La organización ambientalista desplegó una manta frente al edificio que alberga las oficinas de Monsanto en México.
BLANCA VALADEZ , Milenio, 16 OCTUBRE 2012
Ciudad de México • La organización Greenpeace desplegó una manta gigante de 234 metros con la leyenda: “Por un maíz libre de transgénicos" frente al edificio que alberga las oficinas de Monsanto en México.
A las afueras del lugar, una treintena de activistas denunciaron que los recientes permisos de siembra otorgados a dicha empresa acabarán con el nativo maíz mexicano.
En el marco del Día Mundial de la Alimentación los activistas de la organización ambientalista portaban pancartas con el mensaje: “Monsanto, fuera de nuestro maíz”, y la imagen de un lobo clavando los colmillos a una mazorca.
Indicaron que la empresa Monsanto, principal comercializadora a nivel mundial de semillas transgénicas, solicitó dos permisos para sembrar de manera comercial maíz en 700 mil hectáreas del estado de Sinaloa y Pioneer para la siembra de una variedad de Monsanto en 351 mil 284 hectáreas del estado de Tamaulipas.
"Ambas solicitudes plantean un grave riesgo para la conservación del maíz nativo y representan un peligro potencial de contaminación para los cultivos de maíz blanco empleado, esencialmente, para consumo humano", denunció Aleira Lara, coordinadora de la campaña de Agricultura Sustentable y Transgénicos de Greenpeace México.
“Permitir la siembra comercial en Sinaloa, que es ‘El Granero de México’ y principal productor de maíz blanco, representa el ‘tiro de gracia’ a nuestro derecho a una alimentación sana y de calidad”, abundó Lara.
La activista recordó que desde el 6 de marzo del 2012, el Relator Especial de Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier De Schutter, recomendó reinstalar urgentemente la moratoria a las siembras de maíz transgénico en México debido al grave riesgo que representa para la diversidad de las variedades nativas de maíz.
A pesar de ello, dijo, ni la Secretaría de Agricultura ni la de Medio Ambiente se han pronunciado en contra de este tipo de siembras.
La transnacional Monsanto controla alrededor de 90 por ciento del mercado mundial de semillas genéticamente modificadas (GM).
En México, esta empresa es la principal beneficiaria de los permisos de siembra de maíz GM en fase experimental.
"A escala comercialestos representan una amenaza aún mayor, ya que el agricultor tiene prohibido vender, intercambiar y guardar las semillas que le comprea Monsanto. De hacerlo, enfrentará demandas judiciales".
Asimismo si su campo resulta contaminado por semillas transgénicas, se verá obligado a pagar regalías o multas, situación que ya han enfrentado agricultores de Estados Unidos y Canadá.
Muchos gobiernos del mundo han prohibido la agricultura basada en transgénicos y rechazan la importación de estos productos. Sin embargo, a pesar de las crecientes pruebas sobre el detrimento al medio ambiente y de los riegos de afectación para la salud humana, Monsanto sigue intentando introducirlos en otras regiones del planeta con una publicidad engañosa que promueve mitos como el combate al hambre y al cambio climático.
“Nos oponemos tajantemente a que la imagen de los pobres y la gente que padece hambre en nuestro país sea utilizada por las gigantescas corporaciones transnacionales para imponer sus patentes de semillas que no son seguras, que atentan contra el medio ambiente y que no son económicamente rentables. La mayor parte de los cultivos transgénicos comercializados hasta la fecha se destinan a la alimentación del ganado, no al consumo humano, y ninguno de ellos ha sido introducido para resolver problemas de hambre o pobreza”, enfatizó Lara.
En apego al principio precautorio establecido en el Protocolo de Cartagena, los organismos genéticamente modificados (OGM) no deberían ser liberados al medio ambiente.
Los OGM son organismos vivos, se reproducen y se expanden; al hacerlo, se convierten en una amenaza para la biodiversidad y los ecosistemas. Actualmente, las siembras con transgénicos han causado la contaminación de diversos cultivos convencionales, nativos y orgánicos en varias partes del mundo, incluido México. Por ello, Greenpeace exige a la transnacional su retirada del campo mexicano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario