viernes, 26 de octubre de 2012

Arte y Corrupción: Mano negra en apoyos a la producción dancística

Por: Rosario Manzanos
En: Revista Proceso

MÉXICO, D.F. (apro).- El gremio de la danza profesional no es tan grande. Incluso de tan pequeño siempre se sabe quién está trabajando, quiénes son los que realmente tienen un trabajo sostenido y tienen repercusión social.

Castigado, en la mayoría de los casos por la falta de conocimiento artístico o administrativo de aquellos que dirigen las áreas culturales, el gremio de la danza profesional sobrevive gracias apoyos de fondos nacionales, estatales, producciones de encargo y hasta por la buena voluntad de presidentes municipales y amigos.

Los villamelones que hacen “cositas” dan alguna que otra función, hacen bailables, pero no se dedican de fondo a la danza, deben su permanencia en el medio a una suerte de necedad juvenil que los hace presentes pero paradójicamente intrascendentes dentro del desarrollo cultural del país.

Por lo mismo, las contradicciones que se dan en las convocatorias para la producción escénica o para sostener a compañías de largo alcance no deberían de existir.

Apenas aparecieron los resultados de la convocatoria que sacó Conaculta y uno de los jurados artísticos denunció que al menos cinco proyectos de los publicados en los resultados de la convocatoria no habían sido seleccionados por la comisión de especialistas y por lo mismo los montos entregados fueron afectados también.

Esta situación no es nueva, desde hace tiempo se sabe que por encima de los juicios artísticos están los administrativos y lo peor, atrás de los administrativos están los intereses personales y en el peor de los casos el tráfico de influencias.

En una situación como ésta, todo el gremio de la danza sale perjudicado y más aún aquellos que resultaron elegidos de buena fe y que pasaron una buena temporada diseñando proyectos especiales para dar un mayor empuje a sus carreras y tratar con ello no necesariamente de hacerse de dinero, sino de subsidiar un trabajo que les ha costado años salvaguardar.

Si en la letra pequeña, en un apartado que sólo con lupa puede encontrarse, aparece una cláusula que especifica que los juicios de los especialistas estarán siempre por abajo de las decisiones de los propios instrumentadores de las convocatorias, todos aquellos que de alguna u otra forma nos dedicamos a la danza nos encontramos perdidos.

Porque semejante arbitrariedad rompe con cualquier código de ética y evidencia que sólo se pide la participación de los expertos para utilizarlos como parapetos para legitimar supuestos procesos de transparencia.

Es decir, que lo macro de una elección presidencial turbia y llena de dudas y fraudes evidenciados, pero que se legitima por dudosos criterios legalistas, se repite a escala en el sector cultural.

Para colmo, en la página con los resultados no aparecen los nombres de los jurados, los criterios de adjudicación de los montos otorgados, las resoluciones del comité de expertos y sobre todo las razones para pasar por alto las decisiones de esos últimos.

Nadie tiene ganas de pelearse una vez que gana un apoyo. Pero si se pide un monto de hasta de cerca de dos millones de pesos para trabajar, es fundamental dar el beneficio de la duda de que, lo que se pide, es lo que se necesita. No se trata entonces de dividir a la mitad o de reducir hasta a un 10% la cantidad solicitada para hacer el mismo proyecto.

Concursar por un fondo no es una subasta en la que entras para ver qué logras sacar. Porque si no se tiene respeto por la parte financiera de una propuesta artística queda claro que tampoco se tiene credibilidad en el artista o el promotor cultural.

Si una propuesta coreográfica cuesta dos millones de pesos qué hace un creador con la décima parte o incluso con la mitad. ¿Cómo se consigue el resto del dinero para hacer lo que originalmente se propuso? ¿Deben de ser o procuradores de fondos los artistas o deben dedicarse a la creación o difusión de su proyectos?

Los jurados que han levantado la voz para impugnar lo que ha sucedido han sido muy valientes. Se agradece que en el terreno de la corrupción moral y administrativa se suba la mano para decir que algo pasa y no se está de acuerdo.

Queda ahora a las autoridades dar cuenta de sus acciones, justificarlas y hacerlo bien. Porque si no, lo único que habrán logrado es enturbiar aun más el enrarecido ambiente político cultural del país.

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