miércoles, 21 de noviembre de 2012

JÓVENES Y PADRES; DESOBEDIENTES


En Colaboración y para Red Generación: Hannsen Gerardo Perez 

Observando los comportamientos de los jóvenes surge en mí la pregunta de si estamos haciendo las cosas bien, si realmente la sociedad en el ámbito familiar y de formación como lo es la escuela están desempeñando su papel como deberían, y es que hoy día los jóvenes se encuentran en una carencia de valores, acaecidos en desorden de los diversos roles que desempeña en la sociedad.

Si sabemos que la desobediencia es lo que hace que muchas veces obtengamos resultado pocos benéficos, como consecuencia de esta; que en cada momento estamos expuestos a romper las reglas ya sean por la vía de la justicia o solo por la conciencia que orienta al ser humano, la que hace que busquemos salidas por alguna puerta ya sea que uno esté equivocado o no.

Nadie está exento de la desobediencia que es la expresión de no obedecer lo que es señalado por otros; recordemos que Ada y Eva (los primeros seres humanos según la teoría creacionista) rompieron las reglas que le habían sido impuestas por el ser supremo que los había creado (Dios), dentro de la mitología griega Prometeo quien fue castigado por robar el fuego a los dioses pero no se arrepiente ni pide perdón. Un obediente a las leyes puedo mencionar al gran filósofo griego Sócrates quien prefiere morir ante que violar las leyes.

Y es que los jóvenes de ser necesario rompen las reglas para beneplácito de ellos mismos o por alguna necesidad son dos cuestiones muy diferentes; en la primera podemos llegar más tiempo de la hora acordada con los padres al ir de fiesta, el no tramitar la cartilla del servicio militar por llamarle un trámite muy tedioso. En la segunda cuando el joven inicia a trabajar al no tener la mayoría de edad (18 años, según la ley) para cubrir las necesidades de educación, alimentación, salud, vestimenta etc.

Lo que sí es cierto que no solo la desobediencia, sino la formación como personas y es que cada vez vamos perdiendo más valores y los comportamientos cívicos, Por ejemplo: Hace 10 años, reprobaba un niño unas cuantas asignaturas y les tocaba a los padres ir a hablar con el profesor y dialogando, veían que su hijo tendría que estudiar y esforzarse más y pondrían empeño por ayudarle y estar más al tanto del método de aprendizaje usada por su hijo en casa.
Hoy, no aprueba un niño unas cuantas asignaturas y los padres piden cita con el profesor para delegar y exigir responsabilidades a estos porque dicen que su niño no aprende porque le tienen manía o porque no le enseñan bien.

Cuando uno suspende una asignatura, en la gran mayoría de los casos, salvo contadas excepciones que siempre las hay, suele ser porque ese alumno no lleva los conocimientos a un nivel óptimo para demostrar que tiene suficiente soltura en esa materia y demostrarlo. Así que no se soluciona con bajar el listón y dejar que los alumnos pasen con determinadas asignaturas pendientes al siguiente curso porque esto es un parche y no se ataja sobre el verdadero problema.

En la actualidad, los padres son mucho peor que sus hijos y al ver a los progenitores, uno entiende muchas cosas de su comportamiento y bajo rendimiento escolar. Y como exigirles como padres a los hijos un mejor comportamiento apegado a la obediencia si ellos mismo no son practicantes de esta, si están perdiendo cada día que transcurre el sentido de responsabilidad que como institución formadora en el hogar ellos deben tener.

Por supuesto, tengo que aclarar que no es mi intención generalizar y no pretendo meter a todos en el mismo saco. Lo que sí que es alarmante es que este tipo de comportamiento está creciendo más generalizadamente de lo que debería.
Antes, el profesor siempre tenía la razón y el alumno la culpa; ahora es todo lo contrario. No es ni una cosa ni otra y debemos razonarlo.

Determinados comportamientos son reprochables de todo el mundo independientemente de que sean los hijos y así hay que hacerlo ver. Si un hijo insulta o agrede a un compañero y el padre le da una palmadita en la espalda, no hace más que agravar el problema porque no reeduca esa conducta de forma adecuada sino que la incentiva. Y siendo sarcástico, hay quien puede pensar que la culpa fue del chico agredido por dejarse pegar.

Albert Einstein dice en una de sus frases que “no consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber” y es así como deberían ver la formación que nos es inculcada en la escuela, hogar y porque no decirlo en la religión. Lo verdadero es que también los jóvenes tienen que lograr establecerse principios personales para una mejor convivencia social

La sobreprotección actual que reciben los niños, adolescentes y jóvenes no es buena porque los hace más dependientes y vulnerables. Se debe dejarles claro a hijos lo que está bien y lo que está mal sin olvidarnos de la vida de los hijos conversando habitualmente con ellos y conociendo a su entorno de amigos cercanos para prevenir males evitables.

La educación de los hijos también es responsabilidad de los padres y todos al acabar la jornada laboral apetece desconectar de todo y de todos, sin embargo, los hijos requieren atención porque si no, se cerrarán en bandas, que conllevan a la delincuencia, a ser drogadictos y alcohólicos todo porque son ignorados. No es cuestión de darles todos los caprichos como recompensa sino de prestarles atención y sentir que los tienen para lo que aprecien.

Sólo pienso que debemos reflexionar y trabajar en recuperar valores como el respeto, la sinceridad, la comunicación, la educación, el saber estar, la obediencia, etc. que se van perdiendo día a día más. No hace falta irse muy lejos para comprobar que esto no funciona y sino fíjate la actitud de los jóvenes en el transporte público, en la calle, en los antros, en la escuela, en el hogar, en el supermercado, en fin en toda la sociedad.

Los tiempos actuales son en vivo reflejo de lo que se ha formado con el paso de los años, es lo que hace de los jóvenes y padre que sigan formándose en la educación y en los valores, pero no solo en las instituciones sino en el hogar, hay que mirar el futuro y recobrar la razón por que nos somos animales sino seres humano con razonamiento, es así como podemos decir que la obediencia vence a la desobediencia.



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