueden salvar, como ha ocurrido con
muchos creadores que a través de su trabajo han logrado darle forma a las
contrariedades y a esa fuerza desmedida que los embarga, destaca la autora en
entrevista.
Hay quienes, cuando no tienen ese instinto, simplemente se
tiran por la ventana. Y hay otros que sí lo tienen y deciden también arrojarse,
aunque no sin haber hecho antes algo grandioso.
Ejemplo del profundo poder de la creación es el caso de
Nijinsky, una de las grandes leyendas de la danza, quien logró sobrevivir 30
años de encierro en instituciones para enfermos mentales gracias a la
escritura, pues llevaba un diario, dice. Para unos, el documento de un loco.
Para otros, el de un iluminado.
Otro caso es el de la célebre escritora Virginia Woolf, cuya
adolescencia y juventud estuvieron marcadas por el abuso sexual del que fue
víctima por parte de sus dos medios hermanos; la muerte, primero, de su madre
y, luego, de su padre; y su primer intento de suicidio, al tomar somníferos.
A ello se suma más adelante la muerte de su hermano Thoby,
en la Primera Guerra Mundial; haber estado a punto de casarse con Lytton
Strachey, homosexual, y, ya casada, parece haber tenido una amante lesbiana,
cuenta Jacobs.
Un día de 1941, después de dejar en su casa una carta para
su esposo y una para su hermana, Virgina Woolf llenó sus bolsillos de piedras y
se encaminó hacia el río Ouse, en Lewes, en el que se ahogó.
Una de las principales ideas de esta antología, de acuerdo
con la autora, es dar cuenta de la fortaleza del ser humano para sobreponerse a
las circunstancias más difíciles y la capacidad que tienen algunos para
transformarlas en algo sublime.
Tenía muy presente hacer una especie de guía de vida. Es
decir, contar cómo vivieron esos artistas para que ello nos permita reflexionar
que nuestras vidas, nuestros problemas, a veces son menos complicados de lo que
consideramos; ver de lo que ellos fueron capaces, cómo transformaron el caos en
orden.
La esencia de la Antología del caos al orden es netamente
didáctica, lo confieso abiertamente, señala Bárbara Jacobs:
“Este libro salió pensando en la gente –sea o no
profesionista o universitaria– que está muy metida en su respectiva materia,
que se le olvida que existen otras cosas en el mundo y que le vendría muy bien
meter el dedo gordo del pie en la cultura y el arte.”
Agrega que son muchas las personas que ignoran al arte y
tienen ideas equivocadas, prejuicios contra los artistas, y fue por eso que se
propuso reunir textos de algunos destacados creadores para hacer sus
semblanzas, aunque sea de forma breve.
Lo que pretendo es que se sepa de dónde proviene su obra, su
genio, que quien lea este libro se acerque con cierto conocimiento al mundo del
arte y los creadores. Que se sepa porqué Van Gogh se cortó una oreja; que se
conozca qué hay detrás del humor conmovedor de Chaplin o qué vicisitudes vivió
un compositor tan genial como Stravinsky, señala.
Deseo que este libro sea un buen material para los ratos de
ocio, para que el lector se distraiga y aprenda; pero también para motivarlo a
acercarse a la literatura, ir a museos, conciertos, al teatro, a la danza.
Para la realización de este volumen, Bárbara Jacobs se dio a
la tarea de investigar y recopilar cuentos, apuntes, diarios, cartas,
biografías, memorias o autobiografías de los 22 personajes seleccionados, todos
ellos traducidos (cuando el caso lo ameritaba) y publicados en español.
Estos artistas me parecen muy valientes, son para mí
modelos; se atrevieron a muchas cosas. Su vida fue complicada, a veces trágica,
y hay que valorar lo que lograron. Pero es falso, y lo digo en el libro, eso de
que a mayor adversidad mayor creación.
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